Este pueblo ahora es pendejo
Eso piensa el que te conté. Mejor será que lo vuelven a guardar en la sombrita.
El show de ayer en la Academia Militar es el acto más grotesco que he presenciado desde que este gobierno agarró el coroto. Ahora una parte de la sociedad revolucionaria –muy trabajadora- en palabras de Esteban, merece un aumento descomunal para compensar sus escaseces. Me refiero a los militares, que se hicieron acreedores a un aumento de cincuenta por ciento y la liberación de las cuotas iniciales para la compra de sus viviendas y vehículos. Se pisan los pies unos a otros, se pagan y se dan los vueltos y aun así, será difícil entender que los hace merecedores de ese favor “gobiernero”, que se les niega a maestros y médicos. ¿Será que hay fuego en el 23?
Mil milloncitos de dólares para el resto del año, en uso del más descarado populismo que ya no pueden ocultar. Vestidos en sus apretados uniformes, hicieron el intento de hacernos ver lo mucho que consideran a los militares y entre disertaciones acerca del capitalismo y sus maldades, el comandante dejó rodar los favorcitos que buscan votos y paciencia en una fuerza armada que consolida unos cien mil hombres. El miedo es libre. Mantenerlos tranquilos requiere de actos heroicos de su comandante.
Creo que nos toman por pendejos cuando nos tratan de explicar el porqué de estas medidas.
Los médicos de este país y los educadores, para sólo nombrar a dos gremios que siendo pueblo, no merecen los favores de la revolución, han sido castigados a las migajas que este gobierno les entrega a duras penas, después que sus zapatos han pateado la calle en actos de protesta. Ellos no son pueblo, ellos no soportan la revolución. Ellos no visten verde oliva, ni portan las armas de la nación. Ellos no se queman la vida en el desempeño de su misión. Los libros y los bisturís parecen no tener capacidad de tumbar gobiernos.
También nos toman por bobos cuando anuncian que la continuación de la Cota Mil estará terminada en cuatro años, sin ni siquiera haber comenzado la vía alterna a La Guaira, que ofrecieron en 2006 cuando se les cayó el viaducto. Pena debería darles un año después de meter a la gente en refugios, seguirles ofreciendo maquetas y mentiras, en lugar de soluciones. Se cansa uno de escuchar que la especulación acaba con la leche y el aceite y también me tiemblan de rabia los cojones cuando los escucho decir que la culpa de las cárceles la tienen los gobiernos anteriores.
¿Será que piensan que vamos a seguir engordando a estos ineficientes gobernantes y escuchando sus prolongados cantos llenos de esperanza, de futuro y de promesas?
Las elecciones serán el año que viene. Lo que parecía una arruga ahora se les ha convertido en un mondonguero que no encuentran como esconder. Cada día que pasa, con cada acción que acometen, confirman lo que todos los venezolanos –los que ellos creen pendejos- estamos presintiendo: no ganarán las elecciones.