La desunión del partido único
Creo que si el presidente Chávez recordara de vez en cuando que fue en virtud de un acto de reafirmación de la democracia venezolana, y no de un golpe de estado, insurrección popular o guerra de guerrillas cómo accedió al “poder supremo”, entonces se cuidaría de no pasar por el trago amargo de ver que hasta partidos de su coalición de gobierno salen de repente a adversarlo, desafiarlo y cuestionar su pretensión de convertirse en el primer dictador constitucional de la historia republicana del país.
Porque es que, quien dice elecciones libres, transparentes y confiables dice democracia y no es fácil ni admisible que alguien simule ser un demócrata para hacerse con el poder, y después proceda impunemente a establecer un estado de cosas en contravención de la propia democracia.
Sobre todo en circunstancias de que, si la democracia venezolana necesitó alguna vez una prueba contundente de su vigencia y solidez, fue precisamente reconociendo el triunfo electoral del teniente coronel que años antes había salido de los cuarteles a destruirla con las armas y luego, en gesto de acatamiento a la constitución y las leyes, participó en unas elecciones para que fueran las mayorías las que decidieran si lo tomaban o no como su presidente.
Es verdad que a 8 años del acto primigenio que llevó a la democracia venezolana a reconocerle a Chávez el triunfo en las elecciones de diciembre del 98, el oficial ha hecho lo imposible por devaluarla, ningunearla, adulterarla y usarla para sus propios fines antidemocráticos, pero sin poder evitar que tras cada elección, tras cada debate, y tras cada abuso la democracia salga más fortalecida.
Y en esta paradoja ha jugado sin duda un papel fundamental el hecho de que “hasta ahora” Chávez no ha podido traspasar los límites, el Rubicón que de repente anuncia, agita, amaga, pero siempre para detenerse o retroceder ad portas de las inviabilidades que le imponen sus propias fuerzas, las de los adversarios, o las del espíritu de los tiempos.
La contundencia con que la dirigencia del partido PODEMOS salió el viernes a decirle NO a la orden chavista de “disolverse” para fundirse en el llamado partido único, es una buena prueba de ello, y que es tanto más relevante, cuanto que procede de una organización aliada que ha contribuido como pocas a que Chávez llegara hasta donde ha llegado.
Pero que por eso mismo no se fácil amilanar, intimidar, desconcertar y extrae fuerzas de la práctica por la que alimentó la arrogancia del teniente coronel, para gritarle ahora que ha tomado el camino de la “intolerancia”, “la exclusión” y “el totalitarismo”.
Todo lo cual valida política e históricamente la posición de PODEMOS, pues la organización se coloca en el caso de los cientos de miles de venezolanos que no tienen problemas en respaldar el “Socialismo del Siglo XXI” de Chávez, pero siempre que no viole las fronteras de la democracia, la libertad y la constitucionalidad.
Y sin duda que es igual lo que piensan y sienten la mayoría de los dirigentes y militantes del PPT, PCV y otras organizaciones políticas aliadas, que en cuanto no se sientan garantes de un socialismo democrático y en libertad, pasarán a la oposición.
Decisión que no van a alterar las amenazas, ni el empeño de Chávez de huir hacia adelante afectando, o diciendo incluso, que todo se debió a una nueva política para deshacerse de fuerzas incómodas y seguir exclusivamente con los puros.
Porque es que con PODEMOS, y los otros partidos y grupos que sigan su camino, se separan fuerzas militantes de la revolución que habían crecido y consolidado con ella, y no se van separar sin dejarle heridas y carencias difíciles de curar y llenar.
De modo que el futuro es para visualizar a un Chávez cada día más débil y aislado, sin fuerzas propias y aliadas que cumplan la tarea de ocuparle el país y conducirlo a las sombras donde las minusvalías son tantas y vacías que no se diferencian de la nada.
Son los paisajes que nos llegaban de los países que una vez se llamaron “socialistas” y de vez en cuando arriban a las playas como restos de los naufragios de Cuba, Zimbawue y Corea del Norte.