Huele a traición
Estamos ya en la puerta de las elecciones. No es que podamos entrar fácilmente por ella, porque se está haciendo todo lo que esperábamos y no esperábamos para detenernos y una total desinformación caldea el espíritu que ha logrado, pese a todo, mantenerse animoso sin rendirse, por el contrario, este sábado pasado se atrevió a salir retando las amenazas del Diosdado violento que incitaba a un “simulacro electoral” del PSUV que no se notó o no salió o sencillamente no obedeció recobrándose del amargo espectáculo que en un permisado y vergonzoso acto de vandalismo sigue repitiéndose en distintos lugares del país.
Los medios que a cada momento insultan y condenan y que realmente bracean contra el poder, no pueden decir mucho, más bien nada. Son los venezolanos de a pie quienes a través de las redes sociales informan esperando el “madurazo” . Huele a traición. No se puede decir de quien contra quien pero hay muchas opciones, la más frecuente en estos días, es la de el binomio Castro-Maduro que ya no pueden seguir esquivando el peligro de Diosdado.
A pesar de la “compinchería” de los dos cuando las “bolas” aprietan, y me refiero a los “rumores de pasillo”, el personaje incomoda a los cubanos. Eso de que el Cabello se tenga como el hombre más rico, el chavista que se ha hecho más rico en estos 15 años, no lo ayuda mucho tampoco hace un tiempo se hablaba de esto al revés.
Cuando hay canallas en el juego político la traición pasa a ser un verbo útil. Uno ve los rostros militares de hoy resulta bastante difícil adecuarles “ el honor como divisa” para convertirlos en esa nobleza política, venezolana, que esperamos. Hay que reforzarse ante este olor a traición porque lo que no nos está permitido es traicionarnos nosotros mismos.
Hoy como nunca hay que aferrarse a lo mejor de cada uno para ofrecérselo a esta Venezuela lastimada, herida, violada. Basta ya de este ensañamiento, de estas deformaciones y engaños. Basta ya de homenajes ostentosos, de estatuas gigantescas, de cultivar la adoración a un hombre que ya murió. Venezuela tiene demasiadas cargas pesadas, demasiado que construir para distraerse en una historia morbosa y ventajista que finalmente la contará con indignación y con asco.
Han decidido que en la fecha de las elecciones sea conmemore el “Día de la lealtad y el amor a Chávez”. Otra pendejada más! Déjenlos! No les den oportunidad de sentirse tomados en cuenta en sus necedades.
Ni siquiera la “habilitante” tiene la fuerza de la provocación.
¿Qué han dejado de hacer sin ella?
Lo que podrán lograr es hacer de un venezolano un traidor a los principios de lealtad y amor que convocan. Porque tendrá que irse, porque la traición huele muy mal. Para nosotros, los que no nos hemos arrodillado ante esta pesadilla, también tenemos ese día, con el voto en la mano, una invocación a la lealtad y al amor. No a un golpista que buscaba acabar con el Presidente constitucional y su familia, sino a nosotros mismos , a cada uno y todos.