Opinión Nacional

Inquisiciones contra la libertad

He aquí que en la historia del hombre ha sido siempre y será por siempre, la inagotable y dura lucha por alcanzar la libertad, el superior estadio de sus conquistas y el único espacio pleno para su realización integra e integral. Para hacerse hombre enteramente humano, para su realización plena, en donde las relaciones hombre-sociedad-estado-naturaleza sean dialógicas, en donde la consciencia sea la única norma que establezca los modos, formas, métodos de relacionarnos los unos con los otros, de relacionarse con la naturaleza, y ésta no sea objeto de explotación, sino como uno entre iguales en el desarrollo, crecimiento, realización plena de la vida. Esa lucha ha sido la más compleja, la más difícil, la más violenta, la más inhumana, la mas sangrienta, que se ha conocido, porque por circunstancias ajenas a este texto, ha sido el hombre mismo quien ha creado los diversos medios, aparatos, fuerzas, contra su hermano y en cierto grado también contra sí mismo, cuando creó y desarrolló el Poder y en torno a él se ha estructurado la sociedad toda. De manera mucho más amplia, el hombre mismo creó las formas de opresión de unos contra otros, división desigual, porque fueron las mayorías siempre la que quedaron fuera del poder, a pesar de lo cual el poder se alimentaba y alimenta de ellas. Las minorías alcanzaron dominios sobre el resto de la sociedad porque tuvieron la habilidad, la capacidad de adueñarse del conocimiento y administrarlo, adueñarse del capital y generar las ideologías necesarias para su autojustificación y más, para la obnubilación del de abajo, de modo que, hasta donde fuese posible y lo más duradero, el oprimido se sintiese feliz con su propia miseria. Las consecuencias están a la vista. La acelerada destrucción de la naturaleza, que hoy adquiere dimensiones muy graves e incluso, creen algunos científicos, irreversibles, las guerras mundiales, las guerras locales, las abismales distancias entre los pueblos del planeta, en fin, todo el conjunto y variado mundo de las exclusiones, pobreza y mas miseria, etc.

Este complejo proceso no se agota y lo más complicado de erradicar será el problema moral. Se creó por encima del hombre la noción de bien y de mal, particularmente muy referido a nuestra cultura occidental y judeocristiana y se limitó mediante la finura del lenguaje, la libertad. La libertad religiosa se delimita a aceptar la dogmática de la religión dominante. La libertad política se redujo, en su forma mas avanzada y característica, al ejercicio de la democracia y ésta queda circunscrita a reglas del juego que hacen del voto un supremo valor, lejos muy lejos de la toma de decisiones, control y evaluación de la conducta de sus elegidos. Lejos de la justicia. Se privatiza la propiedad con la creación de la libertad de mercado y a éste erige como un dios por encima del hombre. No es el hombre quien regula el mercado sino el mercado quien modela y controla la sociedad y al hombre. La libertad de pensamiento se ahoga en la imposibilidad de la libertad de expresión, y la expresión queda reducida a los modelos y medios de comunicación de las hegemonías, sin importarnos por ahora su ubicación, pero en todo caso, el receptor es totalmente ajeno al medio, al mensaje, ocultado su dominio detrás de la hipócrita opción por parte del usuario de seleccionar lo que quiere ver, leer, oír. Como se puede observar a este dato, que pareciera ser radical, pero no, es mero diagnostico y se debe reconocer que en esa lucha la humanidad ha avanzado mucho, lo cual es cierto. Hay una importante preocupación para frenar la destrucción de la naturaleza, avanza cada día mas la lucha y éxito en torno al derecho a la vida, al trabajo, de la mujer, del niño, hay un movimiento en ascenso por limitar las garras del poder, lo que implica su cada vez mas el perfeccionamiento de las instituciones y ampliación de la división del poder, poderes, en vez de poder. Gandhi, Mandela, han probado que la paz sustentada por la razón es un arma de “guerra” eficaz para adquirir mayores grados de libertad e independencia, y mas ejemplos hay legítimos, pero, cuando creíamos que las diversas formas de inquisición, de discriminación, el racismo, el estalinismo, el fascismo, la casería de brujas, el macarthysmo, el kukuxklán habían sido superados, reaparecen en algunos casos con mejores trajes, en otros mantienen su brutalidad, su criminalidad, sean ejemplos los fundamentalismos en los llamados gobiernos “teocráticos islámicos”; el racismo de nuevo toma asiento en las esferas decisivas del Poder y copa la calle, tanto en Europa, cuanto en Estados Unidos, Canadá… y, aquí, en nuestra casa, Venezuela, nadie puede ocultar que el socialismo del presidente no solo es un hecho ahistórico, por ser carente de la más elemental fundamentación teórica, sino que se impone con una brutalidad “originaria”, las cadenas de radio y televisión perennes, el autoritarismo militar de charreteras sin gloria, la degradación de la educación, orientada a sustituir la elemental critica, la persecución a la ciencia, al arte, la manipulación de la historia, la introducción del racismo mediante la victimización de las razas afrodescendientes y aborígenes por los blancos perversos, en síntesis, por un proyecto que deifica al supremo líder que sustituye a dios, la religión por el culto a la personalidad Podríamos seguir, pero quede este introito como referencia incompleta, medianamente útil para encausar mejor cuanto queremos decir.

Como es del dominio público, el venezolano, pero también norteamericano, y en el mundo deportivo, el pelotero extraordinario, manager con glorias mundiales, Oswaldo Guillen, es tirado al infierno. Los poderosos grupos cubanos la Fundación Nacional Cubano Americana y las Damas de Blanco decidieron exigir que se le dé el castigo máximo. La pena de muerte y su exterminio en vida, pues, por una parte se le pide el castigo de dejarlo sin trabajo, se le somete a la vindicta pública y a su familia, necesariamente, se la marca y tiene que llevar sobre sus hombros la maldición de tan beatíficos seres. La respuesta de Oswaldo ante tan terrible maldición, sentencia, fue la del arrepentimiento, «Nunca en mi vida he llorado tanto…llevó tres noches sin dormir…este es el peor error que he cometido. Sólo Dios y mi familia saben lo difícil que han sido para mi estos días… y, para que su arrepentimiento fuese mas creíble, no solo retiró el amor a Fidel, sino que coronó su arrepentimiento, su constricción, con su propio castigo, mediante la declaración “Chávez le está haciendo el mismo daño a Venezuela que Fidel le ha hecho, y le está haciendo a Cuba”. Pero, no le funcionó. Esta inquisición no cree en el arrepentimiento. No solo hay que echarlo a la hoguera, sino observar que sus cenizas no puedan jamás juntase y menos levantarse. La ejecución ya tuvo lugar. Recibió el aplauso de muchos, hasta de compatriotas, creo que vi feliz a Kino en Buenas Noches, mas o menos explicando lo justo del castigo. A otros oí, me apareció increíble la analogía, que a un X, siendo X cualquiera a que se le ocurra decir que Hitler tuvo algo de humano, es antisemita, inhumano…, pero se aplaude a quien con razonamientos ad hoc, justifique la Inquisición, y bastó la confesión de arrepentimiento de un papa para que todo quede perdonado. Giordano Bruno, entre miles, se mueve heroico entre sus cenizas, Galileo se ruboriza de su actitud racional que le permitió esconder su dignidad en el miedo.

El segundo caso” que anda en Internet, en las redes, es la biografía delincuencial de la presidenta del Brasil. Dilma Vana Rousseff. Esa historia que está en Internet, en las redes, se puede sinterizar así, la Dilma fue guerrillera, terrorista, el hombre de quien parió sin casarse era comandante de la guerrilla urbana del VAR-Palmeras, su papá un judío rumano, comunista, su título se la acusa de ser falso…en fin, que hasta complaciente según fueron las tentaciones de la libido de quien varón estuviese a su lado, sea en la mar, o creando fuegos del frio en la intimidad de la montaña, sustituyendo las insuficiencias de la mujer de su amigo, fuesen solteros o casados, solo a condición de que fueran revolucionarios, aptos para las aventuras. Amiga de Fidel, de quien aprendería sus primeras lecciones terroristas. Y un tercer caso, la presencia reiterada en los medios del presidente de Uruguay, José Mujica, quien fuese jefe tupamaro y estos, “no piden lerdón ni se arrepienten”. De Mujica su biografía se disuelve en nubes, en un universo sin tempestades, travesuras de niño fueron aquellos días y en el fondo Mujica y sus comandados, son luchadores apóstoles por la democracia.

Pues bien, el juntar a estos tres seres profundamente humanos, con historias humanas, con luchas y conquistas, con deficiencias y aciertos, es para mí un acto ético. Efectivamente, la libertad de pensamiento y expresión del señor Oswaldo es un derecho. Todos, incluidos los cubanos, tienen pleno derecho a criticarlo; pero no a asesinarlo moral ni economciamente. Pero lo hacen estos cubanos, que tienen en el anti-fidelismo el mejor de todos los negocios, sin Fidel sus privilegios desaparecerían y en odio el vector de unión del conjunto. Ellos son beneficiarios de un proceso ideológico que ha sido marcado por el anticomunismo irracional, por el macartismo. Enfermedad que es la salud de los líderes de la guerra, pues de ella se benefician. Del terror se benefician. Los cubanos en Miami, son parte de ese juego. Si no hubiese habido bloqueo, Fidel sería un sueño de una época nostálgica para algunos “románticos” y una pesadilla, probablemente de la historia, para los demás. Cultores del odio, como su gran negocio. Pero se evidencia con más gravedad, la pseudomoral de la ideología norteamericana, no solo en relación a la democracia como forma política, sino como subordinación y justificación de la “moral” a su política y ésta a sus intereses. Sepa lector, que amo profundamente la cultura norteamericana, que creo, incluso a viva voz, que ilustres escritores como García Márquez, bebieron en las fuentes de la ética y la narrativa norteamericana, que amo su poesía, que sus aportes a la danza, a la música, a la ciencia, son sencillamente maravillosos, que la humanidad ha recibido excepcionales beneficios de los aportes de ese inmenso y maravilloso país, en fin, que tengo en Jefferson un referente de la ética, pero presto los ojos a Darío, para señalarle que está viva la Oda a Roosevelt. Que la sentencia de Bolívar sobre su uso y abuso de la libertad y el daño que en su nombre hacen está viva también…

El caso de la dama, Dilma, es el odio interior hacia quienes tienen entre sus mejores proyectos la contribución decisiva por la justicia social, a quienes tienen observaciones serias a los ídolos de esa cosas que es el capitalismo salvaje ha institucionalizado, quiero decir mejor a los salvajes del capitalismo, y que se objetiva en la difamación, injuria y, lo peor, en ese anticomunismo patológico, fundamentalista, el mismo de Hitler, el mismo de Pinochet, Videla, Pio IX, y otros píos impíos, para quienes la justicia, la libertad, la democracia existen si y solo si es parte de su inventario de ganancias. Y el caso de Guillen evidencia igualmente una sociedad, una cultura hegemónica igualmente bárbara, solo que los Atila aprendieron inglés. Y además a la Dama se la censura por no estrangular a Chávez. Para Lula, Cardoso, Vana, el bienestar del Brasil está por encima de los cliché, primero los negocios, dice ese trío. Y Venezuela entre sus más crueles imbecilidades del régimen, es negociar con empresas capitalistas voraces para que le ayuden a construir el socialismo salvaje.

La ética para que sea valida, para que sea ética, es tan universal como la más pura de las matemáticas. Como la más eficaz de las leyes de la física. No hay dictadura buena ni mala, no hay corrupción buena o mala, etc. según sean los actores devenidos en jueces de sus propias obras, pues si bien es inmoral, inético, recurrir a fechorías, a delitos, a aberraciones para justificar la revolución, del mismo modo es profundamente inmoral utilizar cualquier medio para acabar con ella.

Los venezolanos podemos reconstituir el país, pero será condición necesaria que no nos serpearemos en bandos, lo que hasta ahora ha logrado HRChF muy bien, sino que nos integremos en torno a un proyecto de país, bien fundamentado en la ciencia, la tecnología, el arte, para saber hacer bien las cosas, bien orientado por la ética para evitar aberraciones.

 

 

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