Hubo una vez 1
¿Se repetirá? Hubo una vez un ciudadano llamado Lucio Sergio Catilina, Romano, 108 a. c. – 62 a. c., noble pobre, pretor, gobernador. Enjuiciado por abuso de poder. Lucio se presento a elecciones en el año 66 a. c. para el consulado de Roma, se exhibió a sí mismo como el campeón de los pobres y los oprimidos contra los Cónsules y el Senado.
Catilina fue golpista, pugnó, combatió e intentó matar a Cicerón y consumó su vida rodeado por el ejército de Antonio y murió en una batalla, en Pistoya, junto con 3.000 de sus partidarios.
Y, otro, nombrado Marco Tulio Cicerón, cónsul elegido por senadores y caballeros, combatía a los demócratas, les confirió poderes dictatoriales a los cónsules, orador, político, filósofo y escritor romano, nació en una familia de caballeros. Su abuelo, de igual nombre, fue un ciudadano romano destacado. Descubrió con cierta antelación la conjura de Catilina y es cuando, en el Senado Romano, plantea la necesidad de detener a Catilina. Pronunció cuatro celebres discursos llamados las “Catilinarias”. Cuatro tiempos. Cuatro actos.
Primera: inicia con una frase celebre, en presencia de Catilina, que ha perdurado en el tiempo, proverbial: “¿Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra…?” (¿Hasta cuando, Catilina, abusaras de nuestra paciencia?) Y frente a él lo acusa, con valentía, de peligro publico. Catilina responde con insolencias y huye, de inmediato, del Senado y Roma y se atrinchera en Etruria en donde forma un ejército, se proclamó cónsul y pretendía fomentar en la Galia una revolución para que se extendiera a España; pero el gobierno lo declaró enemigo de la republica.
Segunda: Cicerón le habla al pueblo. Identifico a todos los conjurados que seguían a Catilina y estaban en Roma mediante cartas y documentos enviados al Senado. Solicito castigo para todos e informo de la huida.
Tercera: Cicerón informa, en la mañana, al Senado y dialoga con la multitud, en la tarde, reunida en el Foro, en donde anuncio el arresto de los conjurados y el homenaje que la habían tributado.
Cuarta: Cicerón ante el Senado. Pide la pena de muerte para los conjurados. Pronuncia la decisión de ejecución. Cuatro discursos, cuatro tiempos, cuatro actos.
Marco Tulio Cicerón triunfo, fue premiado con el honorífico título de «Padre de la patria», aunque, posteriormente, el hecho de haber mandado a ejecutar, sin previo proceso judicial, a los principales colaboradores de Catilina le valió el destierro y la confiscación de sus bienes; poco después una nueva revisión del proceso rehabilitó a Cicerón y sus bienes le fueron devueltos. ¿Alguna semejanza con la actualidad, con personajes, algo? No, aparentemente. ¿Entonces hemos tenido un homónimo equivocado y/o cínico? ¿Excesivamente? ¿Cuál? Dígalo, amigo.
¿Hasta cuando, única voz, abusaras de nuestra paciencia? ¿Cuándo y quien hace la declaración de “peligro publico nacional e internacional”? ¿Cuáles serán las medidas? ¿Quién ejecutara las medidas? ¿Se les perdonara y premiara, también? ¿Y donde esta Cicerón, el de hace un rato? ¿Será, tal vez, no padre de la patria, pero pudiera ser verdugo voluntario de la patria? ¿Qué piensa usted, apreciado amigo?
“No es justo que ni el individuo ni la familia sean absorbidos por el Estado; lo justo es dejar a cada uno la facultad de obrar con libertad hasta donde sea posible sin daño del bien común y sin injuria de nadie. León XIII”