Grotesca pregunta y asalto a la constitución
En el trajinar del país muchas veces nos sorprendemos con las actitudes, los comportamientos, las decisiones, metodologías y procedimientos observados en plena efervescencia de la revolución y proceso, y antes de analizar, discutir y naturalmente escribir, todavía nos preguntamos ¿será posible que esto o aquello este sucediendo en un país como Venezuela? con una larga tradición democrática, republicana y constitucional, que con todos los errores y fallas posibles de imputar al pasado cercano, sin embargo, destacaba precisamente por contar con institucionalidad, con poderes públicos autónomos ejerciendo pesos y contrapesos, por el respeto por sobre todo a la norma constitucional que imperaba como pináculo del ordenamiento jurídico, y por ende de la vida política del país.
Analizamos, discutimos y escribimos sobre tanto excesos, barrabasadas, anatemas y desproporciones y al parecer en la Venezuela contemporánea no existen topes o limites. Es decir, todo lo inimaginable realmente es posible, basta que el mesías y máximo líder lo imagine, lo sienta y lo desee, lo demás es pan comido, en teatro, en una simple formalidad o ritual que sin formalizar, argumentar, debatir y demás, las cosas se hacen como dice Chávez, no importando vencer o contradecir la norma suprema, la teoría constitucional, los principios generales del derecho, la teoría democrática y el sentido común.
Sin bien es cierto la consciencia y la propia musculatura democrática de los venezolanos nos ha permitido en algunas oportunidades frenar la desproporción, rallar en el exceso y lo impensable, no es menos cierto, que en esta década de revolución hemos torcido la marcha, hemos desconocido los cauces naturales del derecho, de la democracia y de la convivencia, y dicha actitud sostenida en el tiempo por parte del Presidente de la República y la inmensa mayoría de sus colaboradores incapaces de contradecir, no apoyar o frenar las desmesuras, se traduce en un país y sociedad que muestra retrocesos y regresiones en varios ordenes, para muestra la inseguridad, la pobreza, el desempleo, la inflación, pero además, el campo de derecho afectado por el imperio de la irracionalidad, la terquedad, la ceguera y obsesión.
Ya el pueblo venezolano se pronuncio en el 2007 con un rotundo No frente a la vocación abrupta de cambiar la Constitución, el destino, el Estado, la sociedad y la propia economía, incluyendo la reelección. Sin embargo, ahora ya no bajo el rotulo de la reforma ya sancionada y votada con un No, se recurre a la enmienda sobre la misma materia y para colmo se llega al extremo de redactar una grotesca pregunta que no aterriza, que simula una supuesta ampliación de derechos, involucrando cinco artículos de la Constitución Bolivariana de Venezuela de 1999.
Lo que se está escenificando y cometiendo es un doble fraude, asalto y golpe a la Constitución, al Derecho y a la soberanía, no sólo al volver a someter una misma materia a consulta, sino además, irrespetando el procedimiento, los lapsos y además engañando al soberano en la manera de formular la consulta. Sin embargo, el pueblo no es tonto, y si bien es cierto a Chávez se le ha dado y aprobado todo, no es menos cierto, que la cordura del pueblo ha privado e imperó el pasado 2 de diciembre de 2007 cuando dijimos No, y ese mismo pueblo que ha mantenido a Chávez por diez años, y seguro lo mantendrá hasta el 2013 de acuerdo con la Constitución, esta vez ratificara su distancia y negativa a plantear y aceptar una reelección indefinida, ya no sólo del presidente sino vitalicia para los gobernadores, alcaldes y demás. No es No.