Fumar y continuidad administrativa
Me tomo por sorpresa una noticia de prensa del día 31 de Mayo según la cual, aquí en Venezuela, se suspendía hasta nuevo aviso, la resolución ejecutiva sobre un ambiente libre de humo de tabaco y que fue muy bien recibida por miles de venezolanos cuando fue anunciada hace unos meses por el Ministerio de Salud . La nota del diario “El Nacional” afirma que, “debido al cambio de autoridades en ese despacho la decisión –que prohíbe el consumo de cigarrillos en bares y restaurantes-quedo en suspenso”. No se sabe hasta cuándo. Espero que las bondades de la medida no estén en duda, toda vez, su efecto beneficioso a favor de la salud. Así mismo, el impacto económico es mínimo para la industria y el comercio como se ha demostrado en los países en donde la misma se ha aplicado.
Mi preocupación, además del hecho de que Venezuela estaba dando un salto cualitativo con esta medida progresista a nivel mundial, al ser uno de los pocos países que ha tomado decisiones vinculantes en esta materia y el segundo en Latinoamérica después del Uruguay, está también, en lo que se refiere a esa suerte de permanente cultura en el manejo de los asuntos de estado, en la cual el cambio de un Ministro o de autoridad, modifica, cambia o deroga decisiones de los directivos anteriores, como si se tratara de cambios de gobierno. Incluso cuando existen Instituciones solidas ni siquiera los cambios de gobierno deben significar un trauma en cuanto a disposiciones administrativas que impliquen fortalecer los beneficios de las políticas públicas.
En el manejo de los asuntos de estado, las normativas ejecutivas son por lo general el resultado de estudios, evaluaciones técnicas y no de caprichos personales de quienes asumen las nuevas responsabilidades. Por ello, en una gestión transparente que incluye la rotación de funcionarios no debe prevalecer el criterio de congelamiento, paralización o modificación de decisiones anteriores. Por ejemplo, es visible el cambio permanente de directivos y funcionarios de muchas instituciones basados en el criterio de que “entraron con el anterior “, lo cual retarda la continuidad de políticas beneficiosas. Ello, además, deteriora la propia efectividad del gobierno en el manejo de los asuntos públicos. De allí mi dificultad de entender, si la noticia es ajustada, que tiene que ver un cambio de un funcionario con una decisión tan beneficiosa para gran parte de la población.
Volviendo al terreno de las zonas “libres de humo”, sin duda, el día mundial del tabaco, era la perfecta ocasión para que Venezuela anunciara su decisión de promover espacios libres de esta contaminación perjudicial para la salud. Deje de fumar hace muchos años, aspiro a que muchas de las personas que me rodean dejen el vicio. Para aquellos que creen que se les coarta su libertad de decisión se me ocurre decirles que la prohibición de fumar en sitios públicos será una pequeña porción del espacio a que tenemos opción la mayor parte del tiempo.
Cuando el Papa Urban VII en 1590 prohibió que se fumara o masticara tabaco en las iglesias, con amenaza de excomunión, produjo un verdadero torbellino. No paso de allí. A quien se le ocurre hoy día pensar que se puede fumar en una iglesia. Por ejemplo, pocos protestaron cuando se prohibió fumar en los aviones. Pronto, si la medida prospera, no recordaremos como era eso de fumar en un restaurante.