La biblioteca aún inconclusa
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El jueves, 24, el gobernador Manuel Rosales, inauguró la sede de la Biblioteca del Zulia. Una impresionante cantidad de personas colmó el espacio abierto que da acceso al edificio, y, a la derecha de su patio externo, la banda Rafael Urdaneta hacia muestra de sus destrezas y exhibía exuberante la belleza en formación o ya alcanzada de sus integrantes. Dentro aguardaban otros, aquellos y estos por diversas causas y razones. A quienes afuera permanecían los unía el deseo de ver a su gobernador. La significación de la obra no andaba en ellos, expresarle sus marcadas angustias, extremas muchas, era su verdadero interés. En cartas, recetas, carpetas se expresaban sus penas. Las medicinas eran sus primeras necesidades. Otras en otras manos, la vivienda, los reclamos del barrio para calmar su sed, mitigar sus miedos. No invento. Me gustaría, la ficción no entristece ni duele, la verdad pesa. Por comodidad y curiosidad salí a estar entre ellos. Por primera vez sentí la utilidad de mis canas y de mi traje de “gala” para la gente. A cada quien que llevara estos trajes, flus de paltó y corbata, le atribuían alguna posibilidad de ayuda, pero sobre todo, confiaban en la ficción de que ese traje, vale decir su portador-actor, pudiera hacerle llegar sus misivas al gobernador, por si ellos directamente no alcanzaban a hacerlo. Vi huir despavoridos a muchos trajes para no ser tocados. Dentro aguardaban actores, cineastas, escritores, artistas, músicos, editores, diplomáticos, cada quien según sus intereses y oficios necesita ser visto y oído. Los expertos en cosas de estas demostraron que ver al líder, tocarlo mucho más, puede significar el alimento a la esperanza, y hasta la redención, la salvación en muchos casos. Fenómenos análogos son las muestras de histeria que brota de las “fan” por actores, cantantes, bailarines…salvando las distancias desde Cristo se reitera el fenómeno.
Rica en connotaciones la presencia del Belisario Betancourt, ex –presidente de la hermana república, Colombia, según decir común de hipócritas y justos. Don Belisario es maracucho por afinidad, su esposa nacida acá, lleva en sus manos la tierra de estas tierras y su alma plena va de ellas, para dotar a sus creaciones de la belleza esencial que cobija su alma. Ser casado con venezolana y maracucha, por mayores detalles, da derechos tangibles los más buenos y los de ciudadano confieren los legales. Tampoco era ajena su presencia al espacio invitado, la Biblioteca. Escritor que adecua la palabra a su estilo, se diría bien de él que cumple con el mandato de Cristo, ser simple como una paloma y prudente como una serpiente. Amante de la poesía y me dicen también que del buen vino. Pero su presencia va más lejos. Se convirtió en texto para una mucha mayor lectura. Su identidad con la democracia, su ponderación, su equilibrio, su tolerancia, la cohabitación, el diálogo como formas de coexistir, de hacer política y de crecer en ella. Su modo de entender a las FARC y demás males que a Colombia aquejan va de bastante a mucho. Hermanos fueron Caín y Abel y sabemos todo lo que pasó. La estupidez, la envidia, el odio, las frustraciones, el autoengaño fueron la causa del primer fratricidio, mucho más que la razón que la apariencia de injusticia daba.
La llegada del gobernador rompió las normas y linderos que protocolo impone. Por su mandato me tocó con los asesores de la biblioteca y con la Secretaria de Cultura, recibir al gobernador y, como en los tiernos matrimonios, entregarle la novia para que quitara el velo de su virginal placa. Confieso no tener ningún mérito paternal para este caso. No supe qué pasó porque sí supe. El orden se hizo caos. Quedó en manos de la buena gente que asir quería el milagro, que el gobernador salvarlos de su angustia pudiera. Y como en un terremoto cuando volví en mí, protegido quedaba entre las integrantes de la banda marcial a donde había llegado sin saber cómo, sólo que estaba allí entre ellas quizá por la sublimidad de mi sino y gracias doy a Dios por su bondad conmigo. Pasada la tempestad la calma vino, corrí a resguardarme al lado de la sinfónica (OSM) cuya actuación era parte clave en aquel acto. Desde allí en medio de dificultades acústicas, aguzando el oído escuché el discurso del gobernador. Breve y bueno. Bueno, porque asumió como la fortaleza de la biblioteca su capacidad de ser espacio de la reflexión crítica, para que la consciencia sea la protagonista en el deslinde de lo bueno, malo, bello, necesario y útil y, por ese camino garantizar ser libre. Bueno, porque no hubo palabra alguna de mal hablar contra sus predecesores y si bien inevitable era tocar la dura realidad política, social, económica, cultural, lo hizo en correspondencia exacta con la esencia de la biblioteca. Crítica severa pero prudente contra la manipulación de los valores sustantivos que conforman nuestra historia, la política, y, de manera particular la bárbara trasgresión y traición al pensamiento de Bolívar. Y muchas cosas más quedaron dichas que, entiendo, serán editadas oportunamente por la propia Biblioteca, en otra de sus fundamentales líneas de trabajo, la editorial.
Este acto es la conclusión, según fe tengo, de la primera etapa. Es por tanto una obra inconclusa. Y es inconclusa porque por definición una biblioteca ha de vivir siempre en proceso de crecimiento, de creación y recreación. Su verdadera misión es conservar el pasado, alcanzar el futuro para hacer bueno el movimiento del presente sin cesar tras la libertad, la verdad, el placer. La ciencia, la filosofía, el arte son su ser, su camino, la vida, así fue y fue así su alto modelo, Alejandría, reconstruida hoy como un logro de la humanidad toda, destruida ayer por la miseria del fundamentalismo. Y aquí están los riesgos de toda biblioteca pública. Desde ella misma, privilegiar a uno de esos pilares es que propio de las bibliotecas altamente especializadas que responden a líneas, proyectos de investigación científica, tecnológica, filosóficas, estéticas, etc., sería limitarla, tan nefasta como también ha sido la práctica de las indexaciones inquisidoras, del fundamentalismo en sus más aberrantes expresiones. Pero la biblioteca de hoy es mucho más de cuanto buena, bella, útil, modélica fue Alejandría. La tecnología permite concentrar el universo en su mundo, llevar su mundo al universo y, de manera muy especial, convertirse en huésped de cada casa, un amigo en la intimidad de cada individuo, usuario, para ampliarle su mundo y para la reafirmación de su ser consigo, de su identidad con en el mundo, cuyo andar perenne sin límites de espacios ni barreras de tiempo, le permite el reconocimiento del Otro, y de ese único modo reconocerse sí mismo en los límites y alcances de su propia esencia y existencia.
Pero esta biblioteca inconclusa está en sus espacios y esto reclama ser resuelto para no atrofiarse o convertirse en menina sin Velásquez o en gorda sin Botero. Cierto que dicho queda que la tecnología crea situaciones donde el espacio y tiempo se hacen uno, se conjugan y se hacen según voluntad del buen usuario, pero la biblioteca como espacio necesita del lugar adecuado para que la vida viva, para que ella esté viva en carne, hueso y alma. La grandeza de un vaso está en su vacío, estableció bien el sabio Lao Tse, y así es por la posibilidad de cuanto en él existir pueda. Una bella edificación muere si dentro de ella no hierve, crece, nada, anda, corre, sueña la vida. Y como dije arriba los pilares esenciales de la biblioteca son el arte, la ciencia, la filosofía, la tecnología su soporte, pero para que sea la vida, se requiere que estos pilares vivan, que dialoguen consigo, entre ellas y su única manera de lograrlo es el diálogo con su público, que ha de ser y hacerse parte de ella. Y el espacio adecuado que ha de construirse, es su auditorio para que en él posible sea el arte, la música, la opera, el folklore, la danza, la tertulia, la conferencia, las tele-conferencias…y formen la manera de ser y hacerse la biblioteca para el devenir logrado cada día en su cotidianidad. Sin duda que el gobernador y los invitados se dieron perfecta cuenta de esta ausencia. Sus palabras tanto como el concierto de la OSM sufrieron los rigores del ruido, tal lo entienden los especialistas, como la imposibilidad de su goce, la perturbación de su transparencia.
Pero si esta razón no bastase, que responde a las condiciones de necesidad y suficiencia a la vez, la región, el Zulia, incluida la gobernación, que deambula de limosna y depende de la caridad de sus anfitriones para sus actos más sencillos, reclama de un espacio adecuado, su Auditorio, su aula magna, al cual acceso puedan tener sus expresiones artísticas genuinas sin otra limitación que su calidad y la racionalidad de la programación y pueda tener también el Zulia y con ello el país, un sitio al que el mundo del arte, del pensamiento, la crítica sean huéspedes constantes que del planeta y las galaxias vengan en diálogo perfecto, y en reconocimientos, afirmaciones y negaciones recorrer los espacios más lejanos, beber de sus fuentes y, verter en ellas nuestros propios saberes, nuestro arte, nuestra ciencia…haciéndonos de nuevo cada día para mejor andar en los caminos, que tantos son y tanto riesgo tienen y solo la verdad y la belleza nos permiten avanzar en ellos. Las otras manos de la Biblioteca, que imprescindibles son, la emisora de radio, su TV. Y el complejo tecnológico en red para integrar mundo al Zulia, a la Biblioteca y ésta a cada casa, como bien dije arriba. De urgencia se reclama el ejemplo de Alejandría. La grandeza de sus lecciones era la cualidad de sus maestros y maestras. La matemática y la filosofía andaban juntas con la literatura, la física con la astronomía, la agronomía con la geometría, pero más, en ella vivía el mundo en sus expresiones más diversas y libres. Hoy hemos de advertir que sus asesinos fueron el dogma, el fundamentalismo de la era, que siempre medra, rumia, pace, en los patios del poder y convencer puede al gobernante de los riesgos de la verdad crítica, inmanentes al arte y a la ciencia.
No se qué ni cómo conciben la Biblioteca los asesores del gobernador. Por los indicios los reconocemos, hasta el momento, buenos. Sea así en adelante, sin provincianos complejos, ni aldeano parroquianismo. Desarrollar la obra, la Biblioteca, tiene más trascendencia, por su misión, por su función eterna, que la buena y bella y necesaria autopista que ya llega a Cabimas y desde el Puente persigue alcanzar al Venao. . . y lo será mejor también que el sistema ferroviario al que obligada está la gobernación, como un proyecto cultural político, económico, social de integración del Zulia consigo misma, y el universo externo, papel que ayer siempre cumplió con imponente belleza y eficacia el Lago y en la propia salvación de éste, en cuanto a asumir su tragedia en la consciencia, tiene en la Biblioteca objeto fundamental de su existencia, de su ser y hacerse en la medida justa en que alcance su razón y su poesía (literatura, música, teatro, danza, canto…creación) a cada habitante de esta inmensa tierra..