La GN: una identidad pérdida en el país
El último general en jefe del Ejército, Eleazar López Contreras, quiso transformar la montonera de campesinos medio uniformados heredados del gomecismo, en un verdadero ejército del común universal, no vistos antes en el país llamado Venezuela, donde la función militar solo se cumplía por ser cuartelera. Entonces, cuando a pies juntillas se respetaban los cochochos del jefe normalmente mal encarado, tanto o mas ignorante que el propio jefe del Estado de entonces.
López dio la señal, siguiendo a su ministro del Interior para hacer con precisión el hecho que el 4 de agosto de 1937 marcó siempre la puta del nacer y renacer de dos instituciones fundamentales para el Estado: la militar con la profesionalización del ejército y la policial con la creación de los dos organismos que asumirían las funciones de identificación y ejecución policial. Toda una verdadera gracia, digna de César y Espartaco en el siglo XX. Así, sin quererse, se consumó el nacimiento de la Guardia Nacional de Venezuela, para cumplir, como las mismas palabras de su creador esbozaron en su contenido, aquellas funciones “sucias” que no eran dignas de un ejército.
Había dicho López Contreras en su mensaje al Congreso Nacional (representantes del pueblo) en 1936: “En el programa del 21 de febrero manifesté que el prestigio del Estado, tanto en el interior como en el exterior, depende en buena parte de sus fuerzas armadas… Si ayer el Ejército realizó la independencia y contribuyó a la consolidación de la República, su misión de hoy será, además de la defensa del territorio nacional que le es propia y constitutiva, la de amparar nuestras instituciones y contribuir al mantenimiento del orden y de la paz.”
En su mensaje del 29 de abril de 1938. Uno de los mas densos y profundos, con una gran carga de proyectos en desarrollo en su gestión como presidente electo para el período de siete años, que redujo a cinco, solamente con intento por Rómulo Betancourt, gracias a las nefastas consecuencia de las dictaduras, esboza: “…por Decreto del 4 de agosto de 1937 fue creado el Servicio Nacional de Seguridad, con el propósito de formar una organización de carácter y preparación profesional que preste efectivo concurso a las autoridades encargadas de mantener el orden y de evitar y reprimir la delincuencia;…”
Nunca fue este hombre de armas, a pesar de su escasa preparación académica, un hombre de medias tintas y mucho menos un eunuco político repetidor y seguidor de ideólogos fracasados. En 1939 decía: “Me siento feliz en este ambiente de democracia!. Era una de mis mayores ambiciones de hombre y de ciudadano poderlo gozar, como que ella formaba parte de la mística alrededor de la cual giraba mi pensamiento… Es inmensa mi satisfacción al poder proclamar que, pudiendo haber continuado gobernando por la fuerza, según que el `poder llegó a mis manos por larga y no interrumpida tradición, preferí despojarme del carácter dictatorial con que recibí el mando para ser el Jefe de un Estado de hombres libres”
Para este ambiente fue creada la Guardia Nacional. Se estableció como una bisagra que permitiera a las fuerzas armadas de entonces jugar un papel neutral y de equilibrio para el mandato de López Contreras. Este decía: “En medio del choque de las dos corrientes ideológicas que hoy comparten en el mundo el campo de la lucha, el Gobierno que presido se ha mantenido firme en su posición de austero republicanismo. Ni la violencia de los unos ni el derrotismo de los otros han logrado hacer vacilar el ideal político que propugna. Recias las acometidas que de ambos extremos han tratado de socavarlo, todas se han estrellado contra su decisión inquebrantable de mantener a los ciudadanos en el goce integro de su derecho y su justicia. Obrando de este modo se ha conseguido conciliar, hasta donde ha sido posible, las exigencias de los dos bandos en pugna, teniendo como principal punto de mira la unidad espiritual de la República en el seno de la concordia nacional”
No hay dudas, que a pesar de su vocación militarista, López Contreras es el artífice de una nueva República que luego de la muerte de Gómez se incorpora al siglo XX con mas de tres décadas perdidas. Vale recordar que Luís Beltrán Prieto Figueroa, reconocido como antimilitarista, en el entendido que aborrecía lo militar, luego de que en la asonada del 45, que fue una asonada militar, estuvo entre los llamados a compartir gobierno como miembro de AD, pero luego, en 1948, fueron traicionados por los mismos jefes militares que gobernaron con ellos. Siendo propicio recordar en este momento la dimensión de las palabras del Dr. Prieto Figueroa, pronunciadas el 6 de mayo de 1961, cuando por disposición transitoria de la Constitución aprobada el 23 de enero, se incorporaba el general en jefe Eleazar López Contreras al senado –Decía- «En esta Cámara usted tendrá el respeto y la consideración que se merece por sus altas ejecutorias… y porque a pesar de las ideas que nos han colocado en causas diferentes, hemos colaborado en la estabilización de la República y en la creación de un clima de concordia y de paz en este país, en donde los rencores se ponen por encima de las transitorias peleas políticas para construir una patria que siendo de todos nos pertenece a cada uno de nosotros…» Son propicias estas palabras para distinguir entre golpismo y oposición y entre gobierno, democracia y patriotismo. En su contenido, refuerza el esquema de que no puede existir una República dividida e intolerante.
Lo que hoy ocurre con la Guardia Nacional, no es diferente a lo que ocurre con toda la Institución Armada y pareciera que sus ductores tanto políticos civiles como militares no percibieran el cataclismo. El futuro de la GN será el futuro de la organización policial del país y el cambio paradigmático de la Fuerza Armada. Después de la tormenta, no vendrá la calma sino el karma. Hablar hoy día de la Institución policial sin la Guardia Nacional es regresar al pasado de su creación, por lo que pensamos que necesitamos un verdadero general en jefe, que comprenda que luego de destruir a la Guardia Nacional tendremos que volver a inventarla.
Sin profundizar en un análisis histórico, debemos reconocer que verdaderamente no existe una historia real y convincente de las FFAA nacionales. Es a partir de la muerte del “benemérito” Gómez cuando se inicia el proceso siendo por lo tanto éste el gran mérito de López Contreras, quien en verdad inicia su estructuración, que continúa el general Pérez Jiménez con su intento de perfeccionamiento. Sin que nos queden dudas, es a partir de entones cuando comienza el profesionalismo y la estructuración de un componente militar integrado. Es así como conviene analizar la existencia e identidad de la Guardia Nacional, que lamentablemente, por la desidia de muchos de sus integrantes y la mal visión que de ella tuvieron muchos oficiales del Ejército, fue perdiendo su perfil de cuerpo armado para la acción policial, integrada al servicio de la seguridad interna en las fuerzas armadas. Término confundido en el texto de la Constitución de 1999.
Repetimos: ¿Que nos deparará la historia? Nada en contra de su designio, que en lo político y en lo militar es característico y pintoresco. Nadie puede transformar la historia y volverla a su antojo, por cuanto los hechos forjados fuera de la realidad, aunque sean revolucionarios, se revertirán siempre. Lamentablemente, el militar medio y mas el mediocre, siempre ha creído que el talante y el mérito se pueden manipular con el cambio de posición o con el invento caprichoso o de inversión de los parámetros. Mas grave aún, piensa que el grado o el cargo lo dotarán del intelecto necesario para ejercerlos, por lo que no da relevancia a la meritocracia como tal y buscará siempre la forma truculenta para encumbrarse. Es triste que la suerte de nuestro país esté en sus manos.