La cogestión y las influencias exógenas negativas
Los recientes anuncios del Gobierno de aplicar la Cogestión, han introducido un nuevo tema polémico que divide al país.
Muchos analistas han manifestado su preocupación por las influencias exógenas negativas que promueven un “socialismo del Siglo XXI”, basado en la habitual confrontación frente al “capitalismo salvaje”. El resultado es una “cogestión” claramente politizada.
La Cogestión, la Autogestión y el Cooperativismo son iniciativas de vieja data que no pertenecen exclusivamente al campo socialista. En algunos países capitalistas como Alemania, la Cogestión ha tenido buenos resultados porque logró la participación de trabajadores sin excluir a ningún sector. A su vez, el éxito de los MOSHAV y los KIBUTZ en Israel, radica en la utilización de los mejores profesionales, y en la aplicación de la ciencia y la tecnología Israelí sin dejar de lado ninguna de las instituciones reconocidas.
En los países socialistas, la Cogestión ha resultado desastrosa porque ha sido aplicada desde una perspectiva politizada. Las experiencias fracasadas de la AUTOGESTION, en Yugoslavia, de los KOLHOZ en la URSS, y de modelos cogestionarios en la Europa del Este influyeron en el colapso del sistema en la década de los 90.
Son precisamente estas teorías inoperantes las que se presentaron como modelo durante el III Encuentro de Intelectuales Revolucionarios realizado en Abril de este año en Caracas. Las propuestas de pensadores de inspiración Trotskista, o Leninista como Alan Woods, Michael Lebowitz, Serge Goulart, Victor Rios (IU España) despertaron en los dirigentes Bolivarianos una nueva utopía. El Gobierno ansioso de demostrar el carácter vanguardista y protagónico del proceso Bolivariano, sumó la voz de teóricos criollos como Carlos Lanz (Alcasa) para enarbolar experiencias “revolucionarias” y mostrar su compromiso por impulsar la Cogestión en CADAFE, PDVSA, SIDOR y abarcar a otras empresas básicas de Guayana. Además, han querido demostrar el “apoyo” del sector privado al aplicar la Cogestión en VENEPAL o en las Industrias Textiles de Mishkin que habían estado paralizadas. Sin dejar de criticar a los Gobiernos de la IV Republica, Papá Estado vuelve nuevamente a asumir los costos del sector privado, pero esta vez define su financiamiento como un modelo revolucionario
Uno de los problemas radica en el hecho de pretender entrar al siglo XXI repitiendo experiencias excluyentes de corte totalitario que fracasaron en el pasado. Otra preocupación es que además se constata una excesiva “militarización” a través de los reiterados llamados a la participación de “los obreros en armas” para que formen parte de la reserva militar.
En la Cumbre de Monterrey del 2002, los países del tercer mundo resaltaron que es fundamental asegurar la cooperación con los países industrializados para lograr la FINANCIACION PARA EL DESARROLLO ya que el objetivo fundamental es asegurar modelos modernos exitosos que le garanticen a todos los ciudadanos sobre todo a los más pobres obtener una mejor calidad de vida, sin excluir a nadie. Ese si es el reto del Siglo XXI.