La Guerra de la Independecia (II)
Otra perspectiva a tomar en cuenta y que ha sido remarcada por Juan Uslar Pietri es la de considerar la Independencia como un conflicto social y popular, sólo que, y esto es lo paradójico, sin un liderazgo personal visible y sin programa político definido. Sino como entender que estos sectores hayan sido acaudillados, básicamente, en los primeros años del conflicto, por el asturiano Boves y el canario Morales. Morillo, militar de oficio, aunque sin las dotes del estadista político, fue incapaz de apreciar la importancia de las fuerzas populares al lado suyo. El haber licenciado a los 12.000 llaneros, de la denominada “Legión Infernal” de Boves, fue un error crucial que capitalizaron los jefes republicanos para inclinar la balanza del conflicto. Conocemos testimonios de jefes realistas como Cevallos, al frente del Distrito de Coro, que durante la guerra, plantearon éste problema, es decir, el llevar a cabo auténticas reformas sociales con la idea de conferirle a los pardos, negros e indios incentivos de promoción e igualitarismo respecto al sector blanco con la finalidad de que apoyaran y defendieran la causa del Rey hispano. No obstante, esas inquietudes cayeron en un saco roto, y los sectores populares participaron indistintamente en uno y otro bando encontrando en el relajamiento de los controles sociales y jurídicos una oportunidad, mediante el saqueo y pillaje, de obtener por la violencia, lo que se les negaba.
En realidad la Independencia fue un conflicto gestado por circunstancias históricas que ninguno de los actores pudo preveer, entre ellas destaca, la invasión francesa sobre la Metrópoli en el año 1808. No obstante, hubo las llamadas “voluntades objetivas” de la mano de un Francisco de Miranda, un Juan Germán Roscio, un José Félix Ribas, un Simón Bolívar, de una parte “radical” del sector blanco criollo que apostó por la guerra y la ruptura violenta contra España. Lo que al principio se planteo como un paso pro autonomista devino en una contienda feroz. Y los protagonistas principales y visibles fueron el sector pudiente de la sociedad colonial venezolana, es decir, el sector social blanco criollo y peninsular.
Ya no es tan sencillo afirmar, como lo hacen los textos escolares de historia, que la guerra la ganaron Bolívar y el pueblo venezolano para zafarse de una tiranía. Nuevas lecturas rescatan la dimensión, igual de heroica y comprometida, de los partidarios de la causa del Rey. En función de ello, es que quiero rescatar dos proposiciones teóricas, sujetas a un conveniente debate, la primera tiene que ver en que debemos reconocernos en todas nuestras herencias pasadas, sin suprimir ni borrar de la Historia a ninguno de sus fundamentales actores. Lo indígena cuenta de la misma forma que lo hispano y africano. La complejidad de ese proceso en su evolución en el tiempo conforma lo que hoy conocemos como venezolanidad. Y segundo, vinculado con lo primero, nuestro Historia ilustre, no empieza con la Independencia, sino desde el mismo momento en que los primeros pobladores, en tiempos remotos, se asientan, en lo que es hoy Venezuela.