Hospital Vargas
Soy un josefino de larga data, mi niñez, adolescencia y juventud se desarrollaron en la vieja parroquia de San José. La Salle de Tienda Honda y la Católica de Jesuitas, un poco más allá de los límites de la parroquia, cobijaron mis ganas de entender el mundo.
La casona de mis abuelos está, continúa, sita entre el Hospital Vargas y el José Gregorio Hernández. Así que el Hospital y la Escuela de Medicina Vargas han sido siempre una referencia importante en mi caraqueña existencia. La Escuela Vargas donde se graduaron como médicos infinidad de colegas lasallistas y a las que asistía como oyente afectivo a muchas clases de fisiología y anatomía que no fueron de mi vocación, es grato recuerdo de colegas vivos y fallecidos: Sergio Brandy, Eduardo Pimentel, Raúl Yepes Pereira, Bolívar, Doble Feo Fuentes, entre tantos otros personajes como el bedel del Laboratorio de Anatomía de cuyo nombre no me acuerdo , donde reposaban los cadáveres que tanto intimidaban a bisoños médicos y médicas – no éramos Leonardos Da Vinci – forman parte de mi acervo afectivo y referencial.
Estupefacto, atónito, turulato, boquiabierto, me muestro entonces por la indiferencia – léase ineficiencia – con que el gobierno bolivariano trata a la institución y a sus médicos. Sobra decir que el Hospital Vargas es nuestro Cochin que tanto orgullo genera en la comunidad médica francesa e internacional.
Suspicaz como debe ser todo ciudadano bolivariano que juega a la cuida y al desconcierto, presumo un par de razones de Estado frente a esta reiterada ineptitud bolivariana. La primera, es que el militar a cargo de la Salud Pública, en actitud poco civilista como le corresponde a sus galones, es el nuevo Carujo de la V República.
La otra, la menos probable pero no desechable por las eficientes y certeras fuentes de inteligencia del gobierno revolucionario, es la pronta aparición de un documento o mejor todavía de una conversación telefónica del Presidente de la Sociedad de Médicos, en la que se sugiere que el hospital venezolano por antonomasia se llame ahora Hospital Vargas Llosa, en vez de Cipriano Castro.