La eliminación del ejército
Conversando el otro día con un sabio y viejo amigo, le oí proponer la eliminación de las fuerzas armadas como una medida de la mayor prioridad dentro de un programa para un nuevo gobierno democrático.
La idea no es mala, la hemos venido analizando desde hace un buen tiempo, por varias razones:
1. A menos que se contemplen invasiones y conquistas, el plan de disponer de aguerridos soldados erizados de armamentos, parece un recurso dispendioso e inútil, que ocupa los dineros públicos, que pudieran alternativamente convertirse en escuelas, hospitales, viviendas y carreteras.
2. La adquisición de armas, con negociaciones directas o secretas, sin licitación, son proclives a la corrupción por parte de los personeros privilegiados del gobierno, cero transparencias.
3. El armamentismo es propio de los regímenes militaristas por aquello de “ejército (en el gobierno) y pueblo unidos jamás serán tumbados”.
4. Los militares al poder ha sido la maldición de muchos países latinoamericanos y africanos. En 1830 pase, porque total los generales y sus soldados habían quedado desempleados en un país muerto de hambre, y como consecuencia hubo que esperar que fallecieran hasta mediados del XIX los últimos caudillos locales. Pero en el siglo XX seguimos en lo mismo. Salimos de Gómez para caer en Pérez Jiménez y ahora otra vez personaje militar. Total que, desde la Independencia, los civiles han sido cuatro gatos excepto por el lapso después del 23 de enero.
5. Todo con el mismo ritornello: cogerse los reales, beneficio individual antes del colectivo, cambiar la constitución para reelegirse per sécula. A nombre de Bolívar, el invento de Antonio Leocadio para amargarle la vida a Páez. Y siempre para salvar a los pobres, la mayoría silenciosa.
Así pues que aupamos la propuesta con la esperanza de que se estudie el redimensionamiento de las fuerzas armadas, dejándolas si acaso para proteger las fronteras y vender los terrenos con cuarteles, junto con los tanques, para construir viviendas para los pobres, que vengan con el empleo incluido.