¿Ganará la oposición en 2012?
Bien, ¿por qué no estoy de acuerdo con las primarias?, ¿quién debería ser el candidato?, ¿hacia dónde debemos ir? La solución a estos dilemas son universales, han sido aplicadas miles de veces con éxito. Venezuela necesita con urgencia un Frente Amplio, un frente popular, Democrático, Nacional, de Concertación (fíjense que usé todas las banderas políticas), un movimiento que agrupe no a la mayoría sino que agrupe a «TODOS» los opositores al chavismo. Así le ganaron los españoles al fascismo, los chilenos, los brasileños, los argentinos, así fue como todos los países conquistaron sus democracias.
Manuel Azaña uno de los políticos españoles que más influyeron en Latinoamérica, dijo durante la Guerra Civil: «Lo que más amenaza a la República es la Estupidez», que es a mi juicio, lo que más amenaza a la oposición. Usted dirá, ¡pero, bueno! ¿Y entonces, no es que la Mesa los tenía locos? Verá, allí precisamente es donde está el problema. La Mesa de la Unidad no «es la oposición», es parte importante de ella, representa al 29,03% de los votantes. Pero la Mesa de la Unidad no le ganó al chavismo en las últimas elecciones, de hecho, perdió frente a ellos (por casi 200 mil votos). Fue la Mesa, más el resto de los partidos opositores a Chávez, que ganaron. Pensar que la Mesa es el «Frente Amplio» no es sensato, políticamente hablando.
¿Puede la oposición ganarle a Chávez? La respuesta es sí. ¿Puede a mi juicio la Mesa sola ganarle a Chávez? No. Para ganar, la Mesa necesita dos millones trescientos mil votos, sola como le advierte el PPT, no lo lograrán. Solo un frente popular, con un candidato que emerja de un pacto puede ganarle al chavismo. Solo un candidato respaldado por la izquierda radical, puede garantizar la inclusión de esos 2 millones de votantes necesarios para ganar las elecciones. Solo el candidato que centralice la confianza puede garantizar la precaria gobernabilidad en una transición, que de seguro lo devorará.
¿Por qué una transición? Porque viene un cambio de modelo republicano que no repita la insensatez de la cuarta República, ni el disparate de la quinta. Políticamente es una transición porque no es la continuidad del socialismo del siglo XXI, económicamente lo es porque supone establecer lo mejor de la cuarta y de la quinta, desprendiéndose de lo peor. Geopolíticamente supone un cambio de modelo en todas las relaciones internacionales y como tampoco vamos a arrasar en las urnas, sino más bien vamos a ganar con un margen justo, supone electoralmente una transición donde ambas mitades poderosas van a estar en perpetua pugna.
Militarmente es una transición y peligrosa. Quienes piensen que el modelo no ha calado en un porcentaje importante de la Fuerza Armada y que un sector no va a conspirar, es no entender nada de política. Es no comprender a Aylwin en Chile, Alfonsín en Argentina, o Suárez y Calvo Sotelo en España. ¿Tendrán éxito? No lo creo. Pero de que habrá negociación por la fuerza, la habrá. ¿Que por qué esta transición va a devorar a ese candidato? Porque esas son las reglas del juego en toda transición. Nadie sobrevivió a la transición en España, ni en Chile ni en Argentina, en fin, en ninguna parte, es lo lógico porque paradójicamente ese frente para ganar las elecciones, es solo el comienzo. De hecho, me atrevo a pensar que ese primer gobierno de frente amplio o de concertación sucumbirá a las presiones junto con el partido al cual pertenezca, el segundo un poco más, hasta llegar al acuerdo que impulsará a una nueva República; paralelamente a este proceso, ya se habrán fortalecido los partidos.
Hoy, es tiempo de buenos políticos, de mucha astucia y de comprender el signo de los tiempos Porque lo que viene, es joropo.
@thayspenalver