La Alianza Popular
Una bocanada de aire fresco recorrió este miércoles el estancado ambiente de la política nacional. Con un discurso vibrante, lúcido y valiente, Oswaldo Álvarez Paz se dirigió a la nación y ofreció el concurso de su nueva agrupación – la Alianza Popular – para enfrentar la profunda crisis que nos divide y conmueve a todos los venezolanos.
Dicha crisis es la más grave vivida por la república desde su fundación en 1810. Lo sostienen muy importantes y representativas personalidades de nuestro quehacer nacional. Entre ellos el ex presidente de la república y nuestro más destacado historiador, el Dr. Ramón J. Velásquez. El régimen, que contra viento y marea e irrespetando todas las potestades a él constitucionalmente conferidas insiste en liquidar la democracia y consolidar una dictadura de corte socialista, ha llevado la patria al borde del abismo.
Esta dictadura que se nos pretende imponer mediante engaños y violencias no se asemeja a ninguna de las sufridas en nuestro pasado: ni a la de Gómez ni a la Pérez Jiménez. Si bien ellas coartaron todos los derechos ciudadanos y estrangularon las instituciones democráticas, se detuvieron ante el sagrado límite de los pilares estructurales de nuestra sociedad. Esta de Chávez pretende derribar dichos pilares y liquidar desde la base misma de toda sociedad, la institución de la familia y el derecho a una educación libre, hasta la de la propiedad privada: busca imponer por la fuerza la omnipotencia del Estado – ese ogro filantrópico de que hablara Octavio Paz y que asfixia a las sociedades latinoamericanas desde hace dos siglos. Un modelo de sociedad que repugna a la cultura y los atavismos de nuestra nacionalidad. Y de la región entera.
Peor aún: pretendiendo asestarle un golpe mortal a nuestra democracia – tarea que lleva ya muy adelantada – reconoce la necesidad de internacionalizarse. Late en su seno el monstruo de la desestabilización, la guerra civil y el atropello de los países vecinos. Como comienzan a advertirlo desde los grandes centros de poder, el de Hugo Chávez constituye un grave peligro para la seguridad hemisférica. Infinitamente mayor que el representado en su momento por la Cuba castrista.
Los planteamientos que le hiciera ayer a la nación el líder zuliano parten de esa cruda constatación. Tocan a la esencia del actual conflicto y convocan a todos los venezolanos – de cualquier edad, condición e incluso militancia partidaria – a darle una respuesta viril, combativa y solidaria al mal que nos aflige, representado por un caudillo, posiblemente el más destructivo de cuantos hayamos tenido en nuestra desgraciada y atribulada historia de caudillaje, abusos e iniquidades.
Ha nacido, pues, una de las primera organizaciones políticas a la altura del verdadero desafío que enfrentamos. La imaginamos confluyendo muy pronto con todas aquellas organizaciones de la sociedad civil que comparten sus angustias. Será el momento para constituir un gran frente unitario, progresista y democrático, dispuesto a decir basta y echar a andar por la senda del futuro. Pues sólo la unidad de todos bajo un mando férreo y dispuesto a dar el combate en todos los terrenos podrá ponerle coto a esta hidra de mil cabezas que pretende esclavizarnos.
Que la suerte y el respaldo de todos la acompañen.
