La cabronería oligarca
De “grandes cacaos” venezolanos que nos trajeron y atornillaron a Chávez, me ocuparé después. Hoy voy a meterme es con la “Oligarquía Colombiana” contra la cual el pre-difunto se enjuagaba la boca hasta hace poco, pero no “aguantó dos pedías”… y
Ver para creer… Ironías de la historia, paradojas del “realismo político”, Chávez ahora es “alto pana” del gobierno de la vieja oligarquía colombiana, que volvió con el Presidente Santos a su pleno poder en el Palacio de Nariño.
El poder rojo RRRevolucionario, chavo-castrista ahora es compinche de la rancia oligarquía santanderista. Y quiere borrarse impúdicamente que desde aquí, Chávez mismo y en cadena, los denunciaba como asesinos de Bolívar, agentes del chantaje imperialista contra la independencia venezolana, progenitores de Narco Estado y madre de todos los males del vecino país.
No le arriendo la ganancia a la hermana república cuando de la mano del presidente Santos, un miembro emérito de la docena de familias oligarcas cachacas, se están desmontando los logros políticos de los 8 años del Presidente Álvaro Uribe, quien llegó a decir ayer, 9/9/11, que: “Santos utilizó sus banderas para ser elegido, pero no para gobernar»…. En criollo le dijo usted traicionó, engatusó con cálculo ladino y trampeó la herencia.
Con razón Uribe peleó para seguir él mismo con su programa, pero no pudo, porque los grandes intereses afectados durante sus mandatos, le cerraron el paso a la segunda reelección, con el sólido argumento de evitar el continuismo. Así Colombia salió perdiendo, pero veremos, porque los colombianos querrían a Uribe de vuelta, si pudieran.
Y es que Santos se ha empeñado, en todo éste, su primer año cumplido como mandatario de los factores más rancios del viejo poder liberal-conservador, en arrinconar a quienes imprimieron su sello de cambios en las altas esferas institucionales, todas peleadas con Uribe y buscando vengarse, precisamente por haberles serrucharle las patas al inmovilismo de las viejas roscas de poder privilegiadas.
Además y para terminar de arriar las banderas de su antecesor, Santos ya llegó a complicidades con Chávez, para sacar realeros del gran comercio binacional. El mandamás nuestro, pragmático al fin, con el mismo son con que lanza sus improperios diarios contra “El Imperio” y acusaba a Uribe de “oligarca” -que no lo era- ahora llena de elogios a Santos, que si lo es.
Estamos más que nunca llenos de guerrilleros de las FARC y ELN, operando en territorio venezolano, con vacunas masivas y decenas de secuestros, pero ahora Santos los borró, para complacer a su amigo Chávez. Ya no hay reclamos, todo vuelve a las viejas complicidades.
El que quiera un pronóstico importante, sobre el futuro político de la unidad Chávez-Santos, les adelanto su colaboración estrecha seguirá hasta escalas nunca vistas, porque incluso el régimen colombiano volvería a su anterior política de contemporización, también anhelada por Chávez, con el narco terrorismo que fue típica de la larga etapa antes de Uribe.
Créase o no, acechan las “mesas de negociación” con la guerrilla y los “despejes” entreguistas de territorio para las FARC, y ANÓTENLO, Chávez será usado en la negociación de una eventual tregua con los narcoterroristas, con lo que Santos le retribuirá un gran crédito político.
Con Santos vuelven las viejas mañas de Pastrana, Samper, Gaviria, Lleras, Belisario Betancourt etc, de dejar podrir a Colombia con tal que marchen los grandes negocios y ahora, para ambos propósitos, Chávez es una pieza clave de apoyo, así eso nos cueste a nosotros el peor de los escenarios.
Al fin y al cabo, entre los intereses más mezquinos de la vieja oligarquía colombiana está el ver rendida a Venezuela, como cliente obligado de sus productos y desaguadero para sus excesos de mano de obra, de migración sostenida impulsada por sus graves desigualdades sociales, que trae aparejada además la invasiva delincuencia guerrillera narcotraficante, la única indeseable.
Las buenas noticias pueden seguir en el corto plazo para el chavismo dinástico, con o sin metástasis del cáncer, ahora en ciber-combate de desarrollo épico, porque es de ÉL, el cáncer sublimado del benemérito supremo.
Chávez gana y mucho, al usufructuar de esta manguangua de vivir en contubernio con el gobierno colombiano, que a su vez se beneficia de esta simbiosis política, con la piltrafa de régimen venezolano.
Son evidentes las conveniencias para la oligarquía colombiana, con los efectos del comercio y manejos geopolíticos regionales, preparando incluso una ayudita de Chávez, con las FARC, para volver a los manejos compartidos del poder de Estado con el de las zonas de insurgencia y de “Estado Fallido” que parece ser, sino el manejo ideal, por lo menos si el vicio recurrente de la oligarquía, y su parálisis de voluntad, para terminar con el conflicto interno, desde hace 50 años, exceptuando los 8 de Uribe.
Si se continuaba la política de Uribe, las FARC y el ELN pudieran ser totalmente liquidados. La consecuencia de los acuerdos Santos-Chávez, es que esa política será cambiada por la negociación con los factores de la narcoguerrilla. Vean como, quieran o no admitirlo, ya hay un repunte de la actividad delictiva de las fuerzas insurgentes. Y Santos se permite hasta reprimendas públicas contra el mayor jefe militar, por haber dicho que seguíamos minados de FARC en Venezuela.
Además del intercambio de regalos, que implica efectos benéficos obtenidos con el comercio restituido, evitando para nosotros por lo menos la escasez masiva de alimentos y otros víveres de uso cotidiano y masivo, el gobierno colombiano de Santos agrega credibilidad democrática a los impostores de este lado.
Puede ocurrir además, para mayor suerte del déspota nuestro, que llegada la campaña y elecciones de 2012, la oposición venezolana termine impulsando una candidatura que tímidamente sólo se proponga como relevo implorante de este Estado de parásitos y no como portadora de un profundo cambio de régimen.
Vienen calamidades propias y ajenas. Desde ahora se ve probable que Obama pierda las elecciones de 2012. Si Uribe sigue con el 86% de popularidad y si Santos continúa encompinchado con Chávez, es bastante seguro que el uribismo volverá al poder allí, y el Plan Colombia regresará por sus fueros, pero eso es a tres años plazo.
Para entonces se habrá pasado la página de las torpezas proteccionistas de Obama y su partido Demócrata, que además de suspender la escalada de presencia militar en las bases planeadas, postergó indefinidamente la aprobación del Tratado de Libre Comercio con Colombia y echó a los empresarios colombianos en brazos de Chávez, que por su parte veía agonizar nuestra frontera en ruinas, cuando se le ocurrió el disparate de abandonar la CAN y torpedear el tráfico comercial binacional, amén de andar en aprestos y fanfarronadas bélicas con su chatarra rusa.
Mientras tanto Venezuela, con la herencia de desastres del bochinche fiscal y endeudamiento masivo chavista , carcomida por el caos creciente de los servicios públicos y el agotamiento de la repartidera de real, ante una segura caída de los ingresos petroleros, como efecto lógico de la recesión económica mundial que apenas comienza, no es precisamente un escenario para creer viable un candidato comeflor desde la oposición y menos aun un gobierno militar de facto, rojo rojito, una administración dirigida desde un lecho de enfermo terminal y menos que menos, la inauguración de una dinastía barinesa, que solo busque perpetuar el latrocinio masivo de la boliburguesía.
Todo estará en revolución, por primera vez el término tendrá sentido usarlo porque efectivamente todo estará estallando, al manifestarse todos los revulsivos acumulados en 13 años de disparates.
Una vez más insisto: SE NECESITA UN LIDERAZGO ADULTO, gente de experiencia y mucho temple, para manejar un Estado y un país en convulsión simultánea de demasiadas insolvencias, taras, frustraciones y sobre todo una sed inmensa de redención social, machacada por la demagogia y la ineficiencia del lumpenaje gubernamental, que con este pobre país y su gente noble, improvisó hasta el absurdo con su quincalla ideológica del socialismo del siglo XXI, ahora en franco patatús.