Opinión Nacional

La dictadura: Ayer y hoy

Muchos argumentan que en realidad este gobierno tiene más características fascistas que socialita o comunista mientras otros opinan en sentido contrario. Lo cierto es que cada vez hay menos rasgos democráticos, entendiendo por éstos como gobiernos donde se respeta la voluntad popular mediante el ejercicio libre del voto, la separación de poderes y la existencia de contrapesos entre estos poderes, la libertad efectiva de expresión y de organización de partidos políticos, entre otros elementos. Chávez ha dicho que su revolución es socialista y por esa razón este artículo aborda la discusión desde los fundamentos de los pensadores socialistas. Marx, primero y luego Lenín y Stalin, tenía un desprecio absoluto por las formas democráticas de gobierno al pensar que ellas eran un legado de la burguesía, aspecto que fue refutado tanto por Karl Kaustky como por Eduard Bernstein, quienes se apartaron de la deriva autoritaria que tomó el marxismo.

Sin ambigüedades el marxismo donde Chávez dice basar su proyecto político descansa sobre la abolición de la propiedad privada, la concentración de los medios de producción en manos del Estado y por tanto en el establecimiento de una tiranía que Marx llamo dictadura del proletariado. Marx, conjuntamente con Engles, lo dijo sin rubor en 1848 en el Manifiesto Comunista: “El proletariado se valdrá de su dominación política para ir arrancando, gradualmente a la burguesía todo el capital para centralizar todos los instrumentos de producción en manos del Estado (…) Esto, naturalmente, no podría cumplirse al principio más que por una violación despótica del derecho de propiedad y de las relaciones burguesas…”. Por si quedan dudas Marx lo reafirmó ya en sus últimos años al plantear en 1875, en Crítica al programa de Gotha que “…¿qué transformación sufrirá el Estado en la sociedad comunista? Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media un período de transformación revolucionaria de la primera a la segunda. A este período corresponde también un período político de transición cuyo Estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado”. Marx asumió la dictadura como instrumento de cambio hacia el socialismo por la valoración que él tenía de la Revolución Francesa y en particular de Maximilien Robespierre, con su carga de jacobinsimo durante la etapa del Reinado del Terror (1793-1794), que siguió a la del Directorio,

Pero Marx no vivió lo suficiente para ver la dictadura que el socialismo impuso en su nombre bajo la dirección de Lenín quien explicó claramente en el IX Congreso del Partido Comunista celebrado en 1920 el rumbo que tomaría Rusia: “La dictadura se realiza a través del proletariado organizado en los soviets, cuyo líder es el partido comunista”. De esta manera se creó en Rusia un “Estado de partido”. Acá no hay atenuantes, el socialismo marxista conduce como forma de gobierno a una dictadura y ésta fue algo muy concreto en las experiencias del socialismo real: eliminación de la propiedad privada, prohibición de los partidos políticos y las organizaciones sociales, el marxismo como religión oficial, fusilamientos y represión masivas, la concentración de todos los poderes del Estado en manos del Poder Ejecutivo y el culto a la personalidad.

Si por si acaso persiste una duda esta cita de Lenín ayuda a clarificarla, al exponer en su folleto de 1918, Las tareas inmediatas del poder soviético: “En toda transición del capitalismo al socialismo, la dictadura es necesaria por dos razones principales. Primero: es imposible vencer y desarraigar el capitalismo sin aplastar implacablemente la resistencia de los explotadores que no pueden ser privados de una vez de su riqueza (…)”. “Segundo: toda gran revolución y particularmente la revolución socialista (…) es inconcebible sin guerra civil (…)”.

Sin embargo los tiempos han cambiado y una dictadura sanguinaria no pareciera ser factible o viable en pleno siglo XXI pero si una más sutil pero al mismo tiempo más efectiva. En Venezuela las formas no democráticas de gobierno están adquiriendo una modalidad muy clara: la conformación de una superestructura jurídica que legalizaría lo que en la práctica sería un sistema o forma de gobierno tiránica. En ese sentido, el Tribunal Supremo de Justicia pasó a constituirse en la piedra angular donde reposa ese régimen porque le confiere ropaje de legalidad a decisiones antidemocráticas. A ello se añade la acción de los poderes Legislativo y Electoral que aprueban normas que en los hechos liquidan la eficacia del voto como instrumento de cambio político y restringen significativamente los derechos políticos de los opositores al gobierno. Al uso de la fuerza pública como instrumento de represión institucional del Estado se suma la existencia y conformación de brigadas armadas civiles como brazo del partido de gobierno que actúan como fuerza de choque. Las limitaciones a la libertad de expresión y el accionar de medios de comunicación independientes se regulan fuertemente con dos instrumentos: la prohibición en los hechos de fundar libremente canales de televisión y reglamentos que cercan la difusión de noticias. Finalmente, el control estatal de la economía mediante la nacionalización de empresas y una madeja de controles de cambio, precios, tasas de interés, salarios y la persecución a la gente que produce y trabaja, acaban por configura los aspectos constitutivos de la tiranía del siglo XXI, aunque nominalmente haya libertad para escribir este artículo, por ahora.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba