Honduras está en el Mundial
Ya conocemos quiénes se enfrentarán en el próximo Mundial de Fútbol. Resultó bastante desproporcionado en algunas de las selecciones, pero esta clase de eventos cuentan con un factor que no se mide en goles, y es la emoción. Uno puede ver de repente a un Brasil sobrado confrontando a un Estados Unidos reconocido por su debilidad y, dependerán ambos de eso que se produce allí, en ese momento, con circunstancias propias. Y hoy, repasando ese sorteo y viendo allí en la información, como si no fuera una gran cosa siéndolo, estaba Honduras. Está Honduras. Ese pequeño país que debate su destino rodeado de lobos feroces y sanguinarios, que defiende sus valores democráticos arriesgándolo todo, está allí codeándose con los grandes, con los gigantes, sin bulla, sin prepotencia.
Diego Maradona, excluido de las invitaciones al torneo, declaraba que “no hay rivales fáciles”. Eso suena desproporcionado en el caso de este pequeño país centroamericano al pensar que tiene que enfrentar a uno de los grandes: España, que encabeza su grupo. En el terreno, en esa cancha abierta al mundo entero que compartirá cada movimiento, cada golpe, carrera, gol, ninguno pondrá en su aparición y enfrentamiento los sentimientos o intenciones, criterios o intereses políticos. Allí no tendrá cabida ninguna manipulación. Para Honduras, llegar allí es ya un triunfo. Mientras los jugadores mejores pagados del mundo están en la pantalla en las noticias, venden camisetas, son el gran negocio publicitario, los hondureños muy modestamente entrenan bajo la ansiedad de un país empobrecido, asediado, luchando muy solitariamente frente a toda clase de provocaciones.
Tabares, de Uruguay, declaraba que nadie podía saber hasta que lo viera, cuál era el ánimo de cada equipo que llegaba a enfrentar la presión de un mundial. No es fácil, ya lo saben, la lucha desigual. Van a un público indiferente que ni siquiera sabrá dónde queda Honduras. No pueden alardear de petróleo ni de otra riqueza que no sea su propia voluntad deportiva. Es lo que hacen hoy con la democracia. Uno ve y escucha a Cristina de Kirchner asegurar en la Cumbre Iberoamericana que no se puede aceptar la no restitución de Zelaya “porque así sería muy fácil que algún otro intentara un golpe y después fuera elegido”. Justo lo que pasó aquí. Y lo dice una mujer, una Presidenta que todavía no se manifiesta sobre los ochocientos mil dólares donados por Chávez a su campaña electoral. La lucha es desigual y falta de moral. Pero Estados Unidos declara que “ya Zelaya es el pasado” y, el siempre tardío Insulza, afirma que el nuevo Presidente hondureño Porfirio Lobo es el más posicionado para gobernar. Con todas esas presiones y confusiones, con la pobreza y la humildad de un pueblo que ya marca pauta de dignidad en el mundo, Honduras está en el mundial. No lo pagaron el petróleo ni los regalos, los cheques de Chávez ni los dólares que entregó Wilson Antonini. Están allí por esfuerzo y amor a esa fajita pequeña de tierra sembrada en Centro América que es Honduras.