Fraude peligroso
También la payasada plebiscitaria de diciembre de 1957, preludio de la caída de la misma dictadura. Éste ha sido un fraude de ejecución progresiva, anunciado por autoridades civiles y militares, aliadas en lo que dieron en llamar “comando cívico-militar de la revolución”. Para ellos no han existido ni Constitución, ni ordenamiento jurídico respetable, ni leyes o normas electorales, ni decencia ni respeto a los derechos fundamentales de los ciudadanos. Más de una vez dijimos que el problema no era cuantitativo, es decir, de más o menos votos, sino cualitativo. Capriles obtiene la mayoría, pero el Consejo Nacional Electoral cumple la orden del “comando cívico-militar” de proclamar a Maduro por encima de cualquier consideración legal o ética.
Respaldamos plenamente la reacción de Capriles. No podemos reconocer esta farsa fraudulenta. Sus palabras han sido terminantes. “…el resultado del CNE no refleja la realidad… el derrotado fue el candidato Maduro y su gobierno… Este es un gobierno mientras tanto y voy a hacer todo lo posible para que el país cambie…”, dijo entre otras cosas de suma importancia. Merece nuestro apoyo y, más que eso, nuestra disposición a trabajar activamente para lograr el restablecimiento pleno de la democracia por el respeto a la Constitución. Llegó la hora de trabajar, seriamente, por la relegitimación de todos los poderes públicos, empezando por el propio poder ejecutivo, hoy encabezado por alguien que no goza de origen legal, ni de legitimidad, ni de competencia, ni de respeto.
No podemos resignarnos a contemplar pasivamente el final de la República. No somos ni seremos comunistas. En consecuencia, rechazamos el control del gobierno cubano sobre áreas fundamentales de la nación, incluida la presidencia. Indignados vimos flamear las banderas de Cuba frente al Palacio de Miraflores, la noche del domingo. Defendamos la soberanía nacional, la dignidad del pueblo y lo mejor de la herencia de nuestros Libertadores. Capriles dio un paso al frente y marcó la pauta. Pa´lante con todo.