Opinión Nacional

Fraude: La mayor prueba está en los cuadernos de votación

Así como hay un lenguaje corporal, se puede leer entre líneas de discursos oficialistas e informes de acompañantes. Tras la formalidad de lo que expresan en apariencia, lo que ocultan y temen, aflora en lo que dejan de expresar. Maduro, que ha dado demasiadas evidencias de su pésima escolaridad y conocimiento del entorno, no puede ser tan malo en la resta de dos cifras simples, y en lugar de indicar que la diferencia entre los votos que le otorga el CNE y los que le asignan a Capriles, es de 230.000, varias veces ha gritado 300.000, inequívoca señal de que inconscientemente rechaza nombrar la cantidad que acordaron asignarle por encima de la del candidato opositor. Si hubiera errado una sola vez sería entendible, normalmente los errores no se repiten, se corrigen (suponemos que no volverá a llamar Estado a Margarita, ni volverá a confundir a Corpoelec con Corpoven), pero persiste en los 300.000 como diferencia, como también aceptó contar todas las papeletas en las cajas para enseguida decir que llevaría semanas, sin aclarar porqué, ya que eso sólo tomaría algunas horas. Insiste en modificar el número que surge de la tramoya urdida, con el CNE, para declararlo ganador ajuro, y en modificar el tiempo que regularmente lleva revisar el contenido de cada caja. Raro.

Los voceros Álvarez y Penco, de la UNASUR, organización en la que Chávez jugaba importante rol como promotor y patrocinante, fundamentan su informe preliminar en una Tautología: que los resultados que da el CNE son los resultados ¡ porque los da el CNE que es la máxima autoridad electoral ! De manera que esos “acompañantes” deben haber visto una campaña en igualdad de condiciones, en la cual ese CNE, que de cinco rectores, tiene cuatro chavistas militantes, se mostró de lo más imparcial, impidió los abusos del oficialismo y garantizó que el proceso fuese Libre y Transparente, como lo establece nuestra Constitución. Peligroso, que en vez de acompañantes objetivos tengamos socios ideológicos incondicionales. No hay peores ciegos que quienes no quieren ver.

La campaña de Nicolás Maduro se inició el 8 de diciembre del 2012, cuando Chávez en cadena nacional y llevando su megalomanía al máximo, lo nombró su sucesor, como si en Venezuela hubiese una monarquía, y despreciando -una vez más- lo “participativo y protagónico del Socialismo del siglo 21”. Ya investido como candidato único del oficialismo, sin debate interno ni oportunidad de expresión a las diversas corrientes y a los potenciales candidatos que deben existir en el seno de ese caleidoscopio de la ultra izquierda estalinista y el militarismo, Maduro comenzó a ordeñar la figura de Chávez, convirtiéndose en su vocero e interlocutor primordial, inventando diálogos y reuniones que jamás sucedieron, engañando a los seguidores más incautos, estirando la ilusión de vida y lucidez, de quien muy probablemente ya estaba inhabilitado para pensar y comunicarse, o embalsamado (mantenido en secreto hasta que las presiones nacionales e internacionales los forzaron a improvisar el traslado desde Cuba y luego el anuncio oficial del postergado fallecimiento). La caprichosa e injustificada prolongación del velorio (once días) contrasta con la prisa de una proclamación a 16 horas del primer boletín del CNE, y en medio de un reclamo formal del sector opositor, que es la mitad del país y exige contar todas las papeletas, una auditoría absoluta. El que no la debe no la teme. Si el registro electrónico refleja fielmente lo que los electores decidieron antier, contar todos los comprobantes confirmaría que el sistema es confiable.

Las dudas y la desconfianza en el CNE han venido aumentando por muchos años, debido a la propia conformación y el comportamiento de ese organismo, que no refleja a la sociedad venezolana, sino el sectarismo del régimen. La automatización a cargo de una empresa escogida a dedo, Smartmatic, que ha sido cuestionada en varios países y le pagó unas vacaciones a Jorge Rodríguez, el que la seleccionó sin Licitación. Sistemas informáticos de entidades que imprescindiblemente deben ser a prueba de riesgos, como la Banca y el Pentágono, han sido hackeados. ¿Cómo no sospechar que el Código Fuente del programa Smartmatic no contenga instrucciones ultracifradas que cambien resultados en las cajas que no van a ser auditadas, contando con la complicidad de la CANTV en manos del oficialismo, y un Centro de acopio y modificación de datos que los intercepte y reenvíe con segundos de Delay -retardo-? Los equipos captahuellas y las estaciones de “información” al elector, sirven para reforzar en intimidados votantes (en especial empleados y receptores de ayudas del sector público oficialista) el temor de que se conozca cómo votan. Y es obvio que el empeño en obligar a cada elector a presentar su cédula en esas estaciones, donde supuestamente prestan el servicio de informar el número de la Mesa que le corresponde, la página y el renglón en que están sus datos, logra otros objetivos: 1. Retarda el proceso. 2. Nutre centros de acopio de data donde cruzan esa información con la lista de los electores que el oficialismo tiene bajo estricto control (por lo que sea que reciban del sector público, incluso a nivel de simples promesas), para enviar a sus patrullas a buscar a quienes aún no han votado, lo cual hacen por conminación forzada y amenazas. 3. La ampliación del horario, llevando la hora de cierre de 4 pm a 6 pm, les permite también utilizar la información de aquellos electores que no se han presentado ya cerca de la hora de cierre, para dar una cédula (no en balde los cubanos controlan los servicios de Identificación) con los datos del elector inasistente, a un cómplice con similares características en edad y color de la piel, que irá a votar por quien se abstuvo. Todo eso se entierra con el cuaderno de Votación.

Sobran las razones de peso para desconfiar del CNE; El REP (Registro Electoral Permanente) ha crecido exageradamente, comparado con el crecimiento poblacional, y muchos de los nuevos inscritos ni siquiera presentan una dirección de habitación, lo que hace deducir que parte de ese aumento está ocupado por dobles o triples cedulados, que duplican o triplican delictivamente los votos de esa porción, a favor del régimen y en perjuicio de los ciudadanos que ejercen sus derechos sin delinquir. Los Observadores internacionales, que frenaban los abusos del CNE, han venido siendo sistemática y gradualmente disminuidos. Hoy, llegan sólo acompañantes, con poco tiempo y menos posibilidades de escudriñar en las grietas por donde se cuelan los atropellos y trampas. No ven o se hacen los que no ven las variadas formas de aplicar Operación Morrocoy, la intimidación de los uniformados del Plan República, militares armados en un acto que es esencialmente civil, en algunos casos simpatizantes del oficialismo organizados en la inconstitucional Milicia. Buses repletos que trasladan docenas de presuntos votantes, y los centros se han multiplicado como para que no queden lejos de los domicilios de los que en ellos votan, por lo que no se justifican los buses (pero facilita el traslado a varios centros, luego de quitarse la tinta “indeleble” y cambiar de cédula). El Consulado en Miami, donde están inscritos 20.000 venezolanos, la mayor colonia en el exterior, permanece caprichosa y negligentemente cerrado, obligando a quienes puedan hacer los sacrificios que ello implica, a viajar a New Orleans, a 1.600 kmts, para ejercer sus derechos. Que en países donde el voto es manual y los resultados se dan en tres horas, (y aparece la foto del elector en su renglón del cuaderno, vacuna contra quienes coleccionan cédulas), mientras en Venezuela, con el “sistema computarizado más avanzado del mundo” la rectora principal da SU primer boletín cerca de la medianoche o más tarde, levanta una que otra suspicacia. Que en un país obviamente dividido en dos mitades, podamos descubrir Centros de Votación donde el 100% de los votos son a favor del régimen. Que el sistema de medios del Estado, que somos todos, esté al servicio del candidato del gobierno, y apenas dedique escasos minutos al opositor, no calza en el marco de una supuesta democracia. Hay vasos comunicantes de los recursos del Estado que el oficialismo utiliza como propios, en lo que debería ser juzgado como Peculado de uso, pero que es simple travesura revolucionaria y antiimperialista. EEUU, a través de una funcionaria en Washington, hizo votos por la legalidad y la transparencia en la situación venezolana, e inmediatamente funcionarios del régimen se rasgaron las vestiduras y denunciaron Intromisión. Lula y Maradona llaman a votar por Maduro, así, sin anestesia, y eso como que fortalece nuestra soberanía. La Juramentación del presidente Chávez, que según la Constitución vigente debió ocurrir el 10 de enero, fue calificada de formulismo burgués innecesario (y substituída por un circo callejero), pero en pleno reclamo por graves irregularidades e inconsistencias en la actuación y los resultados del CNE, en horas proclamaron al dudoso ganador y preparan el innecesario formulismo burgués para el 19 de abril, a pedido del ilegítimo y a todas luces apurado Maduro, el que va a ayudar “a los mongólicos y patenelsuelo” (sic en latín, sick en inglés).

Tibisay Lucena no le da importancia al comprobante que cada votante deposita en la urna electoral de su Mesa de Votación, imprimiéndole gran incoherencia al hecho de que lo que el elector recibe al votar, deja de tener significado, pues lo importante es la data que emana del cerebrito programado de la máquina. Es entonces un absurdo que las cajas luego se sellen, firmen y resguarden. Y más absurdo aun, que aparezcan botadas, o quemadas, cuando la Oposición exige que revisen sus contenidos. Piromanía express. Ya sólo falta que también le metan candela a los cuadernos, y luego argumenten que necesitaban el espacio para construir nuevos refugios. Destruir evidencias en países civilizados es delito. Acá corean: “¡ Así, así, así es que se ganan elecciones” !

Mantengamos la exigencia de revisar todas las urnas y sus comprobantes, y CRUZAR esa data con todas las actas expedidas por las benditas maquinitas y, muy importante, cruzarla también con la data contenida en los Cuadernos de Votación. Estoy seguro de que el petróleo dejará de ser nuestra principal exportación a partir de ese encuentro de informaciones: Exportaremos irregularidades, evidencias de abusos, atropellos, delitos electorales, y multiplicación de Votos, que van a dejar aquella proliferación de peces en la Galilea antigua, como acto de guardería infantil. Chávez, te lo juro, la mayoría NO votó por Maduro [a pesar de lo que el CNE nos quiere meter de contrabando].

La Carta Magna establece que las elecciones deben ser Libres y Transparentes; Si te buscan con una lista y te extorsionan por lo que recibes del Estado para obligarte a votar por el partido en el poder, administrador circunstancial de los recursos del Estado con los que “benefician” a esos electores (y hasta pueden amablemente acompañarte frente a la máquina para asegurarse de que votes por el candidato de la extorsión), entonces no es LIBRE ese procedimiento. Si luego de un reclamo formal de, por lo menos, la mitad de la población que fue a Votar, que le exige al CNE que se revisen todos los comprobantes en las cajas y que se crucen con las Actas y lo asentado en los Cuadernos, se niegan a satisfacer esa razonada y justificada demanda popular, y responden con prepotencia y descalificaciones, entonces no hay TRANSPARENCIA en ese proceso. Y si no hay ni Libertad ni Transparencia, hay Violación de la Constitución, y lo que resulte de ese proceso viciado es ILEGÍTIMO.

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