Opinión Nacional

Gobierno venezolano en caída libre

1. Maduro cerca del punto de implosión

Si el gobierno de Maduro/Cabello no toma medidas inteligentes y drásticas de manera inmediata en lo económico y político, tiene los meses contados. Bajo esa premisa consideramos que no llegará más allá de marzo/abril 2014. Los escenarios de la eventual caída son evidentes: movilizaciones callejeras dirigidas por Washington y la derecha, o una alianza destituidora y sustitutiva entre Fuerzas Armadas y Gobernadores. Dada la incapacidad total para enfrentar los graves problemas del país, que ha demostrado el gobierno, es poco probable que pueda evitar su colapso, salvo una radical reestructuración del modelo económico del Presidente Chávez y el cambio del 80% de los ministros del Gabinete que no son eficientes.

2. Colapso del modelo económico del Presidente Chávez

Con un 49.4% de inflación anualizada (sept. 2012-13, BCV), Venezuela terminará el 2013 con una hiperinflación de alrededor del 58%, dado que las elecciones municipales de diciembre y el pago de aguinaldos harán imposible detener la espiral. Parte del problema es el desmesurado aumento de la liquidez monetaria (money supply) que creció alrededor de 66.5 % respecto al mismo período de 2012. Otro factor es la fuga de capitales que ronda los 150 mil millones de dólares en los últimos nueve años. El control de cambio de devisas sólo funcionó alrededor de 2003. Hoy día asfixia al pueblo y las clases medias, mientras que transfiere anualmente unos 43 mil millones de US-dólares preferenciales a la burguesía. Ésta agradece el favor de la “Revolución bolivariana y cristiana”, generando unos 2,7 mil millones (sic) de dólares anuales, a cambio. (Ver excelente trabajo de Manuel Sutherland).

Tal inflación genera una tasa de ahorro cero de los asalariados; la sustitución de facto del bolívar por monedas fuertes o metales preciosos (ley de Gresham); una baja tasa de inversión; altas tasas de interés; ganancias monetarias desmesuradas sobre los diferenciales del tipo de cambio (arbitrage); fuga de capitales; escasez de productos y, finalmente, a una inevitable y brutal devaluación de jure. Peor aún: tal espiral inflacionaria se combina con un crecimiento anual del PIB del 1% (CEPAL), menor que el crecimiento demográfico. Estamos ante la stagflation, combinación letal de estancamiento con inflación alta.

Ante este panorama, el aumento del 45% al salario mínimo anunciado por el Presidente Maduro para el 2013, ni siquiera compensa la pérdida de la capacidad adquisitiva de los trabajadores respectivos. Al mismo tiempo el índice de escasez se encuentra en 21.2%. La deseada sustitución de importaciones, de industrialización, de soberanía alimenticia y financiera, ha quedado esencialmente en buenos deseos: las importaciones estatales crecieron de 2003 al 2012 en casi 900%; el peso industrial-manufacturero en el PIB no ha aumentado (Sutherland); el Presidente acaba de autorizar la compra de 3,5 millones de toneladas (sic) de alimentos por un valor de 4.6 mil millones de dólares y el costo de los créditos adquiridos por el Estado y PdVSA tiene un promedio de 11,59 % anual: casi el doble del promedio del de las naciones en desarrollo (Bank of America).

Según el BCV, sus propias reservas internacionales en divisas alcanzaron la suma de 3 mil millones de dólares a mediados del año, mientras que las líquidas (en efectivo) suman 900 millones de dólares. Sin embargo, la importación mensual requiere en promedio 4.6 mil millones de dólares. De ahí, que sólo una masiva transferencia desde las cuentas no-presupuestales, como el Fondo de Desarrollo China-Venezuela, nuevos créditos o la monetarización de las reservas de oro pueden impedir una moratoria en los pagos externos.

 

3. La quijotesca economía “socialista”

Desde el arribo del Bolivarianismo al poder (1999) en Venezuela, nunca ha habido ninguna medida económica socialista: ní del Socialismo del Siglo 20, ni del Socialismo del Siglo 21. El modelo político-económico desarrollado por Hugo Chávez después del 2003, nunca fue más que un desarrollismo progresista, semejante al primer gobierno del General Perón. Agotado ya en el 2010 entró en la segunda etapa de Perón: la erosión creciente y el camino hacia el abismo. El Plan Guayana Socialista, el Control Obrero, las “Comunas” –el más grande disparate de los Rasputines socialistas de Miraflores (Marta Harnecker et al)— no son más que quimeras en una economía capitalista de mercado (crematística) como la venezolana. Ahora toda esta fantasía implosiona.

4. El chamanismo como razón de Estado

Mientras la economía se hunde en las contradicciones internas del modelo, Maduro y Cabello tratan de curarla con alquimia. Pontifican contra la satánica “guerra económica de la derecha” –¿no es esta su función subversiva de clase?– y pretenden conjurarla mediante su propia Santa Trinidad: el kitsch teológico, implorando la protección de Francisco de Asís; la palabrería “bolivariana” y quimeras burocráticas “socialistas”.

Oratoria de Maduro: “Le pedimos a San Francisco de Asís para el pueblo de Venezuela, que nos traiga la paz y el amor. En tú nombre, Cristo redentor, San Francisco, basta ya de odio, que cese el odio…de los que odian la patria desde siempre.” Construye entes burocráticos y virtuales por doquier. Para combatir el desvío de alimentos a la economía informal y reducir la burocracia en el sector, generó el «Órgano Superior de Defensa Popular de la Economía». En Carabobo lanzó la Fuerza Bolivariana Socialista de Trabajadores contra la Guerra económica y la Guerra del Imperialismo y la Oligarquía, diciendo que “Este Presidente obrero necesita el apoyo incondicional para defender la Patria.”

Durante su alocución por las nuevas Leyes habilitantes en la Asamblea Nacional dijo que requiere estos nuevos poderes para “profundizar, acelerar y dar la batalla a fondo por una nueva ética política, una nueva vida republicana y por una buena sociedad”. Oratoria vacía pseudo-clerical. Lo que debe decir es qué grupos y clases sociales cargarán con los enormes costos sociales que implica la inevitable sanación de la economía, que pasa por la devaluación y la política de austeridad.

5. ¿Qué hacer?

La política de Maduro y Cabello se debe al intento surrealista de prolongar el modelo político-económico de Hugo Chávez, ya agotado estructuralmente en el 2010. Como el modelo no tenía nada de socialismo, el Comandante nunca tuvo la intención de destruir a la burguesía. Sólo quería que aceptara la legalidad de su gobierno. Igual que Perón, Correa, Evo et al. Por eso, ante todo conflicto serio respectivo cedió y sacrificó a sus lugartenientes (Samán, Vielma Mora, etc.).

Que Maduro y Cabello ahora traten de realizar la tarea que el Comandante Chávez siempre evitó, es poco probable. No tienen la estatura de Chávez, ni la voluntad, ni la ciencia para hacerlo. Tienen los dólares, los tanques, los medios y la mayoría del parlamento, para vencer a la oligarquía. Pero, no tienen el software. ¿Habrá alguna fracción del Bolivarianismo que podrá suplirlo?

 

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