Hasta que ocurra algo
Muy claro se le escuchó decir a los líderes de los manifestantes «…hasta que ocurra algo». Apostados en La Carlota con disposición a asumir la vigilia, la masa seducida por la vanidad de la gloria de sus mentores, le dieron rienda suelta a sus ilusiones. Sueños que no se materializan por esa vía. La energía expresada en la fuerza de una marcha se volatiliza porque equivocan el blanco. «Hasta que ocurra algo» era la materialización de la violencia.
La oposición dejó muy bien marcada sus diferencias tácticas. Aunque hay afinidad estratégica, la que se expresa en tumbar al gobierno, se evidencian fisuras en su modo de alcanzar las metas políticas. Unos, quieren pelear en paz. Que sigan las manifestaciones de calle sin confrontación. Los otros, acabar con todo el «proceso» haciendo uso de la guerra. No obstante, ambas posturas son erradas. Brecha que fortalece al movimiento popular. Por un lado, permite estimular las tendencias unitarias para presentarle al país una estructura evolucionada. Y , por el otro, ocupar los espacios que van quedando vacíos por la ineptitud de esa oposición.
La marcha del 11-J, a pesar de su contundencia para derrotar al movimiento popular, no logra su objetivo. Empeño, en este momento, estéril. Por supuesto que evidencia los sentimientos de una porción bien importante de la población. Pero no llega a alcanzar la meta. El esfuerzo tiene que canalizarse en otra dirección y en otro momento. Constitucionalmente, lo acertado para esa masa insatisfecha es el referéndum que aplica el año que viene. Espera racional para calmar a toda la nación y favorecer a la recuperación económica. Seguir estimulando la quema del país es su inmolación. Es también la muerte de una generación incapaz de crear la prosperidad colectiva.
Como consecuencia de estos vanos intentos, emerge una coyuntura que se inclina hacia el fortalecimiento de la organización del pueblo. Si los eventos del 11-A contribuyeron a la sedimentación de la conciencia popular, el 11-J ha vislumbrado la vía para la unificación de esa conciencia. Situación que ratifica la urgencia de fusionar las líneas paralelas del accionar político.
Analizando los propósitos de la oposición y repasar los resultados de la marcha del 11-J, al movimiento popular no le queda otra alternativa que fomentar las condiciones para la organización colectiva. Activar los canales de comunicación intergrupales, revisar de nuevo las posturas individuales y dirigir su acción al trabajo conjunto. El 11-J equivale a reconocer la imperiosa necesidad de la Unidad Popular (UP).
Se desprende de las declaraciones del liderazgo de ambos sectores de la oposición, que proseguirán la búsqueda de sus objetivos por la vía de la desestabilización. Posturas irracionales que caen en la ceguera del «todo o nada». O liquidamos al gobierno o se acaba el país. Vimos en La Carlota, a una dirigencia desbocada, echando el resto, esperando el pronunciamiento militar e invocando la huelga general. Llamando a la batalla final y decisiva bajo el derecho de la desobediencia civil. Que buen argumento para justificar el espíritu hostil de esa dirigencia.
Por lo tanto, como una obligación moral y un compromiso político con el pueblo, la UP tiene que aparecer ya. Históricamente, la UP ha sido la voz política de los movimientos populares y la expresión autónoma de la emancipación del colectivo. Representa la lucha de quienes siempre han estado al margen de la dirección de la sociedad y de la riqueza material.
La UP significa la integración de los sectores progresistas, transformadores, revolucionarios, antiglobalizadores y antimperialistas; de los hombres, mujeres y jóvenes de diversas edades, de todas las profesiones, de todas las religiones y de múltiples formas de interpretar el mundo. Todos unidos, en torno a la defensa de la Constitución Nacional, para que nos permita avanzar hacia la construcción de nuevos paradigmas y le conceda, a la nueva sociedad emergente, el ejercicio de la democracia directa. La UP es el canal más expedito de hacerle frente a la oposición. Es en este momento la respuesta concreta a las marchas, paros, huelga general, conspiraciones y ataque fascistas. Es la opción creadora de la nueva visión del mundo. La aparición de la UP será la respuesta a la sentencia de «hasta que ocurra algo». [email protected].