La grandeza de Bolívar
Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco, es un personaje histórico a quien, aunque parezca una exageración, no se ha analizado aun en toda la inmensa magnitud de su aquilatada personalidad y trayectoria. Sus efluvios han trastornado la mente de más de uno de los gobernantes de su suelo natal, que se han enamorado o subyugado o han fingido estarlo, de algunas de las diversas facetas de su telúrico tránsito terrenal.
Junto con el ángel terrible, en Bolívar convivía un espíritu tan bondadoso, generoso y gentil como el del Jesús del sermón de la montaña. Sería pertinente hoy, a escasos días del histórico referendo del 2 de Diciembre y en un aniversario más del fallecimiento del Libertador, que le preguntásemos a los venezolanos de a pié ¿que nos quiso decir Bolívar con las siguientes palabras?:” Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción: la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y la inexperiencia, hombres ajenos a todo conocimiento político, económico o civil, adoptan como realidades las que son puras ilusiones, toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia.” Yo quisiera invitar a quienes tengan la ocasión de leer éstas humildes reflexiones, a que profundicen en su análisis y las vinculen con la realidad actual del país. Y aun más, esta otra cita del dilecto hijo de Doña María de la Concepción Palacios y Blanco: “Todos los particulares están sujetos al error, o a la seducción: pero no así el pueblo, que posee en grado eminente la conciencia de su bien y la medida de su independencia. De éste modo, su juicio es puro, su voluntad es fuerte; y por consiguiente nadie puede corromperlo ni menos intimidarlo. Yo tengo pruebas del tino del pueblo en las grandes resoluciones; y por eso es que siempre he preferido sus opiniones a la de los sabios” Que gran lección para quien como nos dice Timoteo 6, 4 y 5:” está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos del entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como ganancia”
Bolívar, como dijimos es una personalidad de una trascendencia aun subestimada, mas aun por quienes con su sucia boca enlodan su buen nombre. La etapa final de la vida del Libertador, cuando las palabras del Salmo 35, en sus versículos 15 y 16:” Pero ellos se alegraron de mi adversidad, y se juntaron contra mí gentes despreciables, y yo no entendía. Me despedazaban sin descanso. Como lisonjeros, escarnecedores y truhanes, crujieron contra mí sus dientes”, escritas por el Rey David casi tres mil años antes de la presencia terrenal de Simón bolívar, reflejaban mucho del dolor amargo que sintió en ese fatídico 1830, agnus horribilis para el género humano en esta parte del continente. Y en la adversidad, cuando todo parecía estar en su contra, cuando quienes lo escarnecían ladraban a más no poder, con su muerte en situación de total miseria del hombre todopoderoso, les da una lección a los corruptos que se rasgan las vestiduras auto denominándose con boca engañadora “revolucionarios” o “socialistas”, mientras entran a saco roto contra las arcas del Tesoro Público, y es esta una mas de las tantas irrefutables pruebas de la grandeza de Bolívar.
