La agresión de un gobierno a su propia Fuerza Armada
La verdad que cada día que pasa se entiende menos lo que está sucediendo en nuestro país. La capacidad de asombro, de análisis, se agota. Esta llamada revolución socialista del siglo XXI cada vez brinda más argumentos para sentirse confundido. Se le tilda de izquierda, marxista, leninista, trotskista, comunista, de derecha, fascista, nazista, militarista, dictadura, totalitaria. Se puede escoger de ese menú y cualesquiera que se escoja le puede cuadrar ideológicamente al régimen, dependiendo del sitio, la oportunidad, el carácter, el clima, el ambiente, del teniente coronel que dirige el proceso, al momento de decir algo o de tomar una decisión. Y da la impresión que debido a eso es que se hace difícil diseñar una estrategia para enfrentarlo, combatirlo. Para mí, no se para ustedes, este gobierno es o nos lleva al castro comunismo. Lo que si queda claro es que esto es un tremendo disparate, un bodrio y que hay que salir de él. La propia Constitución de la república señala expresamente cuales pueden ser los caminos, las vías, democráticas, para lograrlo. Porque lo que está en juego es la salud del país, su estabilidad, su moral, su integridad, su razón de ser, su identidad. Cada cadena presidencial genera alta expectativa e inquietud en todos los sectores de la vida nacional. Chavista y no chavista, gente del gobierno y de la oposición, nacionales y extranjeros, trabajadores y desempleados, viejos, jóvenes, mujeres, empresarios, diplomáticos. Es decir todo ciudadano que vive en este país y sus alrededores, entra en expectación cuando el teniente coronel arranca sus maratónicas peroratas porque además de chistes, anécdotas, cuentos, cantos, saludos, tergiversaciones de la historia, embustes, medias verdades, de golpe y porrazo lanza algo que a alguien va a enredarle la vida o va a comprometer al país.
El mejor y más reciente ejemplo es lo que se vivió el pasado fin de semana. Anuncio de cuatro días de celebración de los diez años de su realete show. Jueves y viernes de actividad. Invitación a debatir a los intelectuales traídos por Decide. Los intelectuales aceptan y designan al contendor. El teniente coronel es cogido fuera de base y arguye cualquier disparate, para rehuir el debate. Se vive, se sufre, se padece un espectáculo de pena ajena, sin comparación en la historia universal de pueblo alguno. Trágame tierra, se oiría en muchos hogares venezolanos. Sábado y domingo desaparición total. Rumores de todo género. Lunes de silencio. Continúan los rumores. Martes aparición o reaparición. Ojitos, psiquiatra, dedal e ingenieros cubanos acompañan al perdido en el litoral. Otro magnicidio frustrado. Era en El Salvador. Alabado sea el Señor.
Y la bomba. Se le ordena al canciller que hay que derogar la resolución que excluyó a Cuba de la OEA. Aun cuando la postura anti patria del régimen venezolano, acompañada por algunos compinches de chequera, fue derrotada, al final la reunión de Cancilleres derogó la Resolución VI adoptada el 31 de enero de 1962, mediante la cual se excluyó al gobierno comunista de Cuba de la Organización de Estados Americanos. «Hemos comenzado a construir una nueva historia. El hermano pueblo de Cuba (…) ha sido desagraviado», leyó la canciller hondureña.
Disculpen señores cancilleres, el gobierno excluido en 1962 es el mismo gobierno dictatorial comunista de hoy. El pueblo si es diferente, han pasado casi 50 años, la inmensa mayoría del pueblo cubano de hoy no tuvo nada que ver con el ataque criminal de la invasión castro comunista sufrida por Venezuela, por lo tanto no es un desagravio para ellos. Lo que sí es esa resolución, por más light que haya sido, un agravio al pueblo de Venezuela, al de ayer y al de hoy, a sus fuerzas armadas, a los que murieron en Machurucuto, cuando la planta insolente de los mercenarios cubanos, enviados por Fidel Castro, profanaron el sagrado suelo de la patria.