Gobernabilidad y confrontación
Se anuncia un acuerdo o pacto de gobernabilidad entre el empresariado (Fedecámaras), los trabajadores (CTV) y la Iglesia Católica. Bienvenida la iniciativa, habida cuenta de que a raíz de las marchas y contramarchas del 23E y del 27F se ha acentuado la confrontación entre oficialismo y oposición.
Sin embargo, la propuesta no ha sido bien recibida entre los sectores afines al régimen, algunos de cuyos voceros han manifestado que en Venezuela no existe crisis de gobernabilidad alguna y que el presidente Hugo Chávez Frías se encuentra firme al frente del Ejecutivo Nacional y se mantendrá en esa posición hasta el año 2013. Por otra parte, dentro de la oposición estiman algunos de sus dirigentes que el pacto en cuestión debe ser lo más amplio posible a fin de incorporar los más diversos sectores, en cuenta los partidos políticos, cuya exclusión de un acuerdo de esta naturaleza no coincide con el propósito de promover el rescate del Estado de Derecho y garantizar el ejercicio efectivo de las libertades que consagra la vigente Constitución de la República Bolivariana.
Pero no hay que olvidar que “de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno”. En efecto, entre sectores oposicionistas existe la impresión de que el oficialismo no tiene el menor interés en participar en un convenio como el que se está promoviendo, dado que la postura del régimen, sobre el particular, en una inexplicable demostración de soberbia y de sectarismo, consiste en ignorar cuantos signos indican que el gobierno ha entrado en un indetenible proceso de desgaste como lo muestran los resultados de la mayor parte de los sondeos de opinión pública. Ahora con las medidas de carácter socio-económico anunciadas recientemente por el jefe del Estado, los primeros resultados indican que la improvisación y la torpeza siguen siendo los símbolos que encarnan la política económica del “proceso revolucionario”.
Si se añade que en el lenguaje oficial continúan desconociéndose todas aquellas expresiones que dan aliento a los procesos democráticos, como son la convivencia y la tolerancia, por ejemplo, se llegará a la inevitable conclusión de que no andan equivocados quienes avizoran una salida violenta para la crítica situación que vive el país.
No es exagerado afirmar que la simiente de la guerra civil ya se ha sembrado en tierra abonada por la increíble prédica presidencial promotora del odio, el resentimiento y la venganza entre los venezolanos. Es así que, cada vez más, son mayores los sectores que apuestan a una necesaria renovación de las autoridades ejecutivas, vale decir, del presidente de la República, a través de los mecanismos y recursos institucionales que señala el texto constitucional. Por ello puede afirmarse que la confrontación autoritaria tiene sus días contados y que será, en definitiva, la gobernabilidad democrática la que se impondrá por encima de la belicosidad y pugnacidad que, hasta ahora, entre otros aspectos, han sido los rasgos dominantes del régimen que encabeza el comandante Hugo Chávez Frías.