La dialéctica de la procacidad y el garrote
Es universalmente conocido y celebrado el desarrollo exitoso que precedió las elecciones primarias realizadas el 12F, así como la cátedra de civismo dictada por los precandidatos, las organizaciones políticas, sindicales, profesionales y comunales sin militancia partidista que participaron en el proceso. El abrazo de todos, el abrazo de la Venezuela democrática, en un haz de voluntades con Henrique Capriles Radonski, simboliza la reconciliación nacional. Sin embargo, la “vocación totalitaria” del candidato del gobierno hace necesario sostener en el tiempo la exaltación del indiscutible triunfo ciudadano.
Porque él comenzó, personalmente y utilizando a sus alabarderos, por descalificar la capacidad organizativa y madurez política de los integrantes de la MUD para evitar la fractura antes de las elecciones y luego, una vez que el hecho incontrovertible de la unidad le explotó en la cara, dio rienda suelta a la procacidad y al garrote, su innata concepción del debate.
Capriles propone desarrollo integral con énfasis en la educación, medio insuperable en la lucha por la capacitación para el empleo digno y el logro de metas superiores por la familia proletaria. Pero para crear trabajo digno es menester estimular la inversión privada y con ella la refundación de sindicatos libres que defiendan los derechos de los trabajadores, sin que ello signifique arruinar las empresas. Capriles propone rescatar de la incuria criminal a PDVSA, la ferrominería, la agricultura junto con la agroindustria, el parque industrial y el manufacturero; la estructura física del país (carreteras, aeropuertos, hospitales, escuelas, etc.) y recobrar el comportamiento ético y moral, así como el desarme que, conjugado con educación y empleo, brindarán seguridad y sosiego a la colectividad.
Capriles Radonski cultiva palmas para la paz perceptibles en un discurso congruente con una conducta que emerge de la profundidad de su formación humanística, distante de tácticas engañosas utilizadas por demagogos.
La respuesta del Comandante Bellaco en Jefe, único candidato apto del Socialismo del Siglo XXI, es la descalificación con palabras obscenas proferidas por él u ordenadas a quienes habitan en el pozo séptico que es el programa “La Hojilla” de VTV; la intromisión en actividades privativas de la oposición, con la infiltración de un aspirante perdedor (se ignora si tarifado) que pidió recuento ante el TSJ, más el garrote materializado en la supersónica y publicitada sentencia del TSJ, ordenando la entrega de todos los cuadernos de votación para el recuento de los votos de un municipio de escasa participación. ¿Con qué intención? Bueno, sin duda alguna, para crear un nuevo apartheid, una lista similar a la ignominiosa elaborada por el, por fortuna, difunto Tascón. Los bandoleros de “La Piedrita” vienen accionando en baja intensidad. Ya les ordenarán subir a mayores. Preparémonos.
Esos detalles marcan la diferencia entre la democracia y el totalitarismo. De manera que para impedir la perpetuación en el gobierno del Castro-chavismo, evitando la pérdida definitiva de la libertad y restaurar la tan vilipendiada democracia se impone conquistar a dos (2) venezolanos independientes, indiferentes o despistados para que voten el 07-10 por quien representa la alternativa democrática, la libertad. No queda otra.