Opinión Nacional

La ciencia administrativa y la realidad en las organizaciones

El 26 de Agosto del año 1982 fue sancionada por el extinto Congreso de la República de Venezuela la Ley de la Profesión de Licenciado en Administración según Gaceta Oficial no. 3904, Extraordinario. Desde dicha fecha se está en mora con el respectivo reglamento y ante la sanción en primera discusión de la Ley Marco de Protección a los Colegios Profesionales y del Ejercicio Profesional de las Carreras Universitarias; la cual pareciese colocar en ascua la organización de las profesiones universitarias de todo tipo y junto a la reforma del Código de Comercio, se impone el estudio y análisis de dichos instrumentos por los colegas de administración. No obstante en un año más de nuestra profesión, transcribo algunas reflexiones desde la óptica no académica sino del  profesional en acción.

En la vida cotidiana todos comen y administran; pero lo cierto que no todos comen bien menos administrar bien. Dicha verdad ha hecho posible profesiones como las de Licenciado en Nutrición y Dietética y Administración; no obstante, la gente sigue imponiéndose recetas maravillosas para mantener el cuerpo sano sin acercarse al nutricionista; como también monta negocios y le prende una vela al santo respectivo, sin que deje que se asome el profesional de la administración; a lo sumo busca al Licenciado en Contaduría Pública, para que le arregle las cuentas, es decir, para cumplir con la seguridad social y el impuesto. En ese ámbito, quienes optamos por la carrera de la administración, nadamos en un mar muy desventajoso.

Ahora la pregunta ¿Qué es la administración? La ciencia, el arte y la técnica que estudia las organizaciones humanas, bien sean empresas o instituciones. La administración se ubica en las ciencias sociales, con principios universales y práctica concreta, que no da cabida para teorizar en abstracto. Para acometer su tarea el Licenciado en administración debe implantar el proceso poder: planificación, organización, dirección, ejecución y retroalimentación; proceso que nunca acaba en su gestión del día a día, a no ser que la organización por causa (s) x deje de operar definitivamente.

En la actualidad, desde la ola del mundo de la red y el llamado cambio de paradigma, se observa más que un empirismo en el abordaje administrativo, una especie de esoterismo, de supuestos gurúes; quienes sin bucear en un mediano texto administrativo universitario, hacen de pontífices en las empresas y entidades públicas. La verdad que la ciencia administrativa en ese contexto toma rumbo de borracho, donde sólo resaltan las presentaciones power point de otros profesionales; quienes también han devenido en gerentes y administradores por carambola; claro, esto sucede en gran medida ante un gremio y sobre todo por un profesional anclado en su individualismo improductivo, que no quiere tomar la hegemonía de su conocimiento administrativo. El corolario de esta realidad es que todo el mundo se siente con capacidad para hablar de la administración, cosa que muy difícilmente sucede en el derecho, la economía, la ingeniería, menos en la medicina; en ésta incluso existe una especialización de Administración de Hospitales, que sólo puede ser campo del médico cirujano; por lo que todavía se está a años luz del reconocimiento de la gerencia médica y la gerencia del hospital como organización; esto se agrava más en las empresas privadas, donde el predominio de familiares y segundos frentes son notorios

El suscrito recuerda un empleo como administrador, en el cual el empresario pensaba que el contratado debía llevarle la gestión de la empresa, su contabilidad; la granja de la querida y las ocho o diez tarjetas de créditos personales; para colmo ni la caja chica tenía potestad el administrador de gestionarla. La dignidad profesional impuso que a los días renunciara, le dije al cavernícola empresario, que si buscaba un procesador de papeles un bachiller mercantil le sobraba; con la ofensiva que da el dinero ni se inmutó, a la semana supe que el descontrol en la sección de venta, hizo posible un desfalco que  sobrepasaba los cien mil bolívares fuertes. Nada diferente en el fondo, cuestión de estilo,  si nos asomamos a las llamadas grandes organizaciones;  da risa ver como dos empresas financieras de la región zuliana en sus aniversarios respectivos, contrataron al autor de ¿Quien se comió mi queso? y el supuesto filósofo español Fernando Savater, quien disertó sobre La ética en los negocios; más asombro cabe cuando conocemos el caso de trenes ejecutivos, que solicitan los servicios de astrólogos y demás personajes de la auto ayuda y de las llamadas ciencias ocultas, para que les den claridad sobre los procesos empresariales.

Y aquí se entra en una concepción muy empresarial de nuestra realidad venezolana: Los dueños de las empresas conciben que los procesos de la organización son únicamente cuestión de balances financieros, pagos de impuestos y liquidación de personal, tareas para su contador público. En ningún momento, usted cuando entra a una organización conseguirá el organigrama, los manuales, los indicadores de gestión, el plan y el presupuesto anual; menos una contabilidad administrativa, contadas las que implantan un sistema de evaluación del desempeño, escasísimas las que trabajan con rigurosidad técnica la captación del recurso humano, desarrollan programas de adiestramiento y actualización profesional; en si, el Informe de Gestión se reduce a los balances financieros  narrados, cuando es otra cosa. El legalismo y la contabilidad son el criterio empresarial y del sector público para abordar la realidad organizacional. En el plano del asesoramiento y consultaría organizacional, el Licenciado en Administración es poco requerido, cuando -según el perfil de su pensum de estudio- debería ser el llamado para dicha función en lo atinente a temas gerencial, presupuestario y planificador, por sólo citar lo más comunes; pero el único sistema estándar que se reconoce y no se conoce en profundidad, es el sistema contable implantado por el contador público.

La Administración, profesión desconocida en gran medida; aunque muy publicitada, no finaliza por cuajar en el subconsciente colectivo nacional. Sin resonancia su Federación de Licenciados en Administración ( que no significa desmeritar el trabajo de nuestra institución  y sus colegios estatales) nos demuestra que sólo la unidad del agremiado y de quienes graduados nunca se han acercado al colegio que nos agrupa; debe ser la premisa para lograr el espacio que se nos ha invadido. De no ser así, el ejercicio por tradición e ilegal de la profesión se acrecentará más todavía ante la indiferencia de los propios y la ganancia de los extraños.

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