Opinión Nacional

Fórmula práctica para encender la chispa de una revolución liberal

a mis amigos estadounidenses
John Cobin
Barry Conner

Lo básico es la separación de lo público y lo privado. Lo básico es el Gobierno limitado, los mercados libres y las instituciones privadas separadas del Estado. Lo básico es la democracia con límite: los verdaderos derechos humanos naturales a la vida, libertad y propiedad no deben ser sometidos a votación; tal el límite de la democracia.

¿Por qué “fórmula práctica”? Bueno, porque hoy todo el mundo quiere fórmulas efectivas que sean prácticas, y rápidas, y es lo único que quiere. Para todo: cocinar, adelgazar, engordar, vender, comprar, gerenciar, organizar, enseñar o aprender, cualquier cosa. El estatismo nos tiene a todos esclavizados y trabajando tiempo extra, y las largas y extenuantes jornadas no dan para más. Y hay otras causas, ¡pero no hay tiempo para tratarlas! Al menos aquí.

Si Ud. desea conocer la parte teórica, puede consultar mi ensayo anterior, si no lo ha hecho ya: REVISANDO GRIETAS EN EL PISO. Contiene sugerencias muy prácticas -sobre todo al final-, por aquello del filósofo liberal español José Ortega y Gasset: “Nada más práctico que una buena teoría.”

Además de fórmulas prácticas, la gente las quiere breves y resumidas. Quiere “tips”. Pues ahí van los tips que tratan de resumir el Liberalismo de Base:

1. Formar una corriente de opinión y con ella un partido,
2. enfocados en los postulados básicos del liberalismo histórico;
3. comenzando por una región.
4. Centrando las demandas en la inaplicación de las leyes estatistas -desregulación-, como primer punto, para lo cual se exige un plebiscito.
5. Pero apuntando al siguiente: privatización popular;
6. y al siguiente: poner al Estado en su lugar.


En Venezuela comenzamos por el Estado Zulia. Su capital es Maracaibo, la segunda ciudad del país. Hay dos documentos liminares que estamos preparando y discutiendo, con el Dr. Néstor Suárez, economista y empresario, quien lidera el equipo promotor del Movimiento RUMBO PROPIO. Aquí simplemente voy a transcribirlos:
1. Declaración de Principios
2. Plan de Acción

Esperamos que su contenido hable por sí mismo. Y que la lectura sea de su agrado. Muchas gracias.

Declaración de principios, fines y valores

Parte I. DEFINICIONES, FINES Y OBJETIVOS GENERALES

Artículo 1. Lo que somos. Rumbo Propio es una asociación política regional zuliana y liberal. Somos personas que -zulianas o no por nacimiento o adopción- amamos profundamente a nuestra región, y nos identificamos con los principios de Gobierno limitado, mercados libres, e instituciones sociales separadas del Estado. Y que guiados por ambos sentimientos, acordamos constituir Rumbo Propio y suscribir esta Declaración.

Artículo 2. No estamos contra personas. En la política de nuestro país se ataca demasiado a las personas, pero se es en exceso indulgente con las ideas, incluyendo las malas, porque erróneamente se considera que todas las ideas son buenas.

Artículo 3. Debatimos sobre ideas. Sin embargo debe ser a la inversa: todas las personas son absolutamente respetables, pero no todas las ideas, que pueden ser verdaderas o falsas, y por consiguiente benéficas o perjudiciales. No es cierto lo que nos dice el relativismo; sí hay verdades objetivas, como hay errores y hay falsedades. Las ideas tienen frutos, y sus consecuencias objetivas muchas veces van más allá de las buenas intenciones de sus proponentes. Algunas ideas son peligrosas por sus resultados nocivos a corto, mediano o largo plazo. Por eso las ideas, y sobre todo las malas, deben ser juzgadas de manera severa y rigurosa -y cuanto más temprano mejor-, aunque con máximo respeto para sus adherentes y defensores.

Artículo 4. Los liberales no somos contrarios al Estado sino al estatismo. El Estado tiene fines indispensables a cumplir, pero específicos y limitados. Como monopolio legal de la fuerza pública, tiene que organizar ejércitos y cuerpos diplomáticos, y policiales, perseguir criminales y administrar justicia, contratar la construcción de carreteras y puentes y colectar impuestos; y todo en gran escala. Por eso tiende naturalmente a la uniformidad, a la jerarquía centralizada, al empleo de la fuerza, y al formalismo, a veces hasta la solemnidad. Estos rasgos convienen a sus fines propios, pero se tornan rémoras insoportables en funciones de otra clase: producir bienes y servicios económicos y financieros, obras de arte, o practicar la docencia, la medicina, el deporte o la investigación científica. Estas otras labores requieren creatividad, independencia, agilidad, y disposición para las innovaciones y el servicio; por eso son para la iniciativa privada, el espíritu de empresa y el mercado. Estatismo es sacar al Estado de su ámbito propio, creando toda clase de trastornos al inmiscuirse en funciones distintas a las suyas y descuidar las propias.

Artículo 5. Desafueros y abusos son connaturales al estatismo en todas sus formas. Muchas décadas consecutivas de estatismo llevamos en Venezuela, por causa del predominio de los intereses especiales, y de las ideas colectivistas. En el colectivismo el Estado encarna algún ser colectivo -gremio, pueblo, nación, clase, etnia o raza- cuya primacía se exalta por encima de la persona y la familia. Todos las variedades de estatismo se parecen: mercantilismo, laborismo, populismo, nacionalismo, socialismo, comunismo o nazismo; o la más reciente, “neoliberalismo”. Se traducen en hegemonía y control abusivo y rapaz de un Estado ilimitado -asociado a grupos o categorías de intereses especiales-, sobre los individuos, la economía y la sociedad, sacrificados en nombre del colectivo. Todas generan autoritarismo, totalitarismo y dependencia.

Artículo 6. No somos neoliberales. Hoy el socialismo se nos dice único remedio ante el fracaso del neoliberalismo en los ‘90; como en su momento el neoliberalismo también se nos dijo el solo remedio para los fracasos estatistas de los ’60 a los ’80.

a) Pero el “neo” liberalismo nada tiene de liberal; y debería llamarse neoestatismo. Porque es la continuación del estatismo por otros medios, supuestamente más modernos:
— Escandalosos incrementos en los gastos y recursos del Estado, y por consiguiente en los impuestos y el endeudamiento.
— Transformación de monopolios estatales en privados, sin perder su naturaleza de monopolios.
— Aumentos igualmente escandalosos en el género, número y extensión de las reglamentaciones estatistas -impropiamente llamadas leyes-, y en la consiguiente intromisión de las agencias reguladoras estatales en la vida económica y privada.
— Y como “novedosa” guía para el intervencionismo gubernamental, el criterio de promover exportaciones en lugar de sustituir importaciones; mas sin renunciar a las discriminaciones y privilegios a favor de los beneficiarios exclusivos.>br?

b) Los liberales genuinos seguimos la vieja Escuela austriana, contra todo tipo de monopolio, enfatizando las funciones del mercado y el rol del empresario. Y advirtiendo siempre contra todos los excesos, no sólo en la emisión de dinero -al igual que los monetaristas-, sino también en el Gasto Fiscal, en la expansión del crédito, en los impuestos y en la deuda pública. Y nos mantenemos pendientes de todos sus desarrollos, p. ej. la Economía del lado de la Oferta, que insiste en la deflación, en la liberación de los factores y consiguiente “explosión productiva.”

Artículo 7. El estatismo nos trajo pésimos resultados. Estatismo tan duradero -cada versión más colectivista, radical y amenazante que la anterior- nos ha traído …:
— descuido en las obras públicas, administración de justicia, orden y seguridad, protección de las fronteras, criminalidad desbordada y hacinamiento carcelario;
— inflación, desahorro, desinversión, decaimiento económico, desempleo y pobreza;
— ineficiencia generalizada; ;
— vicios políticos: corrupción, conflicto y pugnacidad extremos, personalismo, y tendencias antidemocáticas; ;
— desintegración familiar y pérdida de valores, con ruptura de los tejidos social y productivo;
— degradación y deterioro de la educación en todos sus niveles y ámbitos, e igualmente de la salud y la previsión social;
— centralismo -político y administrativo-;
— y servilismo -lo opuesto a liberalismo-, que es la abyecta dependencia y sumisión a las autoridades.

Artículo 8. El estatismo nos reduce. El estatismo nos recorta los niveles generales de bienestar y libertades, educación, integración familiar y moralidad, y hasta de racionalidad. En economía, la inflación nos rebaja el poder de compra; y los altos tributos nos reducen el ingreso, la inversión y la riqueza. Una selva de reglamentos especiales reduce la vigencia del los Códigos ordinarios de derecho privado, y reducen las posibilidades de acción de los sectores privados. Además:

— La labor de los Gobiernos casi se reduce a programas asistencialistas, actividad por la cual sus titulares pretenden ser y son principalmente evaluados. Es cierto que el estatismo ha empobrecido a la inmensa mayoría de nuestro pueblo; pero la salida no es el asistencialismo estatal masivo, sino el sistema liberal o de libre mercado.
— Ausentes los partidos, los medios informativos, muy reducidos en número por el régimen de licencia estatal, reducen a su vez considerablemente la agenda política. La solución es siempre la misma, para partidos, medios, empresas, etc.: régimen de competencia libre y abierta.
— La actividad política se reduce a demandas por corrupción y otros procesos políticos, y el debate queda reducido a su denuncia y crítica. Pero ese y otros abusos -como los electorales-, son una consecuencia inevitable de la concentración de poder que entraña el estatismo.
— Y algo similar ocurre con el centralismo. Las máximas aspiraciones zulianas se han reducido a una ingenua exigencia por la descentralización del sistema, que es absolutamente impensable, utópica e imposible dentro del estatismo. Todo estatismo es centralizado, y el centralismo le es inherente. Por eso el auténtico remedio es cambiar el sistema: la desestatización.

Artículo 9. Proponemos la desestatización. No estamos contra el Gobierno nacional, ni contra el regional o los municipales, que mucho se parecen todos. Queremos atacar los males, no en sus consecuencias ni en sus síntomas, sino en su raíz: el estatismo. Por eso somos radicales, y porque buscamos la única solución completa y definitiva: el cambio por el sistema opuesto.

Artículo 10. El estatismo no es para el Zulia. Primero, porque no se aviene con la idiosincracia del zuliano, que por tradición es irreverente con cualquier despotismo. Y es amante de su libertad e independencia, de la iniciativa y la propiedad privadas, del bienestar y de la familia. Y del esfuerzo creador, así como del merecido y gozoso disfrute de los resultados productivos de su trabajo, riqueza e ingenio. Y también porque el Zulia tiene recursos humanos y naturales en abundancia, que merecen no ser irracionalmente dilapidados, sino empleados racionalmente en pro de su desarrollo económico y el bienestar de su gente.

Parte II. FINES Y OBJETIVOS ESPECÍFICOS PARA VENEZUELA Y EL ZULIA

Artículo 11. Nuestros fines. En esencia, esto es lo que queremos:

a) Erradicar la pobreza, la miseria y el desorden de Venezuela, comenzando por el Zulia. Por el único camino que lleva a esos fines: crear riqueza a través de la economía de libre mercado, también llamada capitalista, aunque con intenciones peyorativas.

b) Servir los zulianos a Venezuela y al mundo con nuestra producción y comercio.

c) Por ese camino -nuestro rumbo propio-, hacer del Zulia un emporio comercial y económico, un oasis político, y un semillero de ideas y creaciones filosóficas, científicas, intelectuales y artísticas.

d) En lo posible, servir de referencia y ejemplo a un país y un mundo que se encuentran ávidos de fórmulas aptas y modelos inspiradores, para resolver los tremendos problemas políticos, económicos, sociales y morales que plagan nuestro nuevo siglo XXI.

Artículo 12. Invocamos a Dios. Respetando a las personas de otras opiniones, los creyentes invocamos la protección de Dios Nuestro Señor -fuente de toda razón y justicia-, sobre todos nosotros, y nuestras intenciones, compromisos, empeños y labores.

Artículo 13. Queremos Gobiernos en sus funciones propias Adherimos al principio de subsidiariedad del Estado, pero bien entendido:

a) Las personas en sociedad tienen a su disposición, prioritariamente, los medios espontáneos y no coactivos: el lenguaje, la costumbre, la familia, la empresa y el mercado. Y al Estado por vía de excepción, para fines en los cuales esos medios se demuestran no aptos o insuficientes. Y en el Estado, la precedencia en el servicio le cabe al Gobierno local o municipal, luego al regional, y en lo que estos no pueden actuar, interviene el central; esta es la base del municipalismo y el federalismo.

b) Conforme este concepto, las funciones propias y naturales de los Gobiernos son aquellas para las cuales cabe emplear la fuerza pública:
— Administración de la Justicia y aplicación de la fuerza policial, en orden a proteger las vidas, libertades y propiedades de los ciudadanos, y hacer respetar sus contratos.
— Obras Públicas a base de impuestos, principalmente caminos, puentes y vías de comunicaciones que permitan y faciliten los intercambios entre personas y empresas.
— Defensa nacional contra agresiones externas, y representación diplomática y consular para nuestra representación en el exterior.

Artículo 14. Alivio estatal a la pobreza con cupones.Hasta tanto seamos una sociedad de primera, y mientras haya pobres, es aceptable el cumplimiento de una amplia pero selectiva ayuda asistencial a cargo de los Gobiernos. Pero no con limosnas, ni mediante propiedad y gestión de institutos estatales de enseñanza, atención médica y previsión.

a) Con las instituciones privadas que de ordinario prestan tales servicios. Y cupones para sus usuarios más pobres, reembolsables en dinero a las instituciones. Es decir, ayudando a tres categorías de pobres:
— educandos pobres, desde prescolar a la Universidad;
— pacientes y discapacitados pobres, incluyendo gastos de hospitalización, cirugía y maternidad, y medicinas y tratamientos;
— cotizantes y beneficiarios pobres de planes previsionales, incluyendo pensión por retiro, y seguro por desempleo temporal o incapacidad.

b) De esta forma cubriremos todas las contingencias sociales, con dignidad, y sin la odiosa discriminación actual entre quienes pueden pagar servicios privados algo mejores, y quienes son condenados a servicios estatales inoperantes, insuficientes y de la peor calidad.

Artículo 15. No más estatismo. Queremos erradicarlo, en sus tres manifestaciones típicas.

a) En lo político: Gobierno ilimitado, con demasiadas funciones diversas y heterogéneas, impropias de su naturaleza, e incapaz de cumplirlas, pero con infinidad de poderes y enormes cantidades de recursos supuestamente necesarios para hacerlo. Así somete nuestras libertades y nos esclaviza; toma nuestros recursos y nos empobrece.

b) En lo económico: mercados cerrados a la competencia libre y abierta, plagados de propiedad colectiva, impuestos excesivos, reglamentaciones entrabantes, e injustos privilegios.

c) En lo cultural y legal: instituciones privadas dependientes del Estado.

Artículo 16. Preferimos el liberalismo. Queremos el sistema opuesto; respectivamente:

a) En lo político, Gobiernos limitados. Por tres clases de límites:
— en funciones;
— en poderes, prerrogativas y privilegios;
— en gastos, y por consiguiente en recursos.

b) En lo económico, mercados libres. Y por tanto altamente eficientes y productivos, y así remunerados sus factores con ingresos sólidos, y por eso con amplia capacidad adquisitiva. Así pueden sostenerse empresas rentables -manufactureras, agropecuarias, mineras, de comercio o de servicios-, y sin necesidad de subsidios.

c) En lo moral y jurídico, sólidas instituciones privadas separadas del Estado, y por consiguiente libres de la politización y otras corruptelas. Son las familias, empresas, gremios, medios de comunicación, centros docentes, clínicas, entes de previsión, iglesias y otras asociaciones voluntarias de todo género. Con y sin fines de lucro. Sin dependencia tutelar y dominio políticos, pueden desarrollarse vigorosas y autónomas en una economía próspera. Dependiendo exclusivamente de los precios pagados por sus clientes y usuarios, y de los aportes de sus miembros, adherentes e interesados. De igual forma las asociaciones y partidos políticos, que también son por naturaleza asociaciones privadas, cualidad que debe preservarse, eliminando el actual régimen de control y fiscalización estatal.

Artículo 17. Queremos leyes verdaderas; no leyes malas. El estatismo se concreta y encarna en las leyes malas, que constituyen la negación de las verdaderas y justas leyes.

a) Rectamente entendidas, las leyes son normas generales para proteger los únicos derechos humanos individuales naturales: a la vida, libertad y propiedad. El Estado es precisamente instituido no para otros fines que para proteger estos derechos de la violencia y el fraude, los verdaderos crímenes; y los impuestos son establecidos sólo para financiar los servicios estrictamente públicos, encargados de asegurar su vigencia. Por eso los impuestos han de ser pocos, planos (uniformes), bajos y neutrales. Y como las leyes, iguales para todos.

b) Las leyes malas son las que atribuyen al Estado y Gobiernos otras funciones diferentes adicionales; más poderes -coactivos y de conceder privilegios-; y más recursos. Su derogación o inaplicación es primera y principal condición para una economía y sociedad libres.

Parte III. OBJETIVOS Y METAS INMEDIATAS

Artículo 18. Lo que Venezuela necesita de urgencia:

a) Una nueva Constitución, que consagre el nuevo sistema liberal de Gobierno; y leyes concordantes.

b) Y un partido político nacional que promueva, impulse y oriente el proceso de cambio para mejor, asumiendo su defensa y conservación una vez adoptado.

c) Prometemos trabajar desde ya para estos dos fines, con todo el ingenio, determinación y perseverancia que nos distingue a los zulianos.

Artículo 19. La transición a un Gobierno limitado. Tanto a nivel nacional como regional, la transición del estatismo al liberalismo exige dar los siguientes tres pasos o procesos:

a) Derogación o inaplicación de todas las leyes malas -intervencionistas, dirigistas y controlistas- a través de las cuales el estatismo se consagra, concreta e instrumentaliza. Este primer proceso se conoce como desreglamentación; y puede ser inmediato.

b) Capitalización de las personas a través de procesos de privatización no monopolistas, que pongan en manos de la gente los activos y recursos hoy impropiamente en manos de los Gobiernos. Este segundo proceso puede concretarse en un corto plazo.

c) Poner al Estado en su lugar, fuera de todas las funciones impropias que se arroga -impidiendo u obstaculizando su ejercicio por la sociedad-; y a cargo de sus funciones propias naturales, por cierto ahora muy descuidadas. Este tercer proceso puede tomar algún tiempo.

Artículo 20. Y el Zulia requiere un rumbo propio:

a) Una economía privada libre, robusta y pujante, creadora de riqueza, capital y empleo. Y de ingresos sólidos, capaces de proporcionar a toda la población zuliana un creciente nivel de bienestar, y también de generar ahorro suficiente como para realimentarse y multiplicarse mediante la inversión productiva.

b) Una sociedad de primera, de clase media en su mayoría, y con poder adquisitivo suficiente para pagar su educación, atención médica y previsión de buena calidad, sin requerir limosna estatal.

c) Para lograr estas metas, el Zulia no necesita separarse de Venezuela. Lo que precisa de urgencia es que su Consejo Legislativo recupere su facultad como tal, y que -previo referendum consultivo- decrete la inaplicación en el Zulia de todas las leyes malas, tanto reglamentaristas como tributarias.

d) En otras palabras, la inaplicación de las leyes que atentan contra la productividad y el bienestar de nuestra región. Que torpedean el funcionamiento de los mecanismos propios de una economía de libre mercado y precios, no dirigida por los mandatos de las burocracias, sino por la oferta y la demanda de bienes y servicios de consumo final y reproductivos. Y más en general: la inaplicación en la región de todas las leyes que nos impiden ser una sociedad de hombres y mujeres libres e independientes. En esencia, ese es nuestro Plan de Acción Razonado, en 10 artículos, que hemos titulado “Se acata pero no se cumple”.

e) A fin de motorizar ese Plan, el Zulia necesita de “Rumbo Propio”, esta asociación política liberal que acordamos constituir en la región, con todas aquellas personas -sean o no zulianas nativas o adoptivas-, identificadas con los Principios, Fines y Valores antes declarados, en letra y espíritu.

Plan de acción razonado: ¨Se acata pero no se cumple”

Parte I: UNA CORRIENTE DE OPINIÓN LIBERAL

Artículo 1. El Plan. En consonancia con la Declaración de Principios, Fines y Valores, suscrita por sus asociados y adherentes, Rumbo Propio propone el presente Plan de Acción para el logro y concreción de los objetivos y metas trazadas, exponiendo las razones y argumentos que lo fundamentan.

Artículo 2. Difusión ideológica y capacitación, primeras prioridades.

a) Ahora y en adelante, nos proponemos prioritariamente la más amplia difusión de nuestros principios y propuestas en el Zulia y Venezuela; y que puedan ser bien conocidas, comprendidas y adoptadas por todos los liberales en potencia: las mujeres y hombres que aman la libertad personal, el progreso por medios honestos, y el respeto a las leyes justas.

b) Nos comprometemos a despejar las innumerables confusiones y malentendidos en torno al liberalismo, producto de muchos años de adoctrinamiento estatista en la educación, la prensa y los medios comunicacionales y de entretenimiento.

c) Para conseguir el mayor número de adherentes, por la persuasión, y la convicción ideológica firme, nos comprometemos en un Programa de Formación de Multiplicadores Liberales, tendiente a configurar equipos de gentes consustanciadas con nuestro mensaje, y capacitadas para transmitirlo eficaz y fidedignamente.

d) La resistencia a las tiranías es tan vieja como ellas mismas. El liberalismo no es novedad anglosajona; tiene raíces muy antiguas en la tradición hispánica, que remontan al menos hasta el Rey Alfonso X el Sabio, en el siglo XIII. Y las ideas liberales están sembradas en la Escolástica hispana (o salmantina) de los siglos XVI y XVII, enseñada en ambas Américas hasta el siglo XIX. Del realismo filosófico de esa fuente proceden corrientes como la Doctrina del Derecho Natural y la Escuela austriana de Economía. De tales fundamentos vamos a informar, y de los más recientes desarrollos que suplementan y enriquecen este invaluable acervo intelectual.

e) A estos fines estamos organizando cursos, talleres y seminarios de diferente niveles, temas y orientaciones, y en distintas disciplinas, debidamente apoyados en revistas, artículos, libros, folletos, contenidos de la Internet, y material audiovisual.

Artículo 3. Una corriente de opinión liberal. Vamos a formar una ancha corriente de opinión, suficientemente familiarizada con la propuesta liberal para el Zulia y Venezuela.

a) Con el apoyo individual de mujeres y hombres identificados con nuestra causa: jóvenes y menos jóvenes, trabajadores, profesionales y empresarios, estudiantes y desempleados, jubilados y amas de casa, del campo y la ciudad; sin distinciones raciales, nacionales o regionales, clasistas ni religiosas.

b) Y el apoyo solidario de gremios, empresas, Universidades, sociedades vecinales o de fomento y organizaciones voluntarias. Los grupos y partidos políticos a nivel regional o nacional que comprendan y compartan nuestras inquietudes y propósitos, y expresen su voluntad de apoyarnos, serán bienvenidos. Igualmente los Consejos Municipales y Juntas Parroquiales.

c) En tanto sea necesario y posible, y compatible con nuestros postulados liberales, nos comprometemos a articular y dar formas organizativas, de interacción y movilización a esta gran corriente de opinión, y a proponerle una estrategia conveniente, para hacerla exitosa en términos de los fines propuestos.

Parte II: UNA ESTRATEGIA LIBERAL REGIONAL

Artículo 4. Antecedente e inspiración: “Se acata pero no se cumple”.

a) Tal fue la estrategia de supervivencia de la Colonia ante la Metrópoli, y después de la Independencia. En el Zulia tiene larga tradición, muchas veces confundida con separatismo y aún con anarquismo. Pero es el viejo precepto de los canonistas y pensadores medievales, contra la aplicabilidad de las leyes ofensivas a la razón, la justicia, la economía o el buen orden y armonía sociales. Leyes y decretos inicuos eran firmados, fechados y sellados en Madrid o en Bogotá, Caracas o Valencia. Pero en el Zulia y muchas otras regiones del país se acusaba recibo y conocimiento con una lacónica y expresiva fórmula: “Se acata pero no se cumple”.

b) Hoy es única vía y remedio verdadero para el crecimiento y desarrollo de las regiones de Venezuela. Cada Estado regional tiene su Consejo Legislativo, hoy órgano atrofiado. Pues bien, la gente que quiera poder tomar el camino de la libertad y la prosperidad en su región, puede demandar de su Consejo Legislativo que recupere como tal su facultad legisladora, para declarar la inaplicabilidad de las leyes malas. Por supuesto, previa consulta popular.

Artículo 5. La inaplicación de las leyes estatistas. Es el punto central y demanda principal de Rumbo Propio, y de la corriente de opinión liberal y partidaria del Gobierno limitado. Objeto y fin de esta justa exigencia es poder canalizarse, sin trabas o impedimentos legales, los enormes potenciales humanos y naturales del Zulia, en pro de nuestro progreso y bienestar, a los que en justicia sobrado derecho tenemos.

Artículo 6. Las Leyes buenas. Inaplicadas estas leyes malas -incluso las reformas malas a las leyes buenas- recuperarán sus hoy reducidos espacios de vigencia las otras leyes, preestatistas, compatibles con el sistema de Gobierno limitado. Son principalmente los antiguos Códigos Civil, Comercial, Penal y de Procedimientos. Eran leyes generales, respetuosas de la iniciativa individual, propiedad privada, y concurrencia abierta en los mercados, sin monopolios, subsidios ni otros privilegios. Consagraban asimismo una amplia libertad de contratación para las personas naturales y corporativas, en el marco de la cual era posible llegar a negociaciones y acuerdos voluntarios, tan favorables a las partes como al conjunto de la sociedad. A estas leyes buenas queremos volver.

Artículo 7. Las leyes malas. Desconfían del ciudadano y confían ciegamente en el funcionario; en consecuencia, le quitan al primero potestades y recursos que ponen en manos del segundo.

— Atribuyen al Estado y a sus funcionarios las mejores, más nobles y elevadas intenciones. Y una multiplicidad de funciones impropias, para el supuesto cumplimiento de las cuales depositan en sus manos toda clase de facultades, derechos y libertades. Y medios, arbitrios y recursos.
— Y atribuyen a los particulares las peores y más nefastas intenciones, imponiendo prohibiciones y vedas, limitaciones y restricciones, y exigiendo inspecciones, supervisiones y controles.

a) Las leyes malas se enumeran, clasifican y listan en Documento aparte, junto a la descripción de los beneficios específicos perseguidos con la inaplicación de cada una de ellas en:
— actividades productivas o económicas;
— impuestos;
— discriminaciones y privilegios;
— trabajo y relaciones laborales;
— moneda, banca y finanzas;
— bolsa de valores, cambios, y seguros;
— actividades sociales, educativas, culturales, recreativas, o consideradas como tales;
— actividades criminales y justicia.

b) La lista de leyes malas es larga, por causa de los sucesivos Congresos nacionales venezolanos, los cuales desde hace muchos años sustituyen las leyes buenas por las malas, y las malas por las peores: cada vez más arbitrarias e injustas, y causantes de monopolios y privilegios, intrusivas, entrabantes, costosas, empobrecedoras, confusas, enredadas y hasta mal escritas.

c) Pero sólo puede derogar una Ley quien tiene poder para dictarla, la facultad legislativa. No es el Poder Ejecutivo Nacional -tampoco el regional- quien ha de devolverle al ciudadano los poderes y facultades confiscadas por sucesivas generaciones de legisladores, tanto regionales como nacionales.

Artículo 8. El plebiscito o referendum consultivo. Como primera medida, y con esa corriente de opinión y apoyo, vamos a solicitar del Consejo Legislativo y del Señor Gobernador del Zulia, con respeto aunque con firmeza, que se sirvan llamar a consulta popular -en fecha a determinarse- sobre el sistema que el pueblo soberano prefiere: estatismo o liberalismo.

Artículo 9. La pregunta. A fin de conocer con precisión la voluntad del soberano al respecto, la siguiente es la pregunta que cabe formular:
¿Está Ud. o no de acuerdo con tomar la vía liberal en el Zulia; y en consecuencia en decretar por el Consejo Legislativo la inaplicabilidad de las leyes estatistas en la región, las cuales se alega impiden o entorpecen el funcionamiento del libre mercado?

— SÍ ESTOY DE ACUERDO
— NO ESTOY DE ACUERDO


Artículo 10. Los siguientes pasos. Una vez encaminado el proceso de desregulación, nos toca seguidamente impulsar una privatización no monopolista, para capitalizarnos a los ciudadanos, y que contribuya a poner al Estado en su lugar, tal como se expone en nuestra Declaración de Principios, Fines y Valores.

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