Opinión Nacional

Interpelaciones ante la Asamblea Nacional, ¿importan?

Escuchar los testimonios hechos ante la AN relacionados con los sucesos del 11 de Abril nos podría hacer creer que está por iniciarse en Venezuela un proceso de depuración, de obtención de la verdad que pueda enrumbarnos en el camino de creación de una sociedad próspera y unida. Sin embargo, el hecho de que los testimonios estén enfocados en el debate por determinar si ocurrió un golpe de estado o se produjo un vacío de poder que justificó ciertas acciones castrenses, nos hace preguntarnos si acaso las prioridades del cuerpo legislativo reflejan la verdadera gravedad de los hechos acaecidos.

Dieciocho personas fallecieron ese día con motivo de ataques coordinados de grupos oscuros y aparentemente formados por personeros del gobierno. La democracia como concepto filosófico pretende la creación de vías para el desarrollo de la persona humana, pero una condición es necesaria para que dicho sistema político pueda ser implementado: la vida misma. Los actos de los Poderes Públicos necesariamente tienen que estar atados a la protección de la misma, sin la cual la actuación y participación democráticas son imposibles.

Me pregunto si es realmente importante determinar la punibilidad de miembros de la Fuerza Armada. Me pregunto si el país va a cambiar de manera positiva si concluímos que las actuaciones de autoridades militares estaban planificadas y se quería dar un golpe de estado. Me pregunto si vale la pena ratificar las intenciones loables de generales y comandantes que se negaron a cumplir órdenes de masacre. Y me respondo de manera negativa.

Creo, sin embargo, que es más crucial, más esencial, determinar la responsabilidad del Presidente Chávez y sus allegados gubernamentales en el proceso de asesinato de venezolanos que ejercían su derecho a protestar. La protesta masiva evidenciada por la marcha del 11/4 erosiona la legitimidad del Presidente. La potencial verificación de su participación intelectual en los asesinatos de ese día acabaría de manera definitiva con la misma.

A despecho de la formalidad electoral que llevó a Chávez al poder; a despecho de la legitimidad aparente derivada de la derrota de un supuesto golpe de estado; no puede un Presidente representar a un país con autoridad moral y ética, si su actuación, activa o pasiva ha dado pie a la organización de grupos armados supra-estatales cuya única misión es reprimir de manera sangrienta cualquier manifestación que se oponga a la gestión gubernamental.

Puede que discernir la razón por la cual algunos de nuestros venezolanos no nos acompañen hoy, no sea perentorio. Los muertos están muertos y eso no se resuelve. Pero lo que sí es apremiante, es mantenernos vivos como ciudadanos y como individuos. Si un Presidente, su Vicepresidente, sus congresistas aliados o sus alcaldes están vinculados a la ejecución de venezolanos, entonces lo que sí es urgente e insoslayable, es determinarlo. Lo demás puede esperar.

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