Investigar y crear
Uno de los aspectos fundamentales a tratar cuando se habla de producción docente o de producción académica, se encuentra en la principal actividad de la creación humana: la investigación. En términos sencillos, coloquiales, como me gusta referirme a los conceptos para que estos se entiendan, no en su circunstancia sino en su esencialidad, la investigación es observación con análisis de aquellas cosas o temas de los cuales queremos saber más. Y sabemos más de ellos, cuando agudizamos la observación, cuando lo hacemos en detalle, cuando nos detenemos para escuchar diversos criterios y puntos de vista, cuando apreciamos a la variedad de posibilidades de entendimiento y las cotejamos, no para eliminarlas las unas con las otras, sino antes bien, para complementarlas.
En nuestro medio, sin embargo, colocamos muchas cortapisas para entender el término y en más de una ocasión, en lugar de acudir a la discusión de lo aparentemente contrario con una sincera actitud comprensiva de nuevas realidades, experiencias y posibilidades de encuentro, vamos a la actividad investigativa con la cortapisa preliminar, con la censura previa del dogma, de lo que se ha petrificado en nosotros como principio y que no estamos dispuestos a cambiar. Esa petrificación se va extendiendo a todo lo que vemos y de seguro podemos llegar a pensar en un modelo estático de cosas, porque ello nos permite la estabilidad del criterio ¡Cómo nos cuesta transformar la mesa rectangular que diferencia la posición al sentarse con la mesa redonda que nos brinda la cercanía a un centro que se encuentra a igual distancia de todos!
La investigación creativa es la que nos coloca en posición de poder abordar soluciones estratégicas para los procesos de comunicación. Y son esos procesos de comunicación con sus singulares características aptitudinales y actitudinales, las que nos ubican en el camino de la comprensión de la creatividad como una fuente de ruptura con lo tradicional, factor que se nos escapa del hecho educativo cuando a través del método didáctico que empleamos lo hacemos absolutamente predecible y por lo tanto carente de la motivación y del entusiasmo que debe poseer la búsqueda del conocimiento.
La creatividad no es sólo un conjunto múltiple de formas y capacidades de pensamiento creativo, es un conjunto de formas y estilos de expresión creativa total (literaria, corporal, sonoro-musical, plástica, cinemática y simbólica) cuya práctica continuada alumbra el genio y talento y un yo único, un estilo de ser, un pensar y hacer equilibrado y con un sentido personal y singular del ser.
Para acceder a ella es necesaria una superación definitiva de la escisión de la teoría (contenidos, conceptos, conocimientos, esquemas teórico-lógicos) y la práctica (ejercicios, actividades, proyectos aplicados) en la praxis creativa puntual (una experiencia singular) o sistémica y metódica (un conjunto secuenciado de acciones creativas con un objetivo) y con productos (obras tangibles). De cada idea debemos aprender a acceder a la acción-producto (ideacción), eliminando el teoricismo verbalista de nuestros estudios para brindarle un escenario más natural al conocimiento y no meramente causal o formal.
