La constituyente en perspectiva
La sociedad civil dista bastante de encontrarse bien informada sobre la Constituyente. El Presidente de la República, apenas ha avanzado algunos criterios respecto a dos temas que si no lo desvelan por lo menos se le han convertido en obsesivos: la reelección presidencial inmediata y la politización de las fuerzas armadas nacionales.
Pese al optimismo que, en relación con el proyecto constituyente, exteriorizan los diversos componentes del Polo Patriótico, a través de sus más connotados voceros, la verdad es que la sociedad civil dista bastante de encontrarse lo suficientemente bien informada sobre los diferentes aspectos de la iniciativa. Ni siquiera el Presidente de la República, a quien se le ha endosado la paternidad de la misma, todavía no ha dado a conocer su pensamiento sobre el particular, limitándose en sus recurrentes intervenciones a través de los medios de comunicación a generalidades conceptuales y repetitivas como la «refundación de la República» y avanzando solamente algunos criterios respecto a algunos temas que si no lo desvelan por lo menos se le han convertido en obsesivos en su discurso cotidiano, como son, por ejemplo, la reelección presidencial inmediata y la politización de las fuerzas armadas nacionales.
El primero de los ejemplos señalados es digno de comentarse con alguna amplitud. Cuando aún permanece in pectore el anteproyecto de nueva Carta Fundamental, si es que ello es así, llama la atención que el jefe del Estado le conceda tanta importancia al tema en cuestión, salvo que se trate de una decisión ya asumida en el sentido de prolongar el período constitucional por la vía de la reelección inmediata, sin tomar en cuenta que el asunto no ha sido objeto del debate que, en toda sociedad democrática, precede a determinaciones de tan singular naturaleza. El alto mandatario ha llegado al extremo de manifestar su simpatía por tal o cual sistema (el francés o el estadounidense, por ejemplo), sin que la sociedad civil haya manifestado de previo alguna idea sobre el particular: ¿es o no conveniente la reelección inmediata? ¿de serlo, cuál sería la duración del período inicial y cuál la del siguiente? Y así como esas dos preguntas, bastantes otras podrían formularse para que se tenga una visión lo más amplia y precisa de algo que se extiende más allá del interés presidencial y que arropa a toda la población.
El otro punto es el referido a la politización de las fuerzas armadas nacionales, lo cual, de prosperar, cambiaría de modo radical la concepción que sobre las mismas se consagra en la Constitución vigente que establece la apoliticidad de ellas. Entre la politización y la partidización la distinción es muy tenue, inexistente casi, por lo que se trata de una aspiración del primer mandatario que irremediablemente tendrá que debatirse no sólo en el ámbito constituyentista si no también en la calle, puesto que es un asunto muy serio, nada menos que convertir a las fuerzas armadas en un partido político, pero un partido diferente a los otros: un partido armado. Las consecuencias para el futuro de la democracia venezolana, a ese respecto, pueden ser impredecibles.
Basten los dos temas señalados para justificar la preocupación existente en amplios sectores de la comunidad con relación a la Asamblea Constituyente cuyos integrantes serán seleccionados en los comicios del entrante 25 de julio. En perspectiva, puede adelantarse una opinión en cuanto a que, de no cambiar en los próximos días el panorama presente, las expectativas que ha despertado en el seno de la población esta iniciativa pueden dar paso a nuevas frustraciones, signo de que nada halagüeño nos espera y que, antes por el contrario, el porvenir del país luce cada vez más confuso.