¿Hasta cuándo?
Esta semana la protesta fue del transporte público a nivel nacional, exigen los propietarios de las unidades y sus choferes, que se les garantice la vida, tanto a ellos como a los pasajeros y que se les pague la deuda inmensa que mantiene el gobierno con este sector, por concepto de los tickets del pasaje estudiantil.
La respuesta, como era de esperarse, fue unísona, descalificar a los transportistas, arremeter contra ellos llevando esposados a algunos de sus dirigentes, para ejemplarizar, acusarlos de guarimberos y llegar al extremo de declarar frases tan absurdas como: “el paro fracasó porque todos los transportistas son chavistas”, de boca de uno de los voceros, que obedientemente siguió la directriz que dio el Presidente, vía telefónica, desde su reclusión en Cuba.
No hubo, como era de esperarse, respuesta alguna a las demandas, al fin y al cabo qué saben los ministros, alcaldes y gobernadores de andar en las calles solos, jugándose la vida, como lo hacen el resto de los venezolanos, para eso cuentan con personal de seguridad, (pagado por todos nosotros), que les acompaña día y noche, no solo directamente al funcionario, sino a los familiares inclusive.
El problema del transporte es penoso, es una de esas deudas que tiene la revolución con el “soberano”, porque si nos remontamos a la historia inmediata, en Guayana por ejemplo, habían buenas unidades de transporte, existió Tucaroní, bajo la responsabilidad de la Alcaldía, y poco a poco, (empezando en el gobierno de Antonio Briceño, “revolucionario” desaparecido de las arenas políticas), fueron sustituyéndose por unas camionetas que se bautizaron como perreras y que antes sólo prestaban servicio en las zonas rurales, pero que ahora son la alternativa de movilización de casi toda la población de Guayana; amén de unas pocas unidades de transporte, asignadas por la Gobernación sin ningún tipo de plan, más sí, antecedidas por una cuña en los medios privados nacionales, en la que se anunciaba que Guayana ya contaba con un transporte digno, mientras se mostraba una caravana de autobuses, los mismos que se compraron cuando la Copa América, se exhibieron por la ciudad y luego se guardaron, hasta que cerca de un proceso electoral reaparecieron.
Es una vergüenza el transporte público de Guayana, no sólo por las unidades, en su mayoría perreras, de las que cuelgan los pasajeros, sino también, porque no hay un plan trazado, se ha permitido que reine la anarquía, las condiciones de las unidades no le importan a autoridad alguna, cómo transitan por la ciudad, menos; cuan maltratados pueden ser los pasajeros sólo le concierne al usuario y ni hablar de las medidas de auto-resguardo que debe implementar cada persona para evitar ser atracada dentro de las unidades, donde diariamente despojan de sus pertenencias a quien sea sin que estas cifras sean contabilizadas, por aquello de -siquiera- “aparentar” que se está trabajando para evitarlo.
Me contaba una señora que labora en una casa de familia, que venía con la plata de la semana, al ver la apariencia de los muchachos que abordaron la unidad, (un autobús), supo que iba a ser atracada, efectivamente, le quitaron el fruto de su trabajo, no sólo a ella, sino a todos los que iban en la unidad, y desembarcaron felices asegurando que coronaron para el fin de semana. ¿Ante qué autoridad acude esta persona?, prefiere resignarse, sería más el tiempo perdido que la posibilidad de recuperar su dinero. ¿Cómo puede entender esta persona que un ministro diga que la protesta es una guarimba? ¿Qué sabe ministro, gobernador o alcalde de perrera y maltrato diario?, desde su carro con chofer y guardaespaldas la vida es otra cosa, es una vida realmente “revolucionaria”.
Que este sistema lo heredamos del capitalismo, fue otra de las frases célebres, de boca de otro funcionario gubernamental, para menospreciar las exigencias de los transportistas. Vale la pena recordar que doce años es período suficiente, para haber implementado el sistema soñado por los revolucionarios, pero se les olvidó o nunca tuvieron proyecto alguno y mientras tanto, se desbarata el metro de Caracas, orgullo del país y sí, gran obra herencia del capitalismo. Y en Guayana, la gente cuelga en perreras, una de ellas hace un año cayó al río Caroní y nunca sabremos a ciencia cierta cuántas personas murieron en ese espantoso accidente, que tampoco movió la fibra de los gobernantes.
Entonces, hay que concluir en que el reclamo justo, revuelve lo peor del régimen, porque saben que no han sido capaces de ofrecer soluciones, de ahí que esta semana que concluyó el viernes y otras por venir, vimos y veremos el mayor de los esfuerzos revolucionarios, por descalificar las protestas, en comunismo se impone la resignación y el aplauso ante la ineficiencia y la incapacidad. Si el ejemplo a seguir es Cuba, valdría la pena recordar que allá, entre lo peor que pueda señalarse, está el transporte público.
Detallitos… La inseguridad que pretenden obviar las autoridades, deja una cifra alarmante de muertes en Guayana, y hay que destacar también el atraco a mano armada, del cual fue víctima una pareja en el Parque La Llovizna, ahora bajo la gerencia de la Gobernación, con transporte gratuito los fines de semana desde Puerto Ordaz y San Félix, para el disfrute de toda la comunidad, pero lo primero que debe garantizarse es la seguridad de los visitantes y, al parecer, eso sí está difícil… Al regreso de Caracas, sin respuesta concreta a sus reclamos, los trabajadores de Tavsa se cruzaron con un camión cargado de tubos, cuyos protectores de roscas evidenciaban el sello de la industria Argentina, mientras en los patios de la empresa en Guayana descansan tubos suficientes, para evitar la importación. ¿Cómo se explica eso?, sólo en “revolución”… Hasta cuándo estaremos soportando los apagones intempestivos del servicio eléctrico?, no hay día en el cual no se registre apagón en algún sector de la ciudad, ya no se trata de mantenimiento, sino precisamente, la carencia del mismo. El fin de semana pasado en El Caimito y Loma Linda sufrieron la suspensión del fluido eléctrico durante tres días, sin derecho a reclamo, porque ante qué o quién se reclama?, somos un país de indefensos, víctimas de la negligencia!