Fascismo bolivariano de izquierda
Quedé estupefacto al leer las declaraciones públicas hechas por la Diputada Iris Varela solicitando al gobierno bolivariano la inmediata expulsión del insigne escritor, premio latinoamericano de novela Rómulo Gallegos, Mario Vargas Llosa, por su discurso con motivo del otorgamiento del Doctorado Honoris Causa que le confirió la no menos prestigiosa Universidad Simón Bolívar, la misma egregia institución que fundó el notable filósofo y pensador venezolano Ernesto Mayz Vallenilla, para quienes no lo recuerden; el autor de «El ocaso de las Universidades» y los «Fundamentos de la ratio técnica», entres innumerables títulos sobre el destino de la especie humana y su tensa relación con la razón onto-tecnolumínica, como él mismo la denominó en una de sus incontables y certeras exploraciones reflexivas.
¿Usted, que lee estas líneas, tiene alguna duda acerca de la raigambre nazi-fascista de la praxiología izquierdo-chavista?
Veamos: acaso no es fascismo urdir, desde la Presidencia de la República, «linchamientos» contra individualidades opositoras por parte de turbamultas enfebrecidas y sedientas de plasma «enemiga» en nombre de esos indigestos merjunjes seudoideológicos que concita el indiscutido líder de esto que se ufana de ser una «revolución». Acaso no es fascismo del más puro cepo inmoral amenazar al país con que si gana el NO el 15 de Febrero,
aquí en esta nación de estirpe libertaria habrá una guerra (literalmente, sin metáforas).
El atentado a la integridad física del General Raúl Isaías Baduel, a la salida de un Foro sobre la Enmienda Constitucional en la Universidad de Carabobo, acaso no es una incontestable expresión del más rancio fascismo bolivariano?
¿Se trata o no de prácticas de neto corte fascista y neototalitaria las bestiales agresiones contra manifestaciones estudiantiles cuyas únicas «armas» son unas franelas con el logotipo del NO estampado y las manos pintadas de blanco?
Si esto no es fascismo, dígame usted entonces qué es?. O es que yo no vivo en Venezuela y Chávez me tiene «loco» como gusta decir al Teniente Diosdado.