Guerra no rumbas sí
Si algo ha demostrado Hugo Chávez es ser un político intuitivo, por ello, ha logrado mantenerse durante once años en la presidencia de la república, y ha podido conservar a una “oposición” desarticulada que, hasta ahora no comprende su rumbo. Independientemente de que use los recursos del estado para sus propios fines, ha sabido “batallar” muchas veces, y cuando la disidencia lo ha visto caído, revive de nuevo con mayores fuerzas. Pero, actualmente, comete el mayor de sus errores echando por tierra la apreciación inicial, cuando pretende embarcar a los venezolanos en una guerra con Colombia, o de enviarlos en calidad de mercenarios a defender otras “revoluciones” en el continente; igual como lo ha hecho Cuba durante cinco décadas. Esto parece no gustarles a los venezolanos antípoda a esa revolución complaciente y permisiva que cada vez se va haciendo más adusta, represiva, restringiendo hasta las posibilidades de bañarse o de encender las luces. Eso, no es lo que conciben los compatriotas como “revolución”, ni es lo que le ofreció Hugo Chávez a sus seguidores como reivindicación social. A ellos les gusta la abundancia, la vida fácil, la proliferación de automóviles de lujo, la anarquía, la venta de cerveza en las calles, hacerse pipi en la vía pública. Estos son los componentes de la “revolución” que, han transformado las buenas costumbres del venezolano, junto a la destrucción y el derroche que observamos en cada movilización oficialista. Cambiar las reglas de la noche a la mañana, no lo miramos auspicioso para un sector del pueblo que se acostumbró al libertinaje, a dormir en las plazas y parques y a hacer cuanto le viniera en ganas. Ni parece obedecer al olfato de Hugo Chávez, quien conoce las debilidades de este pueblo modificándoles las normas de conducta. Algo extraño está ocurriendo en el alto gobierno que, choca con las líneas políticas emanadas desde Cuba. Aquí “revolución” es relajo y procacidades sin restricciones. Distinto a Cuba donde hay castigo para ciertos delitos, incluyendo por supuesto a los disidentes políticos, y esto ocurre desde sus comienzos. No es hoy en día, cuando limitan el uso de la luz y de los servicios básicos; lamentablemente Cuba se convirtió en una pocilga desde el advenimiento de Castro al poder. Inversamente con lo que ha sucedido en Venezuela, donde aparte de malgastar copiosamente el dinero en aras del “proceso”, se han hecho ciertos repartos “humanitarios” para tratar de mantener contentos a los individuos de menores de recursos, jugando un papel fundamental las llamadas “misiones sociales”. La inseguridad es el producto más elocuente de esta “revolución”, los cacos se sienten también miembros de ella sin acosos ni represiones; tranquilamente en Venezuela muere más gente a diario que en una guerra convencional, y esto lo sabe el mundo entero. Por eso, pensamos que el “proceso” esta llegando a momentos de definición o de eclosión, no somos únicamente los afectados por las medidas del régimen quienes lo resistimos, igual pasa con los propios chavistas, obligados a sacrificar todo lo que obtuvieron antes de que “escasera” el agua, la luz y lo que falta. Vendrán tiempos tormentosos, creciendo la escasez, inflación e inseguridad, unidas en un torbellino demoledor e imparable. Cuando el pueblo se sienta preso en su propia casa, sonarán las alarmas dentro del oficialismo, porque ya seguramente no existirán las comunicaciones entre el régimen y sus partidarios, y éstos se darán cuenta que todo fue un engaño de grandes dimensiones. Sin sentirse parte de ese “proceso” que pudo comprarlo casi todo, surgirá la debacle y los seres que aquí moran y han soportado estoicamente toda clase de vejámenes, reaccionarán en contra de sus propios guías.
Si no se ha consolidado una disidencia será el momento de ocurrir, aún de manera inesperada y espontánea, cuando confluya el desespero total no habrá arenga que pare una acción colectiva. O los venezolanos tomamos el camino de la unidad y del encuentro, o estaremos pronto sentados sobre las ruinas de lo que fue este país. No a las guerras y menos rumbas para que podamos vigorizar un frente emancipador.