¿Hombre nuevo con leyes represivas?
Si los comunistas, de todo pelaje, hubieran aplicado su incuestionable talento propagandístico en los asuntos atientes al arte de gobernar, el capitalismo hubiera desaparecido con los disparos del “Aurora” contra el Palacio de Invierno. No fue así. Quienes asaltaron el poder en 1917, predecesores de la bastardía que hoy nos desgobierna, no se propusieron construir una sociedad próspera y libre sobre las ruinas del pasado.
Por lo contrario, la convicción totalitaria se hizo patente en la tiranía que cubrió mayor espacio-tiempo durante el siglo XX. Exhibieron el estandarte de la igualdad y de la formación del “hombre nuevo”, usando la hoz y el martillo para ahogar en sangre la disidencia, forzando la estatización de toda propiedad productiva. Su inevitable derrumbe, por inviable, dejó al descubierto una sociedad económicamente en ruina y moralmente lesionada.
El asunto viene a cuento motivado por las dos últimas? fechorías de la claque parlamentaria y de altos cargos de Estado. La Ley Contra Delitos Mediáticos y la Ley Orgánica de Educación a la cual, con madrugonazo de por medio, agregaron al veneno ideológico perceptible a distancia el toque represivo consustancial con la ideología que los inspira. Sin importar el desafino y la desmesura en el articulado del código normativo de la formación del más amplio segmento de la población estudiantil.
Por supuesto, no se atrevieron a incorporar los artículos que en la ley CDM fijan las penalidades en términos de encarcelamiento. No, en LOE llegaron hasta la suspensión de productores y programas considerados lesivos para niños y adolescentes. Pero ¿quién calificará los programas y las opiniones?. “Ahí está el detalle”, expresión del gran Cantinflas que cobra vigencia en tiempos de trapisondas. A los educadores también tocó lo suyo del afán represivo. La novedosa LOE contempla inhabilitación de quienes realicen paros laborales en defensa de sus derechos y en la Ley de Estudios Superiores, el Consejo Universitario queda como figura decorativa. ¿Cuánto tiempo van a regirnos por unas leyes que, seguramente, consideran permisivas?. Si la sociedad no les da “un parao” en la próxima arremetida, sin duda en forma tramposa, “apretarán tuercas” y, de veras, comenzará a reinar el silencio impuesto.
Los comunistas siempre han actuado como secta y las sectas son irracionales. Por ello se aferran a conceptos decrépitos como eso de “formar el hombre nuevo” a fuerza de consignas y amedrentamiento o a la tontería de imponer un sistema comprobadamente fracasado que cercena toda iniciativa individual y, con ello, la libertad.
A lo mejor la democracia tarda en sedimentar en el cuerpo social, pero en la medida en que se expande da contenido a la libertad y al sentido de pertenencia. De manera que cuando la democracia llega a ser el modo de vida insustituible de una nación, el hombre se ha hecho ciudadano.
Emerge el “hombre nuevo” cuando, en igualdad de oportunidades, ha podido cultivarse satisfaciendo sus necesidades espirituales y materiales. Se construye en una sociedad en la cual el estado es garante de la educación en toda su intensidad, sin ataduras ideológicas; de la cultura, el deporte, la salud, las calles, las carreteras, el trabajo, la seguridad ciudadana, la libertad sin cortapisas, que le abre perspectivas de mejor calidad de vida para sí y para sus hijos.
