Espejito, espejito
Dios libre a la oposición venezolana de tener un líder, si tal líder cuadra en los parámetros caros al teniente coronel. Ya se imagina uno quién es un líder para el caudillo venezolano: desde luego y en primer lugar, Fidel Castro. Luego, y en orden de relevancia: Marulanda “Tirofijo”, Mahmud Ahmadineyad, Sadam Hussein, Mugabe, Daniel Ortega, Evo Morales, Rafael Correa y cualquier suerte de personajes de esa calaña. Incluso la Sra. Piedad Córdova. Obviamente: de nuestro propio país se salvan dos o tres: Simón Bolívar, Ezequiel Zamora y Cipriano Castro.
Líderes de verdad verdad, para Hugo Chávez, son aquellos que calzan bota y empuñan una AK 47. El Ché Guevara, Bin Laden y todos aquellos seres protervos que se le parecen como una gota de agua a otra gota. Caudillos militaristas, inescrupulosos, violentos y entregados a sus más delirantes pasiones. Sobre todo una: asaltar el Poder y quedárselo por los días de los días. Si mucho lo apuran saldrán a relucir los nombres de Adolfo Hitler y Benito Mussolini, Perón y Pérez Jiménez. Y en el patio el Benemérito, que debe velarle sus insomnios.
Por supuesto: un tribuno civilista como Rómulo Betancourt no figura ni figurará jamás en la lista de sus líderes. Ni Pérez Alfonzo. Ni desde luego José María Vargas o José Antonio Páez. Por mencionar una media docena de los innumerables líderes civiles y civilistas de nuestra tradición republicana y libertaria. Esos no son líderes: para el teniente coronel son traidores.
Ya sabemos el calificativo que le merecen José María Aznar, “fascista” o el Rey Juan Carlos, Rodríguez Zapatero o la Sra. Merkel, Felipe González o cualquier presidente de los Estados Unidos. No hablemos de Fernando Enrique Cardoso, Alan García, “ladrón de cuatro esquinas” o Vicente Fox, “lacayo del imperialismo norteamericano”. Sin ir más lejos: Álvaro Uribe, “peón del imperio, mentiroso, traidor, cobarde” y ya no recuerdo cuántos epítetos tanto o más injuriosos. Todos los cuales parece haber olvidado de la noche a la mañana, como confesara en su rueda de prensa que ahora mismo sostiene, donde dijese sin que se le arrugara el abotargado semblante que nunca lo ha irrespetado.
No, teniente coronel: líderes como usted no tuvo, no tiene ni tendrá jamás la oposición venezolana. Voy más lejos: le apostaría mi cabeza que cuando usted se vea en la obligación de abandonar Miraflores – mucho antes de lo que usted quisiera y se imagina – el pueblo venezolano será de una absoluta unanimidad: ¡no volver jamás nunca a caer en brazos de un “líder” populista, militarista y caudillista como usted! El precio a pagar por ese dislate ha sido demasiado oneroso. 650 mil millones de dólares para estar en este miserable estado. La única capacidad de líderes como usted es la devastación de cuanto encuentran a su paso.
Dios nos libre de líderes de esta ralea. La oposición no tendrá líderes vociferantes y mentirosos, pero cuenta con un pueblo consciente, altamente educado, preparado intelectualmente y capaz de regir sus propios destinos. De su seno ya están emergiendo los jóvenes que asumirán la jefatura del país cuando llegue el momento. Y en la mayor discreción se preparan quienes ya se saben en el corazón de la gente, pero no se andan ofreciendo como meretrices de la política nacional. Son tan líderes, que usted se empeña en inhabilitarlos. Si la oposición no cuenta con lideres ¿por qué ordena sacar del juego a Enrique Mendoza y a Leopoldo López?
Se equivoca, presidente. Ya conocerá a los líderes de la oposición. Algunos han conocido el destierro y la cárcel por su culpa. Tienen integridad moral, preparación y honestidad intelectual. Todo aquello de que carecen los líderes que a usted le quitan el sueño. Es de esperar que cuando les llegue su hora, restablezcan el imperio de la justicia en nuestra patria. Y todos quienes han saqueado a la nación, paguen sus culpas. La verdad, guste o no gueste, tiene su hora.