Hugo Chávez; agente castrista, traidor a Venezuela
En 1917 los bolcheviques comandados por Lenin y Trotsky desplazan del poder al Zarismo en Rusia, e inician la llamada Revolución, de inspiración marxista, que al constituir la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas -URSS- y declararse -en teoría- opuesta al Capitalismo, pasó a ser el segundo mundo, en oposición al primer mundo (Occidente, con EEUU y Europa, democracias y monarquías con sello liberal), compitiendo ambos por influenciar y captar al resto de los países del orbe, pobres, subdesarrollados, monoproductores, exportadores de materias primas e importadores de bienes, alimentos y servicios, el tercer mundo.
Lenín dirigió la revolución de los Soviets hasta su muerte en 1923, Trotsky debió tomar las riendas (había organizado el ejército rojo y era la segunda figura en importancia, dado su calibre intelectual) pero las piezas del ajedrez del poder se movieron beneficiando a Stalin, georgiano, ideólogo menos brillante pero pragmático y astuto. Surge enseguida la rivalidad entre Trotsky y Stalin, éste mueve los hilos del poder que controla y va aislando al adversario, tejiendo una madeja de acusaciones de traición a la Revolución (es un clásico, el hombre fuerte se asume como la Revolución y la Patria, por lo tanto, cualquier ataque contra él debe ser interpretado como un ataque a la revolución y a la Patria, del Libro gordo de Petete). Trotsky va al exilio en varios países, hasta que en México es asesinado por un comunista español y agente estalinista, Ramón Mercader, en agosto de 1940.
Stalin había pactado con Hítler, para dedicar todos sus esfuerzos a consolidar su poder dentro de la URSS, pero se ve obligado a participar en la segunda guerra mundial, ante el asedio de las tropas nazis a Leningrado, y al ser derrotado el Eje (Alemania, Italia, Japón) en 1945, los vencedores se reparten la porción de Europa que estuvo bajo el dominio del fascismo, los Aliados en representación del bando capitalista y liberal, los soviéticos como los representantes del “colectivismo socialista”. Comienza la “Guerra fría” entre el primer y el segundo mundo, compitiendo ferozmente en todos los terrenos; Militar (armamentismo creciente, misiles nucleares de mediano y largo alcance con capacidad para destruir varias veces al único planeta que podemos habitar), Ideológico (libros, revistas, películas, con propaganda y argumentación favorable a cada sistema), Deportivo (más que cada atleta, destacaba el país del cual provenía, en función del imperio en torno al cual orbitaba), Tecno-científico (cada esfera procuraba presentarse como la más avanzada en cada disciplina, Medicina, Ingeniería, etc, pero donde mejor se evidenciaba la competencia entre las dos grandes potencias, era en la carrera Espacial, ni siquiera usaban los mismos términos, Cosmonautas y Astronautas eran los gladiadores y el espacio alrededor de la Tierra su Coliseo).
En 1956 ocurrieron dos hechos extraordinarios, que desnudaron ante el mundo las enormes contradicciones e injusticias que caracterizaban la propuesta soviética; 1. Nikita Krushov, Primer Ministro de la URSS denuncia ante un Congreso del Partido Comunista, los horrendos crímenes cometidos por Stalin y su grupo de allegados (lo cual termina de dar la razón a Trotsky, en lo referente a su descripción del georgiano como alguien que pervertiría la Revolución, por mantenerse en el poder absoluto). 2. La URSS invade militarmente a Hungría, para sofocar un movimiento nacional que buscaba desvincularse de la tutoría soviética y transitar la vía liberal y democrática, lo que demostró que la fachada de felicidad, progreso y apego a los principios colectivistas era ficticia, y que necesariamente otros países, no sólo Hungría, estarían insatisfechos. La brutal y poco fraterna agresión con cientos de tanques y miles de soldados, perseguía revertir la rebeldía efectiva de los húngaros, pero también escarmentar a las otras naciones, donde la misma insatisfacción existía sin haber eclosionado. Krushov repudia la sistemática represión estalinista y a la vez practica su propia represión, lo cual es en sí una de las mayores contradicciones que cometiera el imperio rojo, que se presentaba como el epítome de la democracia mundial. En el 68 invadieron Checoeslovaquia.
Para América Latina, entonces patio trasero de EEUU, la guerra fría trajo una serie de dictaduras militares, bajo la óptica de que los gobiernos fuertes, manu militari, impedirían el avance del imperio soviético en este continente. En particular mencionaré a tres de esas dictaduras, porque con el correr de los años dieron paso a una dinámica muy inter-relacionada: Rojas Pinilla en Colombia, Pérez Jiménez en Venezuela y Batista en Cuba. Fueron derrocados en ese orden, 1957, 58, 59, pero aunque existía el compromiso de dar paso a gobiernos democráticos y liberales, en Colombia tuvieron que enfrentar a las FARC, un grupo armado que se organizó a raíz del asesinato de Gaitán, y fue degenerando hasta convertirse en una gigantesca pandilla dedicada al asesinato, al secuestro y al Narcotráfico. En Venezuela, 1958 fue un año de transición, pero apenas iniciado el gobierno del presidente electo Rómulo Betancourt 59-64, grupos de la extrema izquierda, motorizados por el PCV y el MIR (los cabezas calientes de AD), inspirados y promovidos por el mito de la Sierra Maestra y su consecuencia, el régimen castrista, se organizaron en guerrillas rurales y urbanas, para impedir con las armas y los crímenes el normal desenvolvimiento de la naciente Democracia. En Cuba, la versión dictatorial militar había estado a cargo de un Sargento, Batista no tenía capacidades ni de Estadista ni de estratega militar, su mayor interés era disfrutar de los privilegios del cargo y robar a manos llenas, junto a sus cófrades. Abandonó Cuba el 1º de enero de 1959, el vacío es inmediatamente ocupado por los barbudos de Fidel, quien lleva un crucifijo muy visible en su pecho, habla de restaurar la democracia y de organizar elecciones en el menor tiempo. Juicios sumarios, fusilamientos al por mayor, expropiaciones “revolucionarias” y sospechosos desplazamientos de dirigentes políticos y comandantes rebeldes que no compartían sus procedimientos y los planes a largo plazo. Sectarismo excluyente, accidente aéreo, juicios tumultuarios y cárcel, fuga al exilio, fueron dando cuenta de los que se opusieron al viraje violento e injustificado, contrario a lo que había acordado la mayoría de opositores a Batista. En conclusión, en lugar de transitar en paz, de aquellas dictaduras militares de los años 50 hacia la siempre perfectible Democracia, Colombia y Venezuela tuvieron que superar los tremendos escollos que la lucha armada le impuso a los gobiernos que sucedieron a esas tiranías, y Cuba salió de Guatemala para caer en Guatepeor, Totalitarismo, fracaso, y permanente exportación de ese esquema de dinosaurios y violencia.
En Cuba, luego del fiasco de la invasión a Playa Girón (jóvenes idealistas sin preparación militar, enfrentados a unos veteranos de guerra de guerrillas, en posesión ahora de aviones y tanques), Fidel se inscribe en el club de la URSS y se declara “socialista” (hace dos años, él mismo se encargó de aclarar que socialismo y comunismo son LO MISMO), pasando a ser una colonia soviética, que a cambio de una fuerte financiación de la URSS (jamás han podido los cubanos dejar de depender de lo que otros les envíen, es un parasitismo crónico) permitían que el Imperio Rojo tuviese espacio útil a sus planes expansionistas y de permanente confrontación, nada menos que en el continente americano y a 144 kms del territorio estadounidense. Se sintieron tan a sus anchas que llegaron a construir en Cuba una base militar para lanzamiento de cohetes de mediano y largo alcance, lo que puso al planeta al borde de la tercera guerra mundial, la primera y última con ojivas nucleares, lo que implicaría la destrucción total. La crisis de octubre del 62 enfrentó a los anteriores K, Kénnedy Krushov, su desenlace produjo el desmantelamiento de la base misilística (sólo quedó la Estación de Radares de Lourdes, para efectos de espionaje electrónico) y el vergonzoso bypass de Fidel, a quien no tomaron en consideración para nada en este delicado asunto.
En Venezuela, el resentido e ignorado (en el ajedrez internacional) Fidel, era el promotor y sparring de las guerrillas de comienzos de los 60, pero a pesar de su empeño en apoyar con armas, instrucción y dólares a la guerrilla criolla (desembarcaron armas y cubanos en Machurucuto, con Fernando Soto, reciente jefe rojo en la AN, como cipayo de los invasores castristas), la derrota fue contundente (en especial por el poco respaldo de pueblo que obtuvieron), pero algunos grupitos tercamente persistieron a fines de la década, cuando ya se implementaba bajo el primer gobierno de Caldera la Pacificación, que reincorporó a muchos -aparentemente- a la vida civilizada y democrática, donde las diferencias no se arreglan a tiros, sino con discusiones, propuestas serias y trabajo. Fidel y el remanente guerrillero pusieron en marcha su Plan B, que era infiltrar a las FFAA con los tirapiedras y quemacauchos que pudieran quedar activos, para que llegados a rangos superiores y con mando de tropa, pudieran dar un golpe militar y hacerse del poder, lo que demuestra que el Plan B era casi el mismo Plan A, con la Violencia y el patrocinio fidelista de común denominador. Imposible saber la cifra exacta de los que ingresaron a las academias militares en los años 70, 80 y 90, con el pre-establecido objetivo de subvertir el orden, tomar el poder por la vía violenta y servirle en bandeja de plata a Fidel, este manjar petrolero. Muchos habrán evolucionado al conocer los grandes cambios en la geopolítica mundial, que ahora tienen a China y Vietnám entre los países capitalistas, y a los militares golpistas de capa caída y siendo juzgados. Otros abandonaron el plan en virtud de mejores opciones de vida. Pero fueron bastantes los Chávez Frías y los Aponte Aponte que cumplieron fanáticamente sus tareas.
A Hugo Chávez, un mal estudiante dedicado a labores de pintaparedes por encargo de RUPTURA, (el frente legal de Douglas Bravo, todavía en papel de jefe guerrillero para la década de los 70), le asignan un cupo en la Escuela militar en 1971, su condición de pitcher compensa por su bajo nivel académico. Ya en esa fecha Tribilín era una ficha de la empresa estalinista cubana dedicada a la exportación de violencia, y su objetivo era contribuir como parte del Plan B del castrismo, ya fuera como una pieza menor en una jugada de otros (caso de Aponte), o como el protagonista principal (golpe del 4F 1992). 18 años antes del caos-saqueo del Caracazo, ya Chávez era agente del castrismo y (como Ramón Mercader, a quien le asaltaron las dudas décadas después de asesinar a Trotsky), su asignación como agente de la franquicia estalinista en el Caribe era rígida, indiscutible, un dogma que se sigue sin meditar, ni siquiera contrastando las condiciones del momento en que inicia el plan, con las variantes circunstancias a lo largo de los 21 años que estuvo conspirando en las FFAA, reclutando resentidos y confundidos, preparando el Golpe para derrocar a un presidente electo por la mayoría en elecciones libres. El quinto presidente que la voluntad popular había elegido desde que se metió a Cadete con la intención de faltar a su compromiso con la Patria, con la Constitución y con el pueblo, a los cuales deben servir los soldados a quienes la República confía sus armas. Ingresó a las FFAA cuando Caldera 1, siguieron los períodos de CAP 1, Luis Herrera Campins, Jaime Lusinchi, y Cap 2, durante el cual ya sus andanzas conspirativas eran tan conocidas que se le hacía cada vez más difícil a sus cómplices en la alta oficialidad librarlo de cada nueva sospecha o investigación, lo que obligó al grupete de sediciosos a adelantar el golpe, que resultó sangriento y chimbo, e incluyó llevar bajo engaño a los soldados bajo su mando, para luego acobardarse y llamar a sus cómplices a fin de que le facilitaran una rendición sin riesgos.
Hay episodios llenos de misterio, carentes de información, que pudieran formar parte de la carrera conspirativa y entreguista de Chávez; Su posible vínculo con los sucesos en Cararabo, su actuación durante el Caracazo, sus apoyos no conocidos para los cuartelazos del 4F y del 27N, su real comportamiento del 11 de abril, antes, durante la masacre y luego de que el alto mando le solicitara la renuncia, “la cual acectó”, por considerarlo el principal responsable por los crímenes de esa tarde. Son espacios sin llenar en la biografía detallada del agente del fracasado estalinismo castrista. Misterios como el de lo que hacía Fidel en Bogotá, el día que asesinaron a Gaitán, o lo que hicieron sus hombres de confianza en Santiago de Chile, el día que Allende, a quien se suponía debían guardar las espaldas, se “suicidó”. Obligatorias reflexiones sobre alguien que, teniendo a mano los ejemplos de Estadistas como Mandela, Bachelet, Lula, y los éxitos de países que han salido del subdesarrollo sin revoluciones ni violencia, como Singapur y Chile, decida copiar en absolutamente todo a la miserable CUBA, y rendir culto al criminal Fidel, a quien imita hasta en su inescrupulosidad, anacronismo y empeño en castrar a cualquier camarada que le pueda hacer sombra.
El saldo en Venezuela no podría ser más negativo, sistemáticamente se dedicó a destruir al país, sus Instituciones, la Economía. Prostituyó a las FFAA (con la ayuda de los topos infiltrados como él), dañó severamente la autonomía de los poderes, la descentralización, y la envidiable virtud de la Convivencia, de la que disfrutamos hasta que él comenzó a sembrar odios, a cultivar resentimientos. Profundizó los vicios de una importante porción de los venezolanos, estimulando el parasitismo, la agresividad y el irrespeto a las leyes, dando él ejemplos casi a diario. Se asoció a los peores regímenes del planeta, estimuló la delincuencia logrando cuadruplicar la criminalidad, aumentó las taras tradicionales de la Administración pública, Clientelismo, Sectarismo, Corrupción, Negligencia e Incapacidad, aparte de los abusos de sus cadenas y el empeño en reciclar las mismas promesas y los mismos dogmas.