Opinión Nacional

Ha muerto el padre de la Revolución Verde

El periódico neoyorquino The Wall Street Journal, publicó este domingo; 13 de septiembre de 2009, una noticia de la Associated Press, sobre el fallecimiento en el estado de Texas, USA., de Norman Borlaug, mejor conocido como el Padre de la Revolución Verde y Premio Nóbel de la Paz de 1970—a quien se le otorga el crédito por haber hallado la solución a la “inevitable muerte por hambre” de billones de personas pobres en las décadas de 1960 y en adelante, al aparecer en el mundo un terrorismo neomalthusiano que aseguraba que sería imposible alimentar a todos los seres humanos que nacerían; sobre todo en los países pobres y del Tercer Mundo.

Los neoterroristas verdes que vociferan hoy sobre la culpa humana del “calentamiento global” y los “beneficios” de la agricultura “orgánica”—basados ambos en supercherías socialistas—y no en sólidos conocimientos científicos—así como los religiosos y politiqueros que lanzan ataques totalmente injustificados contra los más recientes avances científicos con las células madre, la genética y biología moleculares y la biotecnología, harían mucho bien si se familiarizasen íntimamente con el trabajo profesional de Norman Borlaug.

A continuación, mi versión en español de la mencionada noticia de la Associated Press:

DALLAS – El científico agrícola; Norman Borlaug, padre de la “revolución verde” quien ganó el Premio Nóbel de la Paz por su rol en combatir el hambre en el mundo y salvar cientos de miles de millones de vidas, falleció el sábado en Texas; dijo un vocero de la Universidad Texas A&M. Él tenía 95 años de edad.

El Sr. Borlaug falleció poco antes de las 11 p.m. del sábado en su hogar de Dallas de complicaciones de cáncer, dijo la vocera de la escuela; Kathleen Phillips. La Sra. Phillips dijo que la nieta del Sr. Borlaug le contó a ella sobre su fallecimiento. El Sr. Borlaug era un profesor distinguido de la universidad en College Station, Texas.

El comité del Nóbel honró al Sr. Borlaug en 1970 por su contribución en las variedades de cosechas de alto rendimiento y otras innovaciones agrícolas en el mundo en desarrollo. Muchos expertos le dan el crédito a la revolución verde por evitar la hambruna mundial durante la segunda mitad del siglo 20 y por salvar quizás mil millones de vidas.

Norman Borlaug; mostrado [en la imagen de arriba] en junio de 2005, ganó el Premio Nóbel por su papel en combatir el hambre en el mundo.

Gracias a la revolución verde, la producción mundial de alimentos más que se duplicó entre 1960 y 1990. En Paquistán e India; dos de las naciones que más se beneficiaron de las nuevas variedades de cosechas, el rendimiento de las gramíneas más que se cuadruplicó durante el período.

Científico y humanitarista a partes iguales, el nacido en Iowa, Sr. Borlaug, se dio cuenta que mejorar las variedades de cosechas era sólo una parte de la respuesta; y presionó a los gobiernos a favor de políticas económicas amistosas con los agricultores y la mejora de las infraestructuras que hicieran accesibles a los mercados. Un libro de 2006 sobre el Sr. Borlaug se titula: “El Hombre que Alimentó al Mundo”.

“Él probablemente ha hecho más y es conocido por menos gente que nadie más que haya hecho tanto”; dijo el Dr. Ed Runge, decano retirado de la Facultad de Ciencias del Suelo y las Cosechas, de la Universidad Texas A&M y un amigo cercano que persuadió al Sr. Borlaug a dar clases en la facultad. “Él convirtió al mundo en un mejor lugar—un lugar mucho mejor. Él tenía personas que lo ayudaban, pero él era la fuerza motriz.”
El Sr. Borlaug comenzó el trabajo que condujo a su Nóbel; en México, al final de la Segunda Guerra Mundial. Allí él usó novedosas técnicas de fertilización para producir variedades de trigo resistentes a las enfermedades que producían mucho más granos que las variedades tradicionales. Él y otros, tomaron después esas variedades y mejoraron en forma similar, a variedades de arroz y maíz en Asia, el Medio Oriente, América del Sur y África.

“Más que cualquier otra persona de su edad, él ha ayudado a proporcionar pan para un mundo hambriento”; dijo el presidente del comité del Premio Nóbel, Aase Lionaes, al presentar el premio al Sr. Borlaug. “Hemos hecho esta escogencia con la esperanza de que proporcionar pan también ayudará a darle paz al mundo.”
Durante las décadas de 1950 y 1960, el mejoramiento de la salud pública propulsó una explosión poblacional en las naciones subdesarrolladas, conduciendo a preocupaciones de que los sistemas agrícolas no podrían satisfacer la creciente demanda de alimentos. El trabajo del Sr. Borloug es acreditado a menudo con la expansión de la agricultura en el preciso momento en el cual más se necesitaba tal incremento de la producción.

“Tuvimos esta cosa andando muy rápidamente”; dijo el Sr. Borlaug en una entrevista en el 2000. “Llegó como una sorpresa que algo de un país del Tercer Mundo, como México, pudiese tener tal impacto.” Sus éxitos en la década de 1960 llegaron precisamente cuando libros como “La Bomba Poblacional” estaban alertando a los lectores de que una hambruna masiva era inevitable. “Hace tres o cuatro décadas; cuando estábamos tratando de movilizar la tecnología hacia India, Paquistán y China, ellos decían que nada podía hacerse para salvar a esas personas, que la población tenía que morir”; dijo Borlaug en 2004.

El Sr. Borlaug decía a menudo que el trigo era sólo un vehículo para su verdadero interés, que era mejorar la vida de las personas. “Estamos obligados a reconocer el hecho de que los alimentos adecuados son sólo el primer requisito para la vida”, dijo él en su discurso de aceptación del Nóbel. “Para una vida decente y humana estamos obligados a proporcionar una oportunidad para una buena educación; empleo bien remunerado, hogares confortables, buen vestuario y cuidados médicos efectivos y compasivos”.

En México el Sr. Borlaug era conocido tanto por su habilidad para cultivar plantas y su constante disposición a laborar en los campos él mismo, en vez de dejar a sus asistentes hacer todo el trabajo duro. Él permaneció activo más allá de sus 90 años de edad haciendo campaña a favor del uso de la biotecnología para combatir el hambre y trabajando en un proyecto para combatir la pobreza y la hambruna en África enseñando nuevos métodos de cultivo resistentes a las sequías.

“Nosotros todavía tenemos una gran cantidad de personas miserables y hambrientas, y esto contribuye a la inestabilidad mundial”; dijo el Sr. Borlaug en mayo de 2006 en un foro del Banco Asiático de Desarrollo en las Filipinas. “La miseria humana es explosiva, y es mejor que ustedes no olviden eso”.

Norman Ernest Borlaug nació el 25 de marzo de 1914 en una granja cerca de Cresco, Iowa, y fue educado hasta el octavo grado en una escuela de un solo salón de clases. “Yo nací de la tierra del Condado de Howard”, dijo él. “Fue esa tierra negra de la Gran Depresión la que me condujo a mí hacia una carrera en agricultura.”
Él dejó su hogar durante la Gran Depresión para estudiar ciencias forestales en la Universidad de Minnesota. Mientras estuvo allí se ganó un lugar en el salón de la fama de lucha de la universidad y conoció a su futura esposa, con quien se casó en 1937. Margaret Borlaug falleció en 2007 a la edad de 95 años.

“Uno se sentía realmente muy privilegiado al estar con él, y no era que él fuese tan abrumador, pero, siempre, intelectualmente involucrado”; dijo el Dr. Ed Price, Director del Instituto Norman Borlaug de Agricultura Internacional de [la Universidad de Texas] A&M. “Él siempre estaba encima de los asuntos y deseoso de involucrarse y escuchar tus opiniones y pensamientos”.

En julio de 2007 el Sr. Borlaug recibió la Medalla de Oro del Congreso, el más alto honor civil que otorga el Congreso de los Estados Unidos de América. Él es sobrevivido por su hija; Jeanie Borlaug Laube y su esposo Rex, su hijo William Gibson Borlaug y su esposa Barbie, cinco nietos y seis biznietos. Planes para un servicio en su memoria a ser llevado a cabo en [la Universidad de] Texas A&M estaban pendientes.

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