Guerrilla y bolivarianismo
La agresión hacia nuestro país no se limita al estamento militar
En días recientes y ya de manera reiterada, el teniente coronel que hoy gobierna, en abierta injerencia en los asuntos internos de Colombia, le ha exigido al Presidente de ese país que otorgue la condición de beligerancia a los grupos guerrilleros de las FARC y el ELN. En su declaración, manifestó su respeto por el proyecto político que ellos encarnan, al cual calificó de «bolivariano». Además, pidió a los gobiernos del mundo que los eliminen de las listas de terroristas.
Al proferir tan irresponsables palabras, el Presidente olvida, entre otros detalles, lo ocurrido cerca de la medianoche del 25 de febrero de 1995, en un puesto de control fronterizo de la Armada venezolana, ubicado en Cararabo, Estado Apure. Allí un contingente de más de cien guerrilleros del ELN, atacó con saña y alevosía a 32 infantes de nuestra Armada que se encontraban cumpliendo con su sacrosanto deber constitucional de defender la soberanía de la patria. Luego de cerca de dos horas de desigual combate, resultaron masacrados 8 infantes, algunos con más de quince disparos.
A este ataque de grupos de bandoleros hacia nuestra Fuerza Armada Nacional, se le pueden sumar, entre otros, los ocurridos en Cutufí en 1989, en el cual murieron cinco guardias nacionales, el de 1987 en la Sierra de Perijá con saldo de un capitán y nueve guardias nacionales fallecidos, y más recientemente, el sucedido en 2004 (dentro del ejercicio de este Gobierno), en el sitio conocido como Mata de Caña, en el municipio Páez del estado Apure, lugar donde fueron asesinados un oficial subalterno, cuatro infantes y una ingeniero de Pdvsa.
La agresión de estos delincuentes hacia nuestro país no se limita al estamento militar, sino que constantemente, aunque el Gobierno lo niegue, los ciudadanos comunes son víctimas de secuestros, extorsión y «cobro de vacunas», recientemente legitimadas por el ministro de Interior y Justicia.
Extraño patriotismo el del presidente Chávez. Por un lado tilda de traidor a José Antonio Páez, héroe de Carabobo, Queseras del Medio, Mucuritas, El Yagual y otras decisivas batallas de nuestra independencia, y por otro lado admira, respeta y mezcla con el pensamiento de Bolívar a estos terroristas agavillados, cuyo único proyecto político es el del secuestro, el narcotráfico y el asesinato.