Jóvenes pioneros
Al igual que mis amigos y colegas del Observatorio Hannah Arendt, he insistido en diferentes escritos en que el objetivo del totalitarismo (o neototalitarismo) chavista es el control de toda la sociedad por el comandante-presidente, no solamente de las instituciones sino también de la economía y, sobre todo, de cada uno de los súbditos que constituyen la masa obediente y uniforme que le sirve de sustento, al igual que en los regímenes totalitarios del siglo XX. Si todavía hubiera quienes duden de esta verdad (que es de Perogrullo), sería útil que examinaran el plan que han preparado los círculos bolivarianos para el Gobierno y que van a presentar, resumiendo su propia experiencia, en la semana que está pasando. Su vocero principal, Rubén Mendoza, según noticia de El Nacional (9/10/2010), argumenta la necesidad del plan como sigue: «A una persona de 50 o 70 años de edad es difícil cambiarle su comportamiento; construir el nuevo hombre pasa por la etapa escolar. Los niños son más permeables a cualquier enseñanza; es un componente débil de los mensajes, así que deben contar con herramientas para responder a esos mensajes».
Por ello, sugiere que los círculos bolivarianos educacionales se unan a las «guerrillas comunicacionales» propuestas por el teniente coronel hace algún tiempo y desde mediados de 2010 en proceso de «plan piloto». A la pregunta de si el plan significa adoctrinar a los infantes, Mendoza excluye de su ejecución a los niños en edad preescolar «porque hay que dejar que disfruten», pero añade que «a partir de los 5 años tienen más conciencia…
Si un niño asume la realidad, que está llena de ideología, de manipulación por los medios, se mete en la política. Los círculos persiguen que se tengan herramientas para interpretar la realidad, que tenga sentido de pertenencia al mundo social en que se desenvuelve y que evite ser manipulado».
Dada la cercanía, para decir lo menos, de los círculos bolivarianos al PSUV, no cabe duda de que «los mensajes» para los niños estarán impregnados por la ideología del «socialismo del siglo XXI», esto es, Fidel Castro dixit, del comunismo.
Los ideólogos y líderes de los totalitarismos, fascista, nazi y comunista, habían aprendido y aplicado esta receta. En la extinta Republica Democrática Alemana, la militancia de los educandos en la organización de los «Jóvenes Pioneros» era obligatoria, bajo la amenaza de que sin ella no pudieran llegar a la educación secundaria y mucho menos a la universitaria. En la igualmente extinta URSS reinaba un régimen similar, al igual que en los países del bloque que llamábamos «el socialismo realmente existente».
En la Alemania nacionalsocialista (desde 1933 a 1945) existía la «juventud hitleriana». Para parafrasear a mi amigo y colega Humberto García Larralde, el adoctrinamiento organizado de los jóvenes es esencial para construir el «hombre nuevo» que es el objetivo de prácticamente todos los regímenes totalitarios. En nuestro país, la nueva Ley Orgánica de Educación contenía ya elementos como los que plantean ahora.
Lo que es nuevo en las propuestas de los mismos es el hecho de que el adoctrinamiento de los niños deba comenzar ya a los 5 años de edad, una novedad en las políticas educacionales de los totalitarismos.
Pienso que los planteamientos arriba señalados constituyen un serio peligro, no solamente para el nexo de los educandos con sus familias, sino sobre todo para la sociedad como un todo. Si bien han surgido las primeras protestas a tales planes, sabemos demasiado bien que los que nos (des) gobiernan tienden a ignorarlas y/o reprimirlas. Este asunto es un serio desafío para la alternativa democrática.