¡Esta independencia sigue dando risas!
Un crítico del artículo anterior, cuyo contenido no captó, nos señalaba que en este momento no puede tener espacio la cobardía para llamar a la gente a que se vaya del país, a cuenta de que lo consideremos un expaís que hoy sólo tiene independencia para la pata del régimen.
Y concluyó: lo que hay que hacer hoy es sumarse a la oposición que llama a luchar por la independencia en todo y contra este bolivarianismo que esconde el comunismo al que nos quieren condenar. Y en esta tarea es esencial pelear contra el presidente ilegítimo Nicolas Maduro.
Indispensable, antes que todo, clarificar que en la anterior publicación señalamos que aquí no se trata de agarrar los macundales e irse, sino de formar parte de las luchas que está obligada a emprender la fuerza social, en forma consciente y organizada, para enfrentar sin violencia el orden de destrucción vigente.
Y si este es el objetivo central, se impone dejar de lado consideraciones secundarias, tocar lo relativo a la independencia, la oposición, sus acciones y el camino de lucha que consideramos adecuado para el momento actual.
A 202 años de su declaración la independencia no ha traspasado el nivel de mera denominación. La forma de nombrar un tiempo y una lucha fratricida. Nos guiaron a sentirnos independientes a fuerza de declaraciones sobre nuestro máximo valor: la patria-país-nación. Y todo arropado por la autonomía, soberanía, fraternidad y libertad.
Las declaraciones y juramentos de independencia continúan. Es nuestra mayor épica. El discurso de orden para el orden establecido no cesa. Crece ahora más que antes porque es superior el nivel de la mentira.
Pasamos del estadio supuestamente democrático de la independencia al socialista que es transición hacia el comunismo. Algo que aquí no tiene fundamento alguno y que hasta hoy ha fracasado donde se ha intentado.
¿Pero de dónde proviene esta independencia? Venimos de la guerra de los independientes que luchan por mejoras para su condición de blancos criollos con privilegios e ilustración. La misma que en 1830 mantuvo vigente la esclavitud y que en 1859 se abre a otro momento de la guerra entre los grandes poseedores y sus defensores, contra aquellos que levantan la bandera de pan, tierra y libertad.
La misma que se vuelve Pacto de Coche. Dictadura guzmancista, castrista, gomecista. Transición. Revolución para volver a la dictadura que dará paso a la democracia y ésta a otra supuesta revolución. Un camino de independencia de los dueños del mando-poder.
Pero los bolivarianos-socialistas-comunistas de hoy dicen que su independencia en nada se parece a la creada por los blancos criollos. Ahora hay independencia y patria para todos. Hasta para los hambrientos y moribundos. Y aumentan el cretinismo patriotero, para más burla y engaño. En el fondo se ríen de quienes creen en la independencia que nada tiene que ver con ellos.
Y ante el hundimiento en que nos ha colocado la independencia de la llamada revolución, no se trata de ir a formar filas con una dirigencia opositora expresamente interesada en lograr su específica y particular independencia.
Esto significa que estamos ante una fuerza que en lo político, ideológico y programático no se diferencia de la que dice querer sustituir, que esconde su militancia neoliberal, detrás de la mascarada del socialismo.
Esta es la misma oposición que convalida la maquinaria del fraude-trampa-CNE, que tiene como única política la acción electoral, sin descartar que puede tener fracciones que piensen y actúen bajo una orientación golpista. Una oposición cuyos enfrentamientos internos ya están a nivel de la “guerra de los audios” y que, definitivamente, no se diferencia radicalmente de la política que tuvo vigencia en los llamados 40 años de democracia ni en lo actuado en estos tres lustros del llamado socialismo.
¿Quién puede pensar que la actual situación económica y los problemas de la estabilidad-gobernabilidad sería superada por un gobierno de esta oposición de la misma “nueva independencia”?
Y si la salida a este terrible cuadro no está en los actores y acciones de la actual confrontación que impulsan y mantienen las cúpulas politiqueras ¿hacia dónde tendrán que dirigir los esfuerzos las mayorías que no suscriben un bando u otro?
La disidencia, protesta, inconformidad, indignación o como quiera llamarse, se inclina cada vez más hacia la realización de acciones no programadas por cúpulas partidistas.
La actual situación mundial obliga a la implantación de luchas renovadas. Las viejas formas tienden a quedar en el desuso-agotamiento. Las élites independientes de todos los países siguen disfrutando. Se ríen de las mayorías que siguen a la espera de la independencia-libertad-patria. Los pobres del mundo o Venezuela no tienen independencia.
Porque hasta hoy la independencia es declaración para la libertad y disfrute de los privilegiados de todos los países. ¿Qué hacer entonces hoy aquí?
Lo hemos manifestado y reiteramos. Ha llegado el momento de emprender tareas que toquen la raíz de nuestra realidad. O se hace esto o permanecemos en la convalidación de lo actuado por las cúpulas-minorías de cualquier signo.
Asumimos la posición de quienes impulsan una constituyente que sea expresión de la fuerza organizada y consciente del colectivo. Que no se parezca en su contenido y proyección a las que se limitaron a cambiar constituciones para dejar intacta la realidad social, económica e institucional.
Pensamos en una constituyente originaria. En la verdadera reconstrucción de lo que hoy tiene la condición-realidad de expaís en el cual la élite independiente constituye hoy la instancia de los dueños y señores que asumen el derrotado disfraz del socialismo-comunismo.
Y conste: estamos ante una actuación pacífica y apartada de toda práctica violenta y CNE, pero armada de la fuerza del colectivo dispuesto a hacer de su insatisfacción histórica una profunda, contundente y tenaz arma de lucha.
Entonces la independencia no seguirá dando risas. ¡Qué historia amigos! Twit: @ablancomunoz