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Seguimos. ¿Cuándo se hizo presente, se manifestó, un consenso nacional venezolano por última vez? Recuerde el año 1.961. El contundente apoyo y conjunción de valores democráticos plurales contra la dictadura y el despotismo. Salvo mejor opinión. Toda Venezuela dio con acciones y manifestaciones un respaldo casi unánime a la democracia representativa y plural y a un régimen de libre comercio con ciertas regulaciones que luego se convirtió en una suspensión permanente. En ese consenso los valores nacionales formaron el ambiente sociopolítico del país y se formo una amplia y variada demanda y apoyo popular y ciudadano hacia las instituciones que se establecieron para luchar por la democracia y contra el despotismo y la dictadura militar. El consenso popular y ciudadano general sobre los valores nacionales fomentó el ambiente para la cooperación política entre las organizaciones que se reencontraron y se restablecieron y que habían pactado, se habían acordado primero sobre el objetivo común. Una consecuencia inmediata de este tipo de acuerdo fue el desarrollo de los programas de gobierno cuya meta consistió en promover el trabajo, el desarrollo, la salud, la educación, la vivienda, las obras publicas, las empresas, los comercios, etc., para bienestar del pueblo.
Papel importante jugaron todos los medios de comunicación, normalmente trincheras, pero cooperaron resueltamente en estos esfuerzos liberadores permitiendo ser censurados y atropellados con un mínimo de quejas y la incorporación de sus reporteros como miembros activos de las fuerzas políticas que desplegaron sus tareas en los distintos ámbitos del quehacer político.
¿Cuáles eran estos valores nacionales? Realizar una descripción, lista y discusión exhaustiva de todos los valores específicos que pudiesen contribuir al sentido de unidad nacional para lograr el apoyo ciudadano, del pueblo, y su cooperación a lo largo de esta lucha contra este régimen despótico y a lo largo y ancho de este país sería lo deseable, lo correcto, nos obligaría a una clasificación jerárquica y ordenada de los mismos y se sometería cada uno a un debate que puede ser muy constructivo o muy negativo. Pero no es lo práctico por ahora. Al final, es muy posible que no sea unánime pero si mayoritario el consenso. Pero tenemos la certeza de que los valores del país coincidirán lo suficiente como para generar el apoyo popular para respaldar la acción contra este régimen y probablemente se pueden resumir mejor en algún aforismo que simbolice la lucha, como por ejemplo: “Por mi madre, mi canto y mi arepa”. “Por mama, mi copla y mi arepa”. “Hay que escoger uno”, propóngalo usted, apreciado compatriota. (Más sabe el diablo por viejo que por diablo). Si lo propusiera ahora posiblemente sea considerado no adecuado, sentimental, superficial e ingenuo, una sintética declaración que resuma, si es posible, una serie de valores compartidos entre la población venezolana que justifique el propósito de la acción de defendernos de la agresión, de la invasión castro comunista, despótica, esclavista, que simbolice la defensa al niño, al joven, a la familia venezolana, al ciudadano, al pueblo todo, a nuestra cultura e identidad nacional.
La situación de Venezuela antes de este despotismo castro comunista actual tampoco era una sociedad idílica. Estaba emproblemada y con gran pobreza como ahora. Sin embargo, fue una sociedad que participo activamente en el esfuerzo de la construcción de una democracia representativa plural y creyendo que tuvo un rol importante en el resultado, hasta el punto que soporto la división de sus grandes partidos y eligió, al final, candidatos con apoyos minoritarios y hasta golpistas de origen y practica según sus propias confesiones a posteriori. En contraste con este momento, si alguien hoy en día sugiriere que la única razón de la lucha es cambiar al capataz solamente, ese ciudadano estaría sujeto a acusaciones de discriminación, descalificaciones, amenazas físicas y jurídicas, aislacionismo, a todo tipo de vituperio y descalificación política. Recordemos los casos que por simple sospecha les han convertido la vida en un infiernito. Ante la amenaza tangible que enfrentamos, las razones por las cuales el ciudadano y el pueblo no se han presentado espontáneamente, alegremente, cívicamente, a la lucha contra este despotismo castro comunista debe ser causa de inquietud tanto en las fuerzas políticas, demás organizaciones, etc., y en la propia ciudadanía en general.
Observamos en estos momentos un contraste entre el mensaje de carácter entreguista al castro comunismo y comunismo y terrorismo y narco mundial y racista y narcisista y de guerra, etc., del gobierno y los mensajes de la resistencia y la oposición que son casi abstractos, casi inofensivos, tibios, sin contundencia y sin llamar ni precisar ni encabezar ni liderizar acciones. ¿Causa? ¿Por qué? Parecen claras: en primer lugar, puesto que vivimos en un mundo donde la globalización ha creado una red extensivamente compleja de sistemas políticos económicos interdependientes, la resistencia y la oposición evita desafiar a la ideología socialista, comunista, colectivista de muchas naciones de cuyos relaciones dependemos y con quienes ellos mantienen relaciones (las internacionales políticas de derecha y de izquierda), especialmente con quienes tienen afiliación directa. Entre estas razones se debe incluir también la dependencia del ingreso petrolero. Además, la población venezolana esta siendo sometida a un adoctrinamiento comunista primitivo, dirigido por los castro comunistas y obedecido por el gobierno por medio de la aplicación de una serie de resoluciones ejecutivas y de leyes chimbas, cambios en el sistema educacional y la influencia de verdugos voluntarios e instituciones culturales impuestas por la fuerza bruta de los cubanos comunistas esclavos y de los rojos, rojitos, robots. Debido a estos cambios, muchos funcionarios del gobierno y no afectos al régimen, pero dependen del pago del gobierno, están sometidos y compelidos, obligados a rechazar cualquier cosa que pudiese llegarles desde la resistencia y la oposición. En consecuencia, alguna gente ahora tiene el impulso casi instintivo de evitar desafiar cualquier directiva del gobierno sin importarle cuán dañino y amenazante pueda ser para la cultura y en contra de los intereses nacionales de los venezolanos. Las fan. Salvan su pellejo y su comida. Recuerden: lo salvan momentáneamente, por poco tiempo. “Para vencer hay que atacar”. Continuamos en el próximo.
“La necesidad es un mal, no hay necesidad de vivir bajo el imperio de la necesidad”. Epicuro de Samos 341 AC-270 AC. Filósofo griego.