Golpes con la misma piedra
Siempre se dice que cuando se corre por el mismo camino existe el peligro de golpearse con la misma piedra. Con mayor certeza, cuando se piensa que todos los caminantes lo hacen con la misma torpeza, pero mas aún, cuando es la misma piedra la que golpea al caminante. Es el drama que vive hoy el “comandante en jefe”, porque piensa que es el mundo el que está a sus pies y en su propio mundo al revés, no tiene capacidad para enfrentarse a su propia adversidad, esa que surge como consecuencia del convencimiento de que lo tiene todo y todo se lo merece porque es el “rey”.
Si nos paseamos por la analogía, pudiéramos comparar a Chávez con el muñeco del ventrílocuo, quien como éste, se ha acostumbrado al aplauso de sus “focas”, sin darse cuenta que el aplauso es para el muñeco por la gracia del ventrílocuo, pero al terminar la función siempre va al baúl y es posible que en una próxima función, el muñeco deteriorado ya no sirva para el espectáculo y sean para otro muñeco los aplausos. En todo caso, la función continúa, pero el destino de los muñecos será siempre el baúl o la hoguera.
Diez años hemos sufrido con esta cadena indefinida, que a más de traumática es repugnante, por la imagen vociferante y el discurso empalagoso de este ignaro, que se ha auto engañado con la creencia de que es capaz de crear instituciones, forjar su ideología, crear conciencia y sabiduría; y mas grave aún, que solo él puede conducir el proceso, mientras que sus seguidores inmediatos le ayudan a engañar al humilde pueblo, a conciencia de que éste no es capaz de percibir el engaño. A luz han salido: Lina, la piedrita y los “bolsas” confundidos que se involucran en actos delictivos, lanzando bombas y granadas o destruyendo y estigmatizando opositores como el caso de la Nunciatura, la Sinagoga, la Alcaldía y la sede de partidos para que no vuelvan o sigan volviendo.
Como dijimos antes, hoy nos corrobora Chávez que no era casual su discurso omisivo sobre la inseguridad y los actos vandálicos y pareciera que verdaderamente ella se conformaba a una estrategia maliciosa, cuyo objetivo subyace en una intención política premeditada, que surge del convencimiento de la necesidad del temor necesario para dar fortaleza a sus seguidores y amedrentar a sus adversarios políticos.
Todos hemos vislumbrado momentos de dificultad y gravedad, que están ocurriendo, porque Chávez y su gobierno, en el intento de mantener a la sociedad dividida, aterrada, sumisa, silente; con miedo de perder el empleo, las becas, la propia vida y la de sus familiares, han creado monstruosos “ejércitos delictivos” paralelo, que se han encargado de ejerce presión e intimidación a los honestos y democráticos profesionales de las carreras policial y militar, infiltrándolas y controlándolas con «comisarios políticos» y delatores de la “revolución”, cual es el papel que ejercen los ministros del interior y defensa, el comandante operacional de la FAN y muchos comandantes de policía y cuerpos de investigación, quienes son capaces de interpretar las sartas y disparatadas órdenes del “jefe” en forma arrogante o corderil, pero que han encontrados piedras en el camino, tal como la lucha estudiantil y los “revolucionarios” hartos de engaño.
Pero, ¿Se puede creer en la supuesta ignorancia del Presidente de la existencia de estos grupos de violencia? Habría que chuparse el dedo para creerlo. Decíamos, que un “veterano en organismos de seguridad del Estado” argumentaba, que la ausencia de mención del hecho y de las acciones contra la violencia hamponil, asesina y desbordada en el discurso presidencial no es casual, sino que esta omisión, hasta el presente, constituye la personalización de una poderosa fuerza de choque anárquica, que le permite despersonalizar y confundir al colectivo, con la que ha venido azotando y ensangrienta al país y al pueblo, no como abstracciones, sino como realidades que enfrentan fundamentalmente a las familias y a los sectores populares y medios, que son los sectores mas confundidos en la política revolucionaria.
La retórica discursiva de Chávez sin hilaridad, su actitud y gestos que denotan su desvinculación con la realidad, su ausencia de sentimiento familiar, su engreimiento iluso y su convencimiento de haber plenado la metáfora de su vida como forjador de historia, nos han dado pistas como elementos de un coctel peligroso, que en contrario, hacen temer al colectivo de un desenlace maligno. Basta ver y oír su controversia con las mujeres del Táchira, para no entender nada. No hay dudas, los estudiantes lo han sacado de quicio y su formación castrense, acostumbrado a dirigir y engañar a soldados y mediocres oficiales no le han bastado ni le bastarán para apagar el fuego que ha creado. Idea y criterio matan arbitrariedad, pero veamos que van hacer la Fiscal y los tribunales con “La Piedrita” porque en un zapato mal calzado no hay pié que la soporte