Gracias Presidentes
Excelentísimos señores presidentes de los países integrantes del ALBA, países del Caribe y Centro América y de algunos otros rincones del mundo a donde ha llegado la generosa mano del teniente coronel que dirige los destinos de la hoy llamada República Bolivariana de Venezuela, respetuosamente nos dirigimos a ustedes con el propósito de hacerles llegar algunos comentarios que creemos pueden ser de su particular interés, si no para ustedes al menos para nosotros. Como ustedes saben de sobra nuestro país es la patria de uno de los hombres más grande de la historia universal, o por lo menos eso creemos nosotros, que salió de estas fronteras a llevar libertad a muchos pueblos americanos y no fue más allá porque se le acabó la vida en forma temprana. Igualmente ustedes deben saber, también de sobra, que nuestro país es muy rico, o eso nos han hecho creer, debido a que tenemos mucho petróleo, eso que algunos llaman “oro negro” y otros “excremento del diablo” y que en los últimos tiempos se ha disparado su precio gracias a una coyuntura económica mundial según unos o las sabias políticas del teniente coronel, según el mimo. También es de vuestro conocimiento que desde que el teniente coronel asumió el poder de nuestro país inició algo que él dio en llamar revolución bolivariana devenida luego en socialismo del siglo XXI, pero que hasta la fecha lamentablemente la gran mayoría de los venezolano, y se nos ocurre pensar que de ustedes también, no hemos podido entender de qué se trata realmente.
Pues bien, la cuestión es que desde que le dimos pasaje de solo ida a un tal general llamado Pérez Jiménez que se creyó dueño de esta patria, por allá a inicios de 1958, hasta finales de la década de los noventa, más o menos coincidiendo con la asunción al poder de este otro militar, que también se lo cree, nuestro país había vendido transitando por un sistema de gobierno que tanto ustedes como nosotros conocemos como democracia y se dijo, y muchos lo creímos, era modelo en su especie. El mundo cambió, se derrumbó el muro y los pueblos oprimidos por las dictaduras comunistas se liberaron. Suponemos que de esto ustedes se enteraron, porque el de aquí creemos que no. Claro los pueblos son inconformes y hay que probar, hay que cambiar, sobre todo nuestros pueblos que todavía están en estado de equilibrio inestable, cualquier cosita los mueve. Todavía cambiamos espejitos por oro. Y cambiamos, pero en sentido contrario, al menos eso creemos muchos. Y aquí comenzamos a transitar lo que muchos países habían probado con resultados catastróficos y solo dos o tres se mantienen en esa vía por el capricho y la bota del líder. El soberano nuestro, como gusta decirse, se dejó engatusar con un discurso populista y el hoy amigo y protector de mucho de ustedes llegó al poder y comenzó Cristo a padecer. Sin entrar en muchos detalles para no quitarles mucho de su ocupado tiempo solo les platearemos el detallito del uso de los inmensos recursos que nos ha proporcionado en esta década revolucionaria nuestro principal, o único, producto de exportación. Según dicen, en esta década, nos ha proporcionado más de novecientos mil millones de dólares ($ 900.000.000.000). Si no lo saben escribir están excusados, yo lo se porque soy ingeniero. En igual medida se nos han incrementado las calamidades en todos los órdenes: en salud, en educación, en vivienda, en seguridad, en vialidad, en electricidad, en cloacas, en agua potable. En cambio, valga la verdad de los medios de comunicación, nos hemos enterado que en muchos de los países que ustedes sabiamente gobiernan han resuelto muchos de estos y otros problemas gracias a las inmensas donaciones que el teniente coronel, arriba señalado, les ha hecho llegar sin mas recompensa que la lógica gratitud tanto de ustedes como de la de sus pueblos para con él, con lo cual nos enorgullecemos de tener en estos momentos como primer magistrado nacional a un verdadero líder mundial, reconocido, admirado, aplaudido, homenajeado, querido, vitoreado, venerado, celebrado. Cosa que por cierto no pudo lograr en vida, por mezquindad suponemos, el grande hombre arriba señalado epónimo de nuestro país.
Pues bien, lo que queremos puntualizarles a ustedes, con todo respeto y cariño, y conociendo de sus buenos deseos e intensiones, y sin expresar ninguna molestia ni envidia, es que por favor intercedan ante el teniente coronel, al que algunos jodedores patrios le han puesto el mote de “don regalón dinosaurio” para que algo de lo que a ustedes les sobre de los frecuentes envíos se nos pueda dar a nosotros. Entendemos que ustedes hacen su trabajo para que sus pueblos vivan bien, no importa de donde vengan los cobres (dinero en maracucho), es su obligación constitucional. También debemos aclararles que no nos preocupa mucho que los capitostes y grandes jefes militares y civiles de la revolución, mucho de los cuales no sabían comer con cubiertos, ahora liben Petrus como si fuera H2O y vivan a todo dar. Lo que pedimos, con humildad, es que de las sobras de lo que se les entrega a ustedes se nos de algo a nosotros para, por ejemplo, las universidades, las escuelas, reparar algunos huecos en calles y carreteras, arreglar algunas cárceles, dar becas, comedor y transporte a los estudiantes, para los hospitales, para que los policías puedan defendernos, para los niños de la calle (por cierto esto es muy importante para que el hombre se siga llamando como lo bautizaron) y otra cuantas menudencias que y que según la constitución nuestra, bueno la de él, debemos tener satisfechas. Claro que agradecemos el envío de caraotas negras, frijoles, pollos, maestros e inteligencia, carros y tractores chinos (o serán chimbos) y otras especies, pero es necesario algunos billetes verdes, o en su defecto bolívares y que fuertes, para poder palear esta peladera. Si nos ayudan en esto, y seguro que lo harán, recibirán miles de bendiciones no solo del jefe de la iglesia católica sino también del islam y de los rabinos.