La estupidez y las encuestas
No perdamos el norte. En este momento Venezuela tiene a uno de los candidatos a la presidencia desaparecido, porque se encuentra enfrentando una dura lucha por sobrevivir a un espantoso cáncer al que la quimioterapia no pudo hacer entrar en remisión. En este contexto de incertidumbres políticas, no es importante si algunos disienten o no de la campaña opositora o si les parece buena o no. La oposición y todos los venezolanos debemos entender que el asunto ya no se trata del 7 de octubre sino del 8, el 9 y más allá del 10 de octubre, porque llegar al 7-O no es lo importante, sino lo que va a pasar a continuación.
El asunto no es sencillo porque todo depende de la salud de uno de los dos candidatos y si este llega a las elecciones o las condiciones cómo llegue. Si su salud comienza a deteriorarse entonces todo habrá terminado, porque como dije no se tratará de llegar y ganar, sino de los días, los meses y años posteriores. En este caso cualquier cosa puede suceder e importarán poco las tendencias y las encuestas, desde la obstinación violenta a lo Siria por conservar el poder a toda costa, el resquebrajamiento de ese poder y el caos absoluto o el nada desdeñable fortalecimiento de ese poder con otra candidatura, que muy seguramente ya tienen planificada y reforzada por sus encuestadoras. Si por el contrario sucede el milagro que ese candidato espera que ocurra, y emerge como un Mesías de la espantosa enfermedad curado y rejuvenecido, para enfrentar la campaña electoral y saltar charcos detrás de Capriles como bien sospechan algunos del efecto «Hugo el Mesías», la cosa se complicará más.
Así es que ¡Ya basta de tanta estupidez! Porque no se trata de pelear contra quienes por terror a estos escenarios pretendan que las cosas mejoren escribiendo en nuestro «pequeño gueto informativo» o no se sientan representados porque eso es lógico. Lo que está en juego no es sencillo porque si ganamos, lo ganamos todo, si perdemos lo perdemos todo, incluyendo gobernaciones y alcaldías. Así montó el chavismo el «Plan Electoral» con su CNE y en efecto no solo se trata de ganar, se trata de que no nos aniquilen. Por eso hay que darle el voto de confianza a Henrique y a su comando de campaña, no sin antes recordarles que
nuestro candidato representa a muchas tendencias políticas unidas y no solamente la de su partido, y ese es el motivo por el que muchos se sienten con derecho a opinar sobre la estrategia. Por otra parte no me parece democrático mandar a callar a quienes opinan que debe mejorar, porque son muchos ojos sobre un solo candidato que tiene sobre sus espaldas la inmensa responsabilidad de sacar a Venezuela del oscurantismo. La campaña de Henrique tiene sus encuestas (pagadas por ellos) que les dan nuestra verdadera realidad, los banqueros, los empresarios, los inversionistas y los partidos de la coalición también tienen sus encuestas, porque ellos no basan su futuro, sus inversiones o su patrimonio en «encuestas noticia».
Mucho cuidado entonces con caer en la arbitrariedad que insiste en defenestrar a las encuestadoras, vitales en toda campaña, solo porque aparentemente hoy no nos dan la razón, eso es un error. ¿Qué pasaría si cambiara la tendencia y nos diera a nosotros la ventaja? Debemos entender que como dije al principio arriesgamos mucho más que una elección, así es que si Henrique nos dice que todo va bien, que todo lo que dicen de la campaña sus adversarios no es cierto, que el rumbo trazado es el correcto y que no necesitan rectificar, es porque eso debe ser así. Ellos no se van a arriesgar a llegar a la madrugada electoral y tener que admitir su derrota o reconocer que su adversario les ganó en buena lid, porque sería reconocer que nos mintieron, sería un suicidio político y porque semejante irresponsabilidad nos habrá conducido al matadero arrastrando con él a su partido y a la perdida de las siguientes elecciones de gobernadores.
La inmadurez política está llevando a algunos a acusar de chavista (quitando a los evidentemente chavistas) a quien saque una encuesta que no nos favorezca o a quien preocupado emita una opinión contraria a lo que dicen los extremistas (que extrañamente jamás se han hecho responsables de su opinión cuando perdemos), para calificarlo de inmediato de enemigo. ¡Cuidado también con esa locura! Dejen de pensar que alguien no votará por Henrique porque las ideas y pensamientos diversos dentro de la oposición se discutan, ¡es mentira! Se supone que los demócratas somos nosotros, y cuando irrespetamos la libertad de pensamiento, procedemos como el chavismo y eso es lo que nos reclaman los niníes. De este tema hay que hablar y mucho. Así es que sean tolerantes porque opinar sobre las campañas no es un asunto de candidatos, partidos o CNE, es un derecho constitucional que tenemos los venezolanos y además lo que tiene que diferenciar a Capriles de Chávez.
@thayspenalver