Opinión Nacional

¿Genuflexos o desestabilizadores?

En la Venezuela contemporánea de finales de siglo y milenio se ha producido un número apreciable de cambios y de fenómenos sociales y políticos que, en su conjunto, conforman no sólo uno de los mayores laboratorios para el ensayo, formulación de hipótesis, la construcción de propuestas y categorías de análisis, sino que también debemos agregar el hecho de que tales fenómenos (algunos totalmente innovadores) requieren hoy más que nunca ser tratados y explicados en forma rigurosa y sistemática.

En nuestra América Latina y en el caso particular de Venezuela, hemos logrado conformar una pequeña comunidad científica, que permanentemente asume su responsabilidad en la explicación y tratamiento de los procesos políticos que continuamente se registran en los diversos contextos políticos (la crisis de las organizaciones partidistas, la creciente personalización del poder, el resurgimiento de populismos de diverso cuño y tinte, la crisis de gobernabilidad o ingobernabilidad de la democracia, la especificidad de los procesos de transición, modernización y de reordenamiento institucional, entre los más significativos) que exigen de parte de los politólogos, sociólogos, economistas e historiadores, no sólo un abordaje crítico, sino en la medida de lo posible un tratamiento más sistemático, más en ruptura con lo que dice el sentido común.

Nuestra mayor contribución y reflexión al debate democrático y frente a los procesos políticos registrados en nuestro país sin lugar a equívocos, será la de aproximarnos a los mismos con un alto grado de relevancia, rigor y acuciosidad disciplinaria. Nuestro trabajo diario no puede estar condicionado y menos aún depender de los poderes de turno. De los poderes de turno dependen los políticos, los contratistas, los militantes, los burócratas y demás , a diferencia del quehacer intelectual, la docencia y la investigación que poseen un alto nivel de crítica y autonomía funcional, y que ciertamente, se asumen con pasión y compromiso y se convierten de alguna manera en un apostolado, que día a día se desarrolla debido a la convicción que hay de parte nuestra en relación al compromiso y posición a ocupar dentro de la sociedad.

En otras oportunidades hemos señalado apoyándonos en las contribuciones de Gianfranco Pasquino que la tarea del intelectual no consiste hablar en nombre del poder político, ni muchos menos a favor del poder político. Consiste más bien en hablar al poder político con explicita franqueza sabiéndolo contradecir. El intelectual habla en voz alta, a despecho de los poderes constituidos. En el mismo orden tendríamos (apoyándonos en Giovanni Sartori) que en esencia, el problema consiste en cómo el saber (el que sabe) se relaciona con el poder (el que manda). Agregamos a esto que un poder sin saber es un poder limitado y circunscrito por su propia falta de conocimientos y visión. Pero un poder asistido por el saber – y por ese saber tecnológico que se resuelve en una tecnología del control del hombre – se convierte eo ipso en un poder potencialmente ilimitado, salvo aquellas limitaciones establecidas en nuestras leyes y costumbres.

Nuestros planteamientos persiguen dejar bien claro el hecho de que no serán las CONSIDERACIONES COMPLACIENTES las que harán crecer y mejorar a los regímenes democráticos, a este lo favorecerán las críticas fundadas, tanto más creíbles si provienen de quien ha sabido renunciar a numerosos y fáciles privilegios. Sólo por ofuscación se le puede etiquetar a la ciencia política y a la sociología de conservadoras, nuestras disciplinas son autenticas empresas revolucionarias y críticas, injustamente se les acusa tanto a la sociología como a la ciencia política de desestabilizadoras, por el simple hecho de contradecir el sentido común y no estar al servicio y merced de un determinado poder.

Lo cierto del caso es que el anhelo de una sociedad más abierta, plural, justa, tolerante y verdaderamente progresista, sigue estando presente en mucho ciudadanos de antes y de ahora, políticos e intelectuales, en el gobierno y en la oposición, su logro dependerá del esfuerzo de cada quien y por supuesto de la visión y el compromiso que asuman nuestros conductores, políticos y especialistas. Veremos …

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