La actitud necesaria
Cuando todo parece estar perdido a menos que enfrentemos las realidades con coraje y fuerza para lograr el cambio necesario, cuando muchos amigos y compañeros parecieran ser víctimas de la resignación pesimista que se apodera de buena parte del país, es el momento de volver a las raíces, de replantearnos los principios y valores fundamentales sembrados en nuestra etapa de formación inicial y aferrarnos a ellos hasta alcanzar la victoria.
Estos comentarios están motivados por el excelente y oportuno artículo de Rafael Díaz Blanco, en el diario La Verdad de Maracaibo, la semana pasada. Está referido al trabajo mayor del filósofo cristiano Jacques Maritain. Comparto su opinión de que posiblemente haya sido el pensador católico más importante del siglo XX. “El Hombre y el Estado” contiene seis extraordinarias conferencias indispensables para entender la verdadera naturaleza del pensamiento democrático, humanista y cristiano y las líneas maestras para actuar en la política. Tomo del artículo de Díaz Blanco la parte que recuerda lo que Maritain afirmaba sobre la vocación directiva que debían ejercer para la renovación democrática “…pequeños grupos dinámicos, libremente organizados y múltiples en naturaleza, que no estuvieran pendientes del éxito electoral, sino que se dedicaran totalmente a una gran idea política y social, los cuales actuarían como un fermento, dentro o fuera de los partidos políticos”
Por esto y mucho más, repetimos la necesidad de volver a las raíces y aferrarnos a esos valores que nos han guiado a lo largo de más de cinco décadas de actuación. La memoria de Arístides Calvani y Enrique Pérez Olivares, entre otros, de las jornadas en el viejo IFEDEC de Los Chorros y el repaso permanente de los maestros del humanismo cristiano, son tareas a cumplir de manera permanente. Hay un legado para no perder el norte en esta Venezuela en vías de liquidación ética y moral.