Opinión Nacional

¿Izquierda Unida Chavista?

La necedad ambulante de Hugo Chávez no tiene límite. Su imprudente actuación en la última Cumbre Iberoamericana lo ha desnudado ante la opinión internacional. Desde que arribó a Santiago de Chile se dedicó a criticar todo, comenzando por el tema de la reunión. “No debe hablarse de cohesión social sino sobre justicia social”, espetó, como si no hubiese tenido tiempo de hacerle llegar a la presidenta Bachelet sus observaciones, en privado y con anterioridad.

Pero en ese autoimpuesto papel de “prima donna”, que quiere heredar del moribundo Fidel Castro, fue subiendo la apuesta. Insultó al ex presidente del gobierno español José María Aznar endilgándole el original calificativo, que más bien parece una proyección psicológica, de “fascista”. Cuando el actual gobernante español quiso defender la integridad de Aznar y le exigió respeto, el ignorante Chávez gritaba, saboteando el derecho de palabra de Rodríguez Zapatero.

Fue entonces cuando el rey Juan Carlos intervino para señalar a Chávez y decirle “Tú, tú”, mientras el venezolano (cómo duele decirlo) pedía un supuesto respeto a su opinión. Que respetara le quería decir el rey. Y después le dijo “¿Por qué no te callas?”, lo cual indica que técnicamente, si estuviéramos en uno de esos tribunales de película hollywoodense, no lo mandó a callar, sino que le recordó que la palabra la tenía Rodríguez Zapatero.

Chávez, quien toda derrota trata de convertir en victoria, ha seguido hablando y mintiendo. Primero mintió cuando aseguró no haber visto al rey cuando éste le recordó que no tenía la palabra. Y después ha tratado de enredarlo todo con la leyenda del supuesto golpe de Estado de abril de 2002.

Ha tenido éxito el teniente coronel en su enmascaramiento de la verdad. Ese 11 de abril no hubo un golpe de Estado en Venezuela y así lo declaró, en una sentencia, el Tribunal Supremo de Justicia. Después, gracias a presiones de Chávez, el TSJ retrocedió para revisar la sentencia, pero hoy, después de 5 años, no ha sentenciado de nuevo.

Ese 11 de abril de 2002 una gigantesca marcha de más de un millón de personas intentó llegar al Palacio de Miraflores, sede del poder ejecutivo, para solicitar la renuncia de Chávez. Éste ordenó desarticular la inmensa manifestación mediante el plan Ávila y no fue obedecido por el Alto Mando Militar. De todas maneras, francotiradores y otros pistoleros (de lo que hay pruebas audiovisuales) asesinaron a 19 personas e hirieron a casi 150. Mientras esto ocurría, Chávez había encadenado a todas las televisoras y radios del país para que los venezolanos no nos enteráramos de lo que pasaba.

Posteriormente, después de horas de negociación, el general Lucas Rincón Romero, para entonces Inspector General de la Fuerza Armada, anunció al país mediante la televisión que “ante los graves hechos ocurridos” el Alto Mando Militar le había solicitado la renuncia al Presidente de la República, “la cual aceptó”. Las complicaciones vinieron luego, pues esta renuncia no fue formalizada y las peticiones de Chávez no fueron aceptadas, como la de irse a Cuba. Este país no lo quería recibir y hay informaciones de que el mismo Fidel Castro gestionó para que España lo acogiera.

Por lo tanto, no fue un golpe de Estado tradicional ni una conspiración la que triunfó momentáneamente en aquellas 48 horas que estuvo Chávez fuera de la Presidencia, independientemente de que actuara en paralelo un grupo de militares y civiles que quiso adueñarse del poder. El brevísimo mandato de Pedro Carmona fue producto de la improvisación y del desacuerdo de los militares. Su autojuramentación y el desconocimiento de todos los demás poderes públicos dio al traste con la ilusión de su Presidencia.

Cabe aclarar que Lucas Rincón, quien anunció la renuncia de Chávez a todo el país, fue promovido, una vez que Chávez retomó el mando, a ministro de la Defensa y después a ministro de Interior y Justicia. Actualmente ejerce la embajada de Venezuela en Portugal. Nunca Chávez lo ha llamado traidor ni algo parecido. Entonces, ¿hubo un golpe de Estado y quien anunció la renuncia de Chávez no ha dejado de ser alto funcionario del régimen?

En todo caso, el ministro de la Defensa desplazado, José Vicente Rangel, declaró en El Nacional de Caracas ese 12 de abril que no había sido un golpe de Estado y que él volvería “a cambiarse el casette” y a ejercer el periodismo.

Pero el chavismo tiene muchos petrodólares para posicionar en los medios de comunicación su mentira como verdad. Estos seguidores de Goebbles han aceitado ciertos medios como Le Monde Diplomatique, donde oficia el rey del cortar y pegar, Ignacio Ramonet, para promover su disfraz de la verdad.

Sólo la mala fe o la imitación de la actuación de Ramonet (experto en libertad de información que bautiza sus libros en Cuba) pueden explicar las palabras de Gaspar Llamazares, secretario de la coalición política española Izquierda Unida al querer justificar la grosería de Hugo Chávez en la Cumbre chilena. Es conocido que Llamazares está muy lejos del talento de su antecesor Julio Anguita, pero podría no prestarse a las movidas del caudillo venezolano, quien desea imponer una Constitución autocrática y retrógrada.

No nos vamos a preguntar por el progresismo de Llamazares y si avala el fraude constitucional de Chávez, pero extraña que repita la novela chaviana sobre la participación de Aznar en un golpe inexistente.

Los militantes de Izquierda Unida están invitados a informarse sobre la nueva Constitución que Chávez nos quiere imponer a los venezolanos.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba