La cobardía uniformada
De forma reiterada hemos escrito en loas distintos diarios y medios a los que tenemos acceso sobre la importancia y papel que han cumplido innumerables instituciones, tanto civiles como castrenses. Lo que merece destacarse es que el país cuenta en su haber con un grupo calificado y profesionalizado de instituciones que ciertamente han contribuido no sólo a la estabilidad de la democracia, sino y además al desarrollo de la ciudadanía y sociedad respectivamente.
Sin embargo, como en todo hay excepciones. Hoy encontramos algunas instituciones que tienden a retroceder, a transitar caminos ya andados y lo pero aún es que terminan siendo un eslabón y canal para el desarrollo humano y el sostén de la democracia en su sentido más amplio. Si algo no podemos nunca olvidar es que las instituciones son el reflejo de quienes las integran. Numerosos políticos, dirigentes y personas en general se les ha oído en más de una oportunidad afirmar que tal o cual institución es corrupta, ineficiente o poco calificada, dicha afirmación esta reñida y desajustada con la realidad en parte, dado que las instituciones son entes impersonales, de manera que corruptas, cobardes e inmorales pueden ser algunas de las personas que las integran o dirigen.
Parte de las trabas, de los problemas y de las distorsiones registradas en el funcionamiento de nuestras democracias latinoamericanas, se debe sin lugar a equívocos, a la escasa formación, incompetencia y vicios de muchos de nuestros funcionarios públicos y representantes, quienes lejos de cooperar y servir a la ciudadanía, se transforman en los primeros mercaderes de los ciudadanos, más aún , si están medianamente respaldados por un uniforme, chapa o carnet.
Estas líneas están sumamente justificadas por el escozor y la pena ajena que las ultimas acciones violentas, desproporcionadas y ruines llevadas a cabo por el Sr. ACOSTA CARLES han causado no sólo al pueblo carabobeño, sino a toda Venezuela. Usted Sr. Acosta Carles con su actuación deja claro su actitud arrivista, prepotente, desbocada, obscena, cobarde, ruin y poco profesional. Un verdadero General heredero del ejercito y las glorias del Libertador Simón Bolívar jamás puede actuar de la forma como usted actuó no sólo eructando, pavoneándose, haciendo alarde de su bravura y uniforme, sino abusando de su autoridad y asumiendo funciones que no le correspondían, y lo pero es colocar a su componente para que maltrataran a hombre y mujeres nobles presentes en la plata de Coca Cola y Polar de Valencia. Su actitud es el pero ejemplo no sólo dentro del componente que usted todavía integra y al que usted mismo manchó.
Su conducta, accionar y verbo no es más que la expresión su escaso profesionalismo, de que el país vive el reino de la arbitrariedad y naturalmente se irrespeta el Estado de Derecho día a día, no sólo por usted. El mayor promotor y ejemplo de violación continua del Estado de Derecho es su jefe inmediato el Tcnel. Hugo Chávez Frías, si el Presidente y Jefe de Estado se maneja como se maneja es natural que ustedes actúen en consonancia y de esa forma.
Es lastimoso y humillante conseguir a este tipo de funcionarios que destruyen la imagen y el propio lema de la Guardia Nacional, dicho cuerpo jamás había visto en sus filas una persona con una conducta y actitud tan reñida con los valores democráticos mínimos y los inculcados tanto en el hogar como en la escuela. El momento a pesar de lo convulsionado del país es oportuno para que dichos cuerpos y componentes realicen a lo interno algún tipo de evaluación y pronunciamiento. Indistintamente de las sanciones que puedan venir por intermedio de las vías jurisdiccionales o de los propios tribunales de la República, debe quedar algún tipo de condena en aras de que no volvamos a registrar una actuación tan aberrante por parte la cobardía uniformada.
Repetimos, son este tipo de funcionarios resentidos y amañados los que afean y socavan la buena imagen de nuestras instituciones, por la salud de la Guardia Nacional y por el buen nombre y prestigio del resto de funcionarios del componente, debe haber sanciones no premios en embajadas o agregadurías militares, de lo contrario seguirá reinando la impunidad que tanto daño le ha hecho al país y a la República, antes y ahora. Parte de los cambios que el país y las instituciones requieren se comenzarán a dar cuando ejerzamos nuestros sagrados derechos y naturalmente demos ejemplo de tolerancia, rectitud y probidad.
(*): Politólogo – Magíster en Ciencia Política