Esperanzas por doquier
Nuevamente y en buena medida motivados por el recogimiento que la semana mayor nos permite, nos parece más que oportuno reflexionar un poco, detenernos a discernir una serie de cuestiones que como ciudadanos nos atañen, y en la medida de lo posible en frío y sin emotividades, aunque a veces no nos guste o atraiga debemos abordar lo referido a la situación actual de nuestro país, nuestro estado, nuestra Universidad y naturalmente nuestra ciudad.
De entrada esta justificado señalar que sólo con dirigir nuestra mirada a los diarios, los programas de opinión y naturalmente constatar lo cotidiano de cada día, es decir, lo que la gente siente, padece y expresa en una cola de un banco, en un mercado, en la panadería, en el barrio, en el pasillo de la universidad, o en cualquier establecimiento que albergue a los seguidores de nuestra selección nacional la orgullosa vinotinto, sólo por señalar algunos ejemplos y espacios representativos, podemos comprobar que el denominador común e ingrediente obligatorio de nuestro pueblo, de cada venezolano sensato, es sin posibilidad a equívocos la crisis que en todas sus manifestaciones arropa a nuestro hermoso país y a cada habitante del mismo.
Sin embargo y paradójicamente, la esperanza de un cambio en todos los ordenes, vectores y ámbitos esta presente en una cantidad importante y representativa de empleados, profesionales, obreros, estudiantes, científicos, comerciantes, humanistas y para usted de contar, que tienen dos principales rasgos como lo son en primer lugar la esperanza y seguidamente el pertenecer a una misma patria, origen y gentilicio como es el de ser “venezolanos”.
Estos días santos estuvieron en el caso de Mérida, precedidos de algunos acontecimientos y hechos, algunos más notorios que otros, asimismo encontramos algunos hechos que en medio de la semana santa a nivel nacional nos entristecen y avergüenzan como país. Entre los hechos anteriores a la semana mayor destacaron sin duda alguna la inscripción de las candidaturas para las elecciones regionales (Gobernadores – Alcaldes y Concejales), aunado a las elecciones en nuestra máxima casa de estudios (ULA). Un hecho menos notorio tal vez, fue la incorporación merecida (en hora buena para Venezuela y Mérida) del exquisito y renombrado musico y guitarrista caroreño Don Alirio Díaz a la Academia de Mérida, el pasado miércoles 31 de Marzo como individuo de honor. Dicho baluarte expreso en sus breves palabras al ser incorporado a la Academia de nuestra ciudad, una incógnita como fue ¿cuando saldremos del basurero actual que nos define como gobierno y país?. Finalmente, un hecho muy notorio para nunca olvidar fue lo referido a los soldados quemados en el Fuerte Mara y su posterior muerte, estos reservistas venezolanos, son tan venezolanos como Alirio Díaz, José Vicente Rángel, el ex ministro de información y comunicación capitán Jessy Chacon, o el mismo huésped de Miraflores que se niega a contarse en el Referéndum Revocatorio.
Frente a algunos obstáculos y situaciones que en un primer momento pudieran desmotivarnos tenemos que estar como nunca antes muy claros y dispuestos a que el país por entero navegará otras aguas menos turbulentas, mas esperanzadoras y por tanto, el país y cada venezolano nos daremos una oportunidad de lograr ese anhelo de cambio en una serie de ordenes, ese mismo anhelo de cambio que nos define como sociedad hace más una década. De manera que las esperanzas están por doquier, los venezolanos por entero rechazamos el que seamos tratados por la arbitrariedad, el fanatismo y el discurso hostil y pueril de todo aquel que no interprete el momento estelar y de cambio que estamos transitando, momento este que requiere por ende de coraje, talento, probidad y ganas de querer hacer bien las cosas. Venezuela, Mérida y la ULA lo piden y esperan, asumamos el compromiso y demos una muestra de raciocinio, justicia y amplitud.